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Alice Faye, de la Fox, en una pose reciente de esas que tanto le gustan a ella ya que le permite hacer justicia a sus encantos.
en ella le encanta. En pocas horas se había convertido ella en una parte esencial de él.
¿Por qué me habré enamorado de ella?— pensaba el joven.
Minutos más tarde ambos salen en dirección al automóvil. Dick corre para abrir la puerta. Pero grande es su asombro al ver a Kit sentarse en la parte delantera, junto al asiento que debe ocupar él. Y no tiene más que obedecer. Está allí para recibir órdenes. Kit pregunta la dirección del club. Dick indica hacia el frente.
—Maneje en dirección contraria. . ..
Dick se sorprende. La joven parece no tener idea de la impropiedad de su decisión. Y comienzan a hablar. Le pregunta ella por su nombre, entablando en seguida una conversación más íntima.
El auto corre suavemente por la carretera. Al aproximarse a la puerta de salida de la guarnición, un sargento da orden de detenerse. Es Thornhill. Va a hablar, pero Kit lo interrumpe.
—Está bien, sargento. — Y luego, inclinándose hacia Dick, agrega: —Siga, Dick...
El automóvil: desaparece. Thornhill se queda con un palmo de narices.
La pareja continúa el paseo. Ténuemente llega hacia ellos la música melodiosa de las canciones típicas de Hawaii. Kit ordena detenerse.
—¿De dónde viene esa música?
—De la villa de los nativos. Están celebrando un luau. Debe ser en honor de algún cumpleaños, un casamiento, o algo por el estilo. ...
—¿Y qué es lo que hacen?—pregunta Kit curiosamente. Y luego, con mayor seguridad, le dice: —Lléveme allí, Dick, quiero asistir a mi primer luau.
La amistad se hace cada vez más estrecha. Lo llama ya por su primer nombre. ....
Su primer luau . . . el grotesco sonido de los tambores se mezcla con el canto de los nativos; guitarras que desgarran sonidos vibrantes, muchachas vestidas con el típico traje de la isla bailando a la luz de la luna en forma casi histérica; música que crece oyéndose cada vez más el vibrar de los tambores que tocan incesantemente; hombres que saltan y bailan alrededor de las nativas entre risas y carcajadas, hasta terminar por caer en el suelo agotados por el baile.
Una de las nativas, al reconocer a Dick, se acerca tímidamente. Conoce sus condiciones vocales y le pide que cante, no sin antes preguntarle en el dialecto de la tierra si la joven que lo acompaña es su novia o su esposa.
—¿Y qué le contestó?—pregunta Kit ansiosa.
—Aole .. sobriamente.
—No tenía para qué ser tan enfático.
. significa “no”—responde Dick
A
CINELANDIA, ENERO, 19
—Agrega ella con marcado tono de disguy
Y en medio del grupo, el muchacho q mienza a cantar una bella canción hawj ana, con el mismo sentimiento que ést ponen en sus melodías. Kit le escucha embi lesada, con gran simpatía.
Más tarde, internados en medio de la y huberante vegetación tropical, se dan cuen de que están completamente solos. Kit, e cantada del ambiente que la rodea, se y cuesta junto a un arbusto. Dick se arrodil junto a ella, siempre colocándose en la cat goría de subalterno, pero Kit lo invita sentarse junto a ella.
—Tenía usted razón, Dick,—le dice—dé haber sido un luau de amor.
Pasan los minutos. La soledad los ha sentirse atraídos el uno hacia el otro. $ dos vidas que el destino ha unido y que; encuentran allí como en un verdadero pi raíso. Parece como que dioses nativos | sonríen . . . sonríen ante estas dos person de tan distinta esfera social, pero que sie ten las mismas emociones que lós natim de la isla.
Dick la sostiene en sus brazos. La ba con toda la emoción de un primer amor, « toda la expresión de sincero cariño ques corazón abriga. ...
Son sorprendidos
La luz de una linterna viene a perturba la escena de amor. Es el teniente Biddl que llega acompañado del sargento Thorn hill... La situación se vuelve bochornoy Dick se cuadra. El oficial maneja la situ ción con indudable aplomo.
—Regrese a la guarnición y preséntes luego en mi despacho.
Y luego, dirigiéndose a Kit:
—Yo te llevaré a casa. ...
Horas más tarde, en el cuarto del tenienti Dick recibe las más severas reprimenda Pero, en el deseo de dejar limpio el nombr de Kit, incurre en una de las ofensas mí grandes que se pueden cometer en el ejér cito: contestar a un oficial.
El sargento Thornhill, enterado de l ocurrido y queriendo salvar al muchacho qu quiere desertar, va a ver a la hija de general. Esta le asegura que ha escrito uni nota a su novio pidiéndole que exima | Dick de todo cargo y luego le pide que l traiga a su presencia.
Media hora más tarde Dick se encuentr de nuevo ante Kit.
—¿Qué significa todo esto?—dice ella¿Por qué ha reñido usted con el tenient Biddle? ¿Qué derecho tiene usted y quié se lo ha dado?
Dick está estupefacto. ¿Podía ser la mis ma muchacha que había tenido en sus brazos que había besado tiernamente y que le habli dicho que lo amaba? La voz de Kit lo vuelw a la realidad.
—Lo que ha ocurrido esta noche ha sidi un imprudente impulso de mi parte. Li belleza de la noche me hizo olvidar todo ..: y he cometido un gran error. Pero usted ni significa nada para mí, absolutamente nada
Dick oye la frase como el condenado quí escucha una sentencia de muerte.
—Quiero que se olvide de lo ocurrido, li mismo que yo lo he olvidado. . . . ¡Buena noches!
Aquella noche Kit, recostada en su cami llora amargamente. ¡Había sido una cruel dad de su parte hablar así cuando, en dl fondo, lo quería de veras! Y Dick, entr tanto, herido en su amor propio, ya recogid en su cuarto, le dice al sargento:
—¡Está loca si cree que voy a desertar pol lat
Pero no puede olvidarla. Y se decide! dejará su rol de simple soldado e intentart