Cinelandia (May 1932)

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CINELANDIA, MAYO, 1932 en la cabeza la idea del cine. Tampoco Jack Holt. Adolfo Menjou había estado desempeñando “partecitas” en películas sin que nadie le diera mayores oportunidades. Un amigo le invitó a cenar en Henry's, Chaplin estaba sentado en una mesa cercana, le vió, y en seguida le escogió para su famosa “Una mujer de París.” Este film admirable hizo la reputación de Menjou para siempre. Y así se podría seguir enumerando hasta la consumación de los siglos. Sin duda que algo tiene que ver la buena estrella con las futuras estrellas. COMO SE DESCUBREN (viene de la página 15) este número; pero lo opuesto es casi siempre más común y general. Decir que se consigue siempre a puro mérito la primera ocasión, es engañar al principiante: suele valer mucho más la amistad y la influencia de los amigos. Y esto, que a simple vista pareciera tamaña injusticia, tiene ciertas razones de lógica, de humana lógica en la lucha por la vida. Cientos de gentes golpean diariamente a la puerta de las oficinas de repartos: muchachitas, muchachos, hombre y mujeres de todas las edades y hasta niños asoman ansiosamente su cabeza a la ventanilla y dan, en voz alta, sus nombres. Nada más pueden hacer si no quieren conquistar el odio de los empleados. Pero en esos nombres cantados en voz alta va toda la esperanza de interesar, de llamar la atención, de demostrar la miseria interior a fin de ablandar el corazón del que selecciona los felices mortales que serán llamados para el siguiente día. Pero éste no tiene tiempo para contemplaciones. Diariamente, de la mañana a la noche oye las mismas frases, los mismos nombres. Ya los conoce a todos de memoria. Cuando es un nombre nuevo levanta la cabeza, y a través de la ventanilla se forma una impresión rápida del nuevo postulante: joven, viejo, arrogante, enjuto, de aspecto avasallador o tímido. Y lo cataloga en su memoria para el día, problemático, en que un director le pida exactamente un tipo así. Entre tanto, llegan, de las oficinas directoriales, las listas de extras para el día siguiente. “Cien muchachas elegantes para un baile,” dice un pedido. “Veinticinco hombres y mujeres de todos los tipos para una calle parisiense,” se lee en otro. El asistente extiende las listas sobre su mesa, y las va llenando de nombres. ¿De dónde saca esos mombres? A través de los años ha venido formando en su cerebro una “lista seleccionada.” Son los que, físicamente, le resultan más simpáticos, o aquellos que, por coincidencia, han llegado a ser sus amigos. Están también, en la lista, sus vecinos, sus parientes, los recomendados de los jefes superiores, a los que hay que complacer para mantener el empleo. Saca de su bolsillo las notas que lleva siempre a mano: el teléfono de aquel muchacho que le presentaron en una fiesta la noche anterior, y. con quien simpatizó: la dirección de la muchachita que conoció el último domingo en la playa y que es amiga de sus hermanas. Y asi va llenando la lista. Entre tanto, desde la ventanilla de la calle siguen llegando a sus oídos que no oyen, los nombres de los pobres postulantes que no tienen amigos ni padrinos que los defiendan. Algunas veces levanta la cabeza ante un nombre que le recuerda un tipo determinado, y mira, con desgano, a algún muchacho que desde la ventanilla lo observa con esperan 47 Esta magnífica y exclusiva fotografía de RAMON NOVARRO tamaño 10 x 13 pulgadas (25 x 321 cms.) GRATIS para nuestros nuevos subscriptores Si Ud. desea obtener esta bellísima fotografía que le sería imposible adquirir de otra manera, subscríbase a CINELANDIA por 12 meses y se la enviaremos a vuelta de correo. Esta es una foto genuina, autografiada para nuestros subscriptores por la bella artista. Esta oferta caduca el 31 de julio de 1932 CINELANDIA 1031 So. Broadway, Los Angeles, Calif ., E.U.A. Tncluyo cheque bancario (o giro postal) por $1.50 dólares por cuyo valor me enviarán la subscripción de CINELANDIA por un año y la fotografía de Ramón Novarro, autografiada de su puño y letra.