Cinelandia (December 1932)

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52 GRATIS Estas Magníficas y Exclusivas Fotografías de JEAN HARLOW Y JOHN GILBERT tamaño 10 x 13 pulgadas (25 x 321% cms.) GRATIS para nuestros nuevos subscriptores Si Ud. desea obtener estas bellísimas fotografías que le sería imposible adquirir de otra manera, subscríbase a CINELANDIA por 12 meses y se las enviaremos a vuelta de correo. Estas son fotos genuinas, autografiadas para nuestros subscriptores por los artistas. Envíenos este cupón con su remesa CINELANDIA 1031 South Broadway, Los Angeles, Calif., E.U.A. Incluyo cheque bancario (o giro postal) por $1.50 dólares por cuyo Dirección valor me enviarán la subscripción de CINELANDIA por un año y las Nombre y apellido fotografías de Jean Harlow y John A Gilbert, autografiadas de su puño y letra. País CINELANDIA, DICIEMBRE, 1932 muy atinado de lo que es el arte del cine. Cuando comenzó el auge del cine sonoro los productores de Hollywood se preocuparon por fabricar películas que pudieran ser aceptadas en las diversas regiones de la tierra, pero como nunca se toman el trabajo de auscultar una opinión limpia de los pueblos extranjeros, sino que la imaginan únicamente, se encontraron con que ni el género de películas escogido, ni los actores extranjeros, tuvieron el menor éxito. Los públicos de Europa y América 'no querían sustitución de artistas, aún cuando les hablaran perfectamente en sus respectivos idiomas. El público quería seguir viendo a sus favoritos, Mary Pickford, Douglas Fairbanks, Gloria Swanson, Janet Gaynor, aún cuando no comprendieran ni jota de lo que decían. Al público le encanta tal o cual artista. No será necesario a veces que la película en que tome parte sea muy buena. Si es nada más “regular,” la labor y el prestigio del artista conocido, admirado, basta. En muchas naciones no hay necesidad de hacer propaganda con el nombre de la cinta, sino que basta publicar en grandes letreros el nombre de la estrella. Y ocurren cosas muy curiosas que vienen a corroborar lo que hemos dicho más arriba. Cuando se dió en Alemania “Morocco,” los cartelones anunciadores sólo llevaban el nombre en grandes caracteres de Menjou y de Gary, y únicamente en letra muy chiquita, apenas perceptible, el de Marlene que en otras partes, como en Estados Unidos, figuró en primer lugar como la gran atracción de la cinta. Hayakawa, cuando apareció en “The Cheat” hace ya algún tiempo, recibió amenazas de sociedades secretas de su patria por haberse prestado a representar un tipo que en cierto modo denigraba el espíritu oriental. Una vez también hubo escándalo en la exhibición de una película en que Harold Lloyd hacía objeto de malos tratamientos a unos cuantos chinitos de San Francisco. No se puede jugar con el orgullo y la dignidad nacionales de ninguna parte. Esto lo debían tener presente las empresas. ¿No vale que tal o cual película se diga que está hecha en el territorio y con el ambiente de una región supuesta si es imposible engañar a nadie en cuanto a su identidad con una región conocida? Por desconocimiento absoluto de esos “medios” o quizás por el prurito de disfrazarlos, lo que se hace sencillamente es reducirlos a una burda caricatura que ofende. Los actores extranjeros que se presten a tamaños infundios se llevan el desprecio y la indignación de sus conciudadanos. Recientemente hubo un incidente en México y en Centro America, con motivo de la exhibición de la película “La paloma del río,” en que tomó parte Dolores. Se había arreglado una representación aparatosa con un acto en que la diva hablaría por radio desde Hollywood, etc. Pero cuando el público se dió cuenta de lo estúpido del argumento y de que se ridiculizaba el alma nacional, silbó la obra, y no contento con ello aplaudió a rabiar noches y moches al popular Roberto Soto, inimitable cómico mexicano que tuvo la excelente ocurrencia de llevar a escena una gran parodia de la cinta, con certeras y mordaces observaciones para Dolores, para Carrillo, y todos los que en ella tomaron parte. Igual suerte corrió la cinta “Ala rota,” en la que figura la rival de Dolores, la inquieta y terrible Lupe Vélez, que tampoco es popular en México por haberse prestado a desempeñar una parte importante en esa cinta. En las mismas condiciones de falta de popularidad que estas artistas están Lily Damita, Fifi D'Orsay, Claudette Colbert, y hasta George Arliss respecto de Francia e Inglaterra respectivamente. Hasta el mismo Chevalier ha estado a punto de perder su