Cinelandia (July 1934)

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50 CINELANDIA, JULIO, 1934 ¿QUE TEMEN LAS ESTRELLAS? sustituir a la síntesis de nuestros elementos psíquicos que llamamos conciencia, se hace manifiesta y se hace peligrosa. En la lucha del organismo contra estas fobias enardecidas y agigantadas, se origlnan generalmente las depresiones nerviosas conocidas con el nombre de nervous breakdown entre los psicólogos ingleses y norteamericanos. Cura de las fobias Una de las características de las fobias es que son infundadas y por decirlo así, ridículas. Traídas a la luz y analizadas, pierden todo su fuerza amenazadora. Pero a pesar de ello las fobias pueden atormentar a quienes las padecen por días y por noches. Uno de los métodos modernos para curar las fobias, preconizado especialmente por Freud, es la confesión de ellas. Este método se llama talking cure y tiene las mismas virtudes curativas que la confesión aurícular de los católicos. Cuando una fobia ha sido expuesta al aire, confesada y analizada, pierde su fuerza y pierde sobre todo su poder atormentador. Entonces cesa la angustia que las fobias producen en quienes las padecen y la vida vuelve normalmente a su cauce. Es interesante conocer qué clase de temores obsesivos experimentan las estrellas. En ES (viene de la página 33) general, los artistas están más expuestos a ser víctimas de las fobias que el resto de los mortales, no sólo en fuerza de su imaginación rica y flexible, simo también porque mucho de lo que conocemos como genialidad artística es la sublimación de las fobias. Además, la clase de vida que llevan los artistas los hace proclives al debilitamiento nervioso y a los ataques de las fuerzas subconcientes. Las fobias se presentan siempre en mayor número y con mayor energía entre la gente de la ciudad que entre la del campo. Con más fuerza entre quienes hacen intensa vida nocturna, que entre quienes más o menos se dedican a la vida descansada. No es raro pues que Hollywood, tierra de constante excitación, de excesivas diversiones y trabajo abrumador, sea uno de los lugares de la tierra en que más a sus anchas hagan las fobias su agosto. Joan Crawford teme extraordinariamente a la altura. Con más tranquilidad entraría a la jaula de un león no domesticado, que miraría desde las ventanas de un trigésimo piso el desfile de los automóviles a lo largo de las calles. En toda su vida no ha podido pasar jamás del séptimo piso cuando se ha tratado de alquilar apartamentos o juego de habitaciones en hoteles. (Como se trata de una muchacha llena de energía, ha vencido gradualmente su temor obsesivo e irracional Uno de los adelantos más notables en el automovilismo ha sido la innovación presentada por la fábrica REO en todos sus nuevos modelos, y que es el CAMBIO DE MARCHA AUTOMATICO. Como puede verse en esta foto del interior del modelo Coupé, la PALANCA no existe y esto, a más de la ventaja mecánica para neófitos y peritos, permite mayor comodidad para los pasajeros del asiento delantero. a la altura hasta poder vivir en el séptimo piso. Hace cuatro o cinco años nada podía hacerla pasar del tercer o cuarto piso. Carole Lombard es otra víctima de la misma inquietud. Esta fobia, conocida como “altafobia”, predomina especialmente entre los habitantes de aldeas y ciudades alejadas del mar. Carole, que nació en el centro de ' los Estados Unidos, siente este temor profundamente. —Cuando tengo que estar en Nueva York —dice—ordeno siempre que mis muebles estén alejados de las ventanas de manera que no tenga que mirar a la calle cuando me visto. Dios sólo sabe con cuanta fuerza he tratado de vencer este ridículo temor sin que jamás haya podido hacerlo. Es interesante notar que la “altafobia” se distingue por el deseo invencible en quienes la padecen de saltar a través de las venta: nas aun cuando sea de un décimo o vigésimo piso. Una de las fobias que con menos fuerza atacan a las artistas, especialmente a las artistas dramáticas, es la conocida con el nombre de “agorafobia” o sea el temor a las multitudes. Y sin embargo esta fobia es la que mantiene alejada a Greta Garbo de las multitudes que la adoran, y la que hace que Sylvia Sidney rara vez se presente en lugares en que predominan las masas y la aglomeración de gentes. Sylvia Sidney confiesa su temor a las multitudes sin que pueda explicarse claramente la razón de él. —Tal vez—dice—se deba al hecho de que siendo muy niña fuí llevada un día de un barrio a otro de Nueva York en el Metro, precisamente a la hora en que la aglomeración de seres humanos lo convierte en un reflejo del infierno. Casi muero ahogada por la presión de tantos cuerpos, cuyas caras y cabezas no me era dado ver. Es tan fuerte en mí este temor a las masas, que aun cuando adoro los partidos de foot-ball tengo que abandonar el Estadium siempre antes que concluya el partido, perdiendo muchas veces los momentos de mayor interés. El temor a las multitudes También Constance Bennett se queja de sentir a veces este temor a las multitudes, aun cuando mo con tanta intensidad como la Garbo o la Sidney. Otras artistas sufren el temor de morir en un espacio reducido. Por eso, cuando la necesidad de que el set quede impermeable al sonido, hace que sean cerradas las puertas de los grandes stages, ellas sienten con tremenda fuerza su temor obsesivo. Alice Brady y Maureen O'Sullivan sienten especialmente esta sensación de angustia. Hay artistas que sienten el temor de ser plagiadas por bandoleros o por enemigos que sienten hacia ellas odio inexplicable. Este temor, más que las fabulosas amenazas de que en varias ocasiones habló la prensa, obliga a Marlene Dietrich a mantener alderredor de su casa una guardia de ocho hombres armados. Miss Dietrich no sabe exac-: tamente si teme ser plagiada ella o si teme que su hijita María sea raptada por los gangsters. Su chauffeur es el jefe de su guardia y aun cuando tiene que desembolsar semanalmente una fuerte suma por salarios y mantención de los ocho hombres, prefiere sentirse bajo su protección que sufrir de su fobia. La misma fobia ataca a veces a George Raft. Y en su caso, lo extraño es que él fué en un tiempo contratado por