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CINELANDIA, JULIO, 1934
LA EVOLUCION DEL MAQUILLAJE
Ya no era el arte del maquillaje el esfuerzO por crear rostros perfectos, por ocultar defectos e injertar belleza artificial. Era más bien el arte de magnificar la personalidad con que la naturaleza dotó a la persona. Antes se había soñado en ciertos tipos de belleza perfecta a los que era necesario parecerse si no se quería pasar por fea. Ahora la belleza que trataba de crear el maquillaje estaba más bien en el desenvolvimiento de .los encantos naturales. Antes se decía: todas las rubias son preferidas por los hombres. Ahora, ser bella no es ya cuestión de ser o no rubia, sino de estudiar los rasgos fisonómicos con que la naturaleza las había dotado y buscar la manera de armonizarlos, de manera que el conjunto fuera bello,
Esta nueva concepción del maquillaje, que en vez de injertar traía de.dentro a fuera y que se limitaba a eliminar aquellos elementos que sugerían la idea de fealdad en la persona, fué iniciada por Max Factor, un químico hollywoodense, a quien se debe también mucho de la técnica del maquillaje y la aplicación de ese principio en forma concreta y tangible.
Sigue modificándose
Iniciado el maquillaje cinematográfico hace unos veinte años, ha sido constantemente mo
dificado, no en su teoría, sino en su técnica
por necesidades de la cámara, por el descubrimiento del film pancromático y por la evolución general del concepto de elegancia femenina.
. La evolución ha sido más sensible en los últimos quince años. El maquillaje ha simplificado sus procedimientos para ir de acuerdo con los ideales más simples de la mujer de hoy. Si comparamos los maquillajes que
(viene de la página 35)
se aplicaban a Olive Borden o a Theda Bara, por ejemplo, con los aplicados años después a Barbara La Marr o María Corda, y con los usados poco después por Norma .Shearer en “The Devil's Circus,” por Mary Brian y Jean Arthur, y si comparamos estos con los empleados en embellecer a Norma Shearer en “Free Soul” y a Joan Crawford en “Dancing Lady” o “Letty Lynton,” encontramos fácilmente los distintos pasos que ha dado el arte del maquillaje en su evolución. :
Hacia la época de Theda Bara, todavía tomaba el maquillaje algunos elementos de los antiguos maquillajes teatrales. Theda
Bara era exagerada en el gesto, en las som
bras que se aplicaba sobre los párpados, en el ademán trágico con que se mesaba los cabellos, etc., etc. El ideal de elegancia femenina era entonces complicado aun cuando no tanto como al comenzar el siglo.
Un ejemplo puede ilustrar claramente cómo la técnica del maquillaje era entonces algo diferente de lo que es ahora. Se estaba preparando la película “Fig Leaves” con Olive Borden y George O'Brien. Era preciso maquillar todo el cuerpo de Olive Borden que tenía las líneas simples de una colegiala en lo que debió ser el cuerpo voluptuoso de nuestra madre Eva. Para ello se preparó en los laboratorios de Max Factor una especie de carne artificial, hecha de goma y coloreada del tinte exacto de la piel de la entonces adorable Olive. Hoy no habría maquillador que pensara en emplear tal procedimiento. Cuando se quiere deformar la persona, se usan hoy elementos cuyo efecto es absolutamente natural. Basta recordar los maquillajes de Sylvia Sidney en “Madame Butterfly” y de Helen Hayes en “SonDaughter”.
Por cierto que el maquillador encargado
Ecos del pasado.
El maestro del maquillaje, Max Factor, le enseña a Renée Adorée, actriz fallecida hace tiempo y gran favorita de los públicos hispanoamericanos, una de sus últimas creaciones.
de aplicar sobre el cuerpo de Olive Borden las pastas preparadas en los laboratorios Max Factor, refiere su experiencia con cómico colorido.
—Cada mañana—dice—venía Miss Borden al saloncito de maquillaje que yo tenía en el estudio. La acompañaban su madre y mi esposa, que era entonces peinadora del mismo estudio. Entonces comenzábamos a trabajar aplicando la carne artificial, lentamente, sobre el cuerpo de Miss Borden. Estaba entonces locamente enamorado de ella George O'Brien y aun cuando se trataba de necesidades del trabajo semejantes a las que permiten al médico realizar sus exámenes de los pacientes, aun cuando éstas sean jóvenes y bellas, el galán no podía contener sus celos. Se paseaba enfurecido delante del saloncito hasta que la labor era concluída.
Años después, el ideal de belleza femenina experimentó un cambio. En vez de Theda Bara o de Nita Naldi, comenzó a brillar la cara angelical de Mary Brian, la belleza juvenil de Jean Arthur y la expresión inocente y confiada de Norma Shearer. El maquillaje se hizo entonces más sencillo. Quería exaltar principalmente las gracias juvéniles y quería dar la idea de personalidades llenas de bondad, de salud, de ideales nobles. La idea era de procurar siempre que los maquillajes no sólo produjeran efecto físico sino principalmente psicológico. Y gracias al esfuerzo que se hizo por conseguir ese objeto, les fué posible a algunas estrellas variar totalmente sus personalidades con sólo el empleo de maquillajes diferentes.
El caso más sensacional es el de Norma Shearer. Ingenua adorable y confiada, virginal en sus expresión y en su personalidad, se transformó completamente en una belleza voluptuosa llena de glamour y de modernidad, el día que cambió el ideal de belleza femenina de las Mary Brian a las Garbo, Dietrich, Bankhead, etc., etc. Quien compare las fotografías de Miss Shearer tal y como apareció en “The Devil's Circus” con la dama sofisticada y tentadora de “Strangers May Kiss” “The Divorcee”, “A Free Soul”, etc., se admirará del portento consumado por los maquillajes que la estrella usó eh esas interpretaciones.
La elegancia femenina
En los maquillajes usados por las estrellas de cine hoy, se puede apreciar cuán profundamente ha revolucionado el siglo presente los ideales de elegancia femenina. Joan Crawford, con su frente desnuda, con sus cabellos dramáticamente echados hacia atrás, con sus enormes ojos, hechos más grandes aún por el Embellecedor de Pestañas y por el uso del Creyón, con su nariz perfecta, cuyas aletas respiran perfume de pecado. Marlene Dietrich, Jean Harlow, Kay Francsi, etc., etc., las mujeres bellas del cine de hoy en nada se parecen a las luminarias ingenuas cuyos rizos dorados, con cuyos ojos no tocados por el Creyón, con cuyas sonrisas de inocencia, soñábamos antaño.
El completo cambio de la vida de la mujer, sus nuevas actividades, su incorporación a una esfera de trabajo y de acción que le había estado vedada, ha tenido necesariamente que reflejarse en los ideales de belleza y de elegancia femeninas.
Así como los años posteriores a la guerra se caracterizan por el derrumbamiento de los valores clásicos en economía, política, arte y letras, así como se caracterizan por el triunfo de la metáfora aguda, precisa y