Cinelandia (July 1932)

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POR MARCELO ALFONSO CLARA BOW habla de su vida la chica del “it,” dice algo descon certante: todo lo de las películas, su celebridad, su atractivo, “no es nada.” Lo único real y positivo en su vida es su matrimonio con Rex Bell. Quiere decir con eso que se siente “casada,” o sea que se siente feliz; siente, en una palabra, que ha encontrado ya su cara-mitad, tras de tanto tropiezo amoroso. “Rex Bell se ha dedicado a amarme con el amor. más desinteresado que haya conocido.” En esas palabras la Bow sintetiza su satisfacción íntima actual. La Clara Bow—-torbellino, se está tornando, poco a poco, en una nueva mujer, con nuevas aspiraciones, nueva visión de la vida, nuevas costumbres. El matrimonio ha operado también el cambio de que Clara vuelva a tener fé en la gente, en las cosas, en su pro-. pia carrera. Ha borrado la amargura de los últimos tiempos, de una sola plumada. Como para registrar debidamente estos cambios, su pelo que estaba de color rubio el verano pasado, ha tornado a ser del color llameante que antaño la hizo célebre. Es decir, fisicamente vuelve a ser la misma, y es en realidad la misma, pero ahora, confortada moralmente por ese apoyo indudable que da a las mujeres su unión verdadera con un verdadero hombre, Clara Bow ha dejado de sentir la desconfianza, la zozobra que se habían apoderado de su ánimo y la tiempo. Pi. fin la inquieta, la famosa Clara, hicieron infeliz mucho LARA confiesa que detrás de “aquel alocamiento sin bri das” que la hiciera notoria, no había sino una pobre muchacha asustada y temerosa, quizá hasta tímida, que encontró esa notoriedad como un medio de defensa de sí misma. Tener un antifaz, a tiempo, evita innumerables tomadas de pelo, engaños, desdenes, sorpresas, canalladas. Pero esta comedia llegó a su “climax” hace poco. Los nervios de Clara ya no podían aguantar más. Estallaron. Hubo serio peligro de un desequilibrio que le hubiera costado la razón. Entonces, como una legendaria tabla salvadora, surgió un hombre, sano, entusiasta, simpático: Rex Bell. Su amor ha sido un bálsamo Aquí vemos a Wallace Ford y Anita Page en “Prosperity,” la próxima cinta en que veremos a Marie Dressler, la excelsa comedianta. Clara vuelve a la pantalla y sus admiradores querrán saber lo que ella dice en este artículo, por mediación del escritor Marcelo Alfonso, que nos revela su romance con Rex Bell, y planes para el futuro. para' la pobre muchacha, victi-: ma de la popularidad y de una falsa aureola de frivolidad. Ella se siente, naturalmente segura y confiada, ella que antes no parecia partidaria del matrimonio. Las circunstancias de esta aventura que parece haber terminado tan bien son más o menos conocidas del público. Huyeron un día al rancho de él; huyeron de las maledicencias, del escándalo, de la indiscreción despiadada de las gentes: Era cuando Clara Bow acaba de ser traicionada—son sus palabras—por su mejor amiga, su secretaria, Daisy De Voe, a quien tuvo que llevar hasta los tribunales, contra toda su voluntad. Fué en ese proceso cuando la de Voe hizo revelaciones—falsas o ciertas—que comprometían muchisimo el buen nombre de la estrella; y el escándalo alcanzó tales proporciones, que la Paramount, empresa que tenía contratada a Clara, hubo de tomar cartas en el asunto. Como resultado de toda esta campaña difamatoria y despiadada, se terminaron las relaciones entre la Paramount y Clara. A ESPUES de esto se habló de que Clara se había inter nado en un sanatorio, pero el amor velaba por sus fueros. Rex Bell estaba allí, solícito, amable, cariñoso. Su amor era lo que ella necesitaba. Era el momento psicológico en que había de decidirse el curso de su vida anímica. —Yo había cometido tantos disparates en mi vida, que el casarme con Rex me infundia pavor. Temía arruinar el futuro de ese muchacho—decía la propia Clara—con encantadora naturalidad. Pero Rex esperó (va a la página 46) 35