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[A VIDA SOCIAL
Dorothy Jordan de la empresa M-G-M, sigue actuando en films de aviación. Su último fué “Hell Divers.” de M-G-M en el que actuó junto a Clark Gable y Wallace Beery, y ahora aparece en “The lost squadron” de R. K. O. con Richard Dix.
L DINERO que ganan las estrellas de cine con tanta lar
gueza y relativa facilidad, ha convertido infinidad de
seres que eran desconocidos y pertenecientes a clases modestas, en una verdadera aristocracia.
La única aristocracia que debía haber es la del talento y el trabajo. Pero no puede negarse que existe una parte de la sociedad que lleva una existencia cómoda y lujosa y que puede dedicarse a juegos y deportes, porque posee lo que es quizá más rico que nada; tiempo para esas cosas.
Hollywood posee su sociedad exclusivista de estrellas. No sólo en clubs, restaurants, y cabarets se echa de ver esto muy claramente, sino en todas las demás actividades privadas o públicas a las que se dedican, por gusto o porque la “publicidad” de los estudios se lo exige.
Sin embargo, no se crea que todas las estrellas se conocen a fondo, y que las reuniones y visitas son generales, como es lógico ¡que fuera, dado que todos trabajan para el mismo fin, el cine. Las estrellas están divididas en grupos, exactamente lo mismo
que en cualquier sociedad burguesa.
A NADIE se le ocurriría invitar para una comida en el | Embassy Club o en el Brown Derby a Constance Bennett y a Gloria Swanson. Ambas son rivales a muerte, como muchas otras actrices en Hollywood, y jamás aceptarían estar juntas en la misma fiesta. Cada una tiene su “grupito” de íntimos, de incondicionales. E Hace muchos años, cuando Gloria regresaba de Europa de su viaje de bodas, la recibió un grupo brillante de estrellas
DE CINELANDIA
POR J. SANCHEZ ESCOBAR
A la izquierda vemos la carita picarezca de Ruth Hall, joven artista de First National, y para convencernos de que también posee una figura escultural la vemos abajo en traje de natación. Arriba Don José Mojica que no hace nada por ahora, excepto divertirse en un viaje que lo tendrá por Europa por seis meses a lo menos.
y aspirantes, con gran alharaca y estruendo. Pues bien, una de las que más gritaban, entusiásticamente, era nada menos que Constance Bennett. Pero entonces no era la “rival,” sino la admiradora y la ferviente amiga. ¡Cómo cambian los tiempos!
E N Hollywood las señoras de la
casa tienen que estar perfectamente enteradas de todos los altibajos de la politica, exactamente como ocurre en cualquier ambiente esencialmente político o diplomático, so pena de “meter la pata” de un modo irreparable.
Por supuesto, que hay personajes por decir así neutrales, que centralizan alrededor de sí la flor y nata de la sociedad fílmica. Tal pasa con Marion Davies, Marie Dressler, Hedda Hopper y Jimmie Durante. De igual modo todos ellos pueden ser invitados a todas partes sin temor de que vayan a “caer mal,” es decir a estropear el espíritu de la fiesta.
La casa que más (va a la página 39)
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