Cinelandia (January 1935)

CINELANDIA, ENERO, 1935 los triunfos de boletería más sensacionales que se registran, al dirigir a William Powell ya Myrna Loy en una obra de corte simplemente policial, “The Thin Man,” en la que ! inyectó una dosis perfecta de sentido humo= rístico y de liviandad, presentándonos desl pués de no menos de diez películas en las cuales Powell había sido el mismo detective que todo lo descubre, un tipo nuevo y original. Van Dyke es decididamente un maestro y un maestro que lleva un genio innato dentro de sí, como los grandes músicos o los pintores geniales. Ya vamos llegando al tipo de los directores “término medio,” que se destacan sobre la inmensa mayoría de varios cientos, más que por una genialidad especial, por una habili dad consumada para defender o hacer agradable cualquier tema que se coloque en sus manos y para guiar sin tropiezos a cualquier astro o estrella. Los más destacados entre estos son: Clarence Brown, siempre lujoso en sus películas pero eternamente falto de sinceridad en su manera de dirigir a sus personajes; el ruso Boleslavsky, que es un artista que no ha tenido aún la ocasión de darnos su obra maestra; Mervyn LeRoy, que todo lo que hace sale con su sello típico de dinamismo y liviandad. Frank Borzage, siempre humano, pero ahora un poco dulzón, con el correr de los años. John Cromwell, que posee un sentido humorístico que lleva camino de convertirle en un nuevo Lubitsch; y Jack Conway y Howard Hawks, también dinámicos y espléndidamente recios, habiéndonos dado obras tan excelentes como “Scarface,” “Viva Villa” y “Sea Devils.” Hay también la categoría de los extran presenciar las maniobras, se anuncia para ese día la llegada del General Landacre y un grupo de distinguidos militares. El sargento Thornhill ordena a Dorcy que actúe como chauffeur de los distinguidos viajeros durante su estadía en la isla. El joven soldado, cuyos pocos meses de experiencia no han inculcado en sus venas la disciplina militar, recibe la orden con marcado gesto de disgusto. El sargento lo nota y exclama: —Te reclutaste en el ejército para recibir órdenes, no para darlas. Si no te gusta ser mandado, anda a la Academia de West Point a aprender a darlas. .... —No quiero ser oficial—dice Dick despreciativamente. —¡Ah, ya lo sé . . . quieres ser el Rudy Vallee del regimiento .... ! —Si quiere saber la verdad-—contesta aquel —lo único que deseo es llegar a ser un satgento como usted. _—¿Como yo?—balbucea Thornhill con visible satisfacción. —Sí, para que usted pueda retirarse. ... El sargento se retira a grandes pasos. ¡El atrevimiento del muchacho! Pero en el fondo lo quiere y aprecia. El enorme transatlántico se acerca suavemente al muelle. Junto con el General Landacre viajan el General Fitts y su hija Kit, acompañados también del Teniente Biddle, prometido de la muchacha. La ceremonia del recibimiento es simple. Dick no oculta la satisfacción que le produce ver a una joven como Kit. Es bella, de facciones agradables y gesto expresivo. Al descender del barco, acompañada de su padre, Dick se cuadra militarmente. Pero ya su corazón late de emoción y actúa como si se tratase de la primera mujer que ha visto en su vida. Recoge las maletas pero, desgraciada jeros que triunfan en el viejo mundo y a quienes Hollywood conquista con ofertas en buenos dólares, pero que casi siempre, enredados en la complicada maquinaria norteamericana, pierden su originalidad y terminan por desesperarse y huir de aquí. Jacques Feyder, que hizo en Francia algunas obras maestras como “Caras de niños,” por ejemplo, fué el primer caso; dos o tres años en Hollywood no le permitieron hacer la película que deseaba y regresó al Continente Europeo desilusionado. E. A. Dupont, que produjo aquella sensacional “Varieté,” ha hecho ya dos viajes a Hollywood y ambas veces ha dirigido películas totalmente insignificantes. Y por último, Erik Charell, el autor de “The Congress Dances,” acaba de presentar su primera película norteamericana, “Caravan,” que a pesar de ser una verdadera joya de liviandad musical llevada al cine, no tiene las cualidades necesarias para gustar al gran público. Leotine Sagan, la mujer directora que filmara “Maedchen in Uniform,” acaba de llegar a Hollywood y habrá que esperar su primera obra en tierra hollywoodense para juzgarla de nuevo. Y en cuanto a René Clair, el más famoso de los directores franceses, no ha querido aceptar las proposiciones de Hollywood, temeroso de que su espíritu inquieto no se avenga con la disciplinada organización norteamericana, que no produce posiblemente esas obras exquisitas y esporádicas que nos da el cine europeo, pero que en cambio ofrece cada semana docenas de buenas películas, suficientemente agradables para distraer al mundo entero. “FLIRTATION WALK” (viene de la página 25) mente, se le cae una pequeñita. ¡De ella tenía que ser! La maleta se abre y vacía su contenido por el suelo. Se produce un momento de:comedia. Dick la llena rápidamente en medio de la confusión de Kit y en seguida, de un salto, se coloca en el volante. Dick Dorcy se siente feliz al pensar que al ser nombrado ordenanza de la muchacha durante su estadía en la isla, puede estar cerca de ella. Esa noche se ofrece una recepción; pero Kit, recostada sobre el balcón de su bungalow, parece olvidarse de todo, extasiada ante la belleza tropical de la isla con su cielo cubierto de estrellas y gozando de la brisa cálida que corre levemente. Mira hacia el horizonte, cruzando por su mente las ideas más diversas. Hasta la figura juvenil y agradable del soldado penetra en su pensamiento. . . . De mala gana comienza a vestirse. De pronto se oye un golpe en la puerta. Es Dick que viene con un mensaje de parte del teniente Biddle. Al verse frente a ella se pone nervioso y trata de memorizar: —Perdone, señorita—dice con voz entrecortada—. El teniente Biddle le envía sus respetos y manda decirle que lamenta mucho no poder venir a buscarla personalmente, por haber sido detenido en una importante reunión. A: : El mensaje se interrumpe, se ha olvidado de algo. Luego de desenvolver cuidadosamente un pequeño papel, agrega: . . . Y que tendrá mucho placer en verla en la recepción. —¿Y cómo voy a ir? —El automóvil está fuera. La mirada inquieta de Dick se encuentra con la de la muchacha. Sus ojos azules, su pequeña y graciosa nariz que se arruga cuando sonríe, el rictus de sus labios, todo — 41 DEPENDE de la distinción de su arreglo OS hombres la comparan con otras—y la hallan mucho más atrayente... porque sus labios se ven encantadoramente hermosos—sir pintura. ¡Ella usa Tangee! Presta a sus labios esa apariencia de natural lozanía que los hombres admiran...Evita los labios “pintorreados”. DE ANARANJADO, CAMBIA A ENCARNADO Lo extraordinario de Tangee es que por estar basado en un principio especial, cambia de color. En la barrita, se ve anaranjado; al aplicarlo, cambia al matiz más en armonía con su rostro. En sus labios no aparece pintura ...se descubre nueva belleza, más encantadora porque se ve natural. Además Tangee tiene la ventaja de ser a base de cold cream—que protege y suaviza. 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