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El humorismo en la
Desde los tiempos de la pantalla
silenciosa, el humorismo, en todos sus
aspectos, fue la piedra fundamental
del cinema, y hoy más que nunca los graciosos están en gran demanda.
presión cómica encuna forma nueva y original.
POR Basta ver algunas de las primitivas comedias en dos rollos de este actor, para comprender LUIS que Chaplin y Hollywood eran una sola y | misma cosa. Su humour, todavía imperfecto, consistía en una sucesión de empellones, tuMONTERO multos, desastres, pisotones, catástrofes . .
Es decir, su método no sobresalía en la monotonía de inventiva general. Para ser actor cómico era preciso entonces tener una cara te| rrible. Chaplin, como no la tenía, alquiló unos pantalones raídos, unos zapatos viejos, el bigotito y el bastón. Y antes de que Charles Chaplin existiera, el Chaplin formidable de nuestros días, ya existían sus vestidos.
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Charlie Chaplin es el rey de los cómicos cinemáticos, cuyo cetro nadie pretende disputar. Arriba, Harry Langdon, y derecha, W. C. Fields, dos cómicos geniales. Abajo, Wally Beery y Marie Dressler, dos cómicos veteranos que últimamente han alcanzado el estrellato.
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L triunfo del cinema como vehículo de la risa, es decisivo. Antes de que las alas negras de la tragedia ensombre
cieran con éxito la pantalla, ya todos habíamos reído a más y mejor las gracias de Max Linder y las travesuras del gran “Sánchez.”
Prueba evidente de que “lo cómico” fué expresión capturada con facilidad por el celuloide desde los días primeros. El chiste construído con elementos plásticos, el que hoy se cultiva en todos los magazines de categoría, es el chiste que persiguió el cinema desde que abrió los ojos.
Charles Chaplin no es un producto exótico, sino el máximo común denominador de los esfuerzos que han hecho en Hollywood por capturar la ex
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