Cinelandia (January 1935)

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44 El director Norman Taurog se detiene un momento a dar instrucciones a la actriz de teatro, Pauline Lord, que interpreta el papel principal en el film “Mrs. Wiggs of the Cabbage Patch,” de Paramount. que hacerlo junto a Kit. ción, y mientras actúan, ambos se confiesan su mutuo amor. La presentación es espléndida y los números musicales agradables al oído, constituyen un gran éxito. Aquella misma noche, enterado Dick del próximo enlace de Kit con el teniente Biddle, decide entrevistarse con ella, saliendo de su cuarto después de la hora reglamentaria, exponiéndose a ser descubierto. Pero el temor de perderla lo hace desafiar el peligro. Kit lo recibe nerviosamente, pero la escena íntima es sorprendida por el promtetido de la muchacha, que ha venido a la residencia del General Fitts por asuntos del servicio. —Ha sido una verdadera suerte de que haya sido yo y no el general—dice el teniente —el que lo haya descubierto aquí. —Si señor—contesta Dick sobriamente. —Su conducta merece la expulsión de esta Academia. Pero esto es cosa de los directores del establecimiento. Nosotros no haremos tal cosa—y luego de mirar en dirección a la muchacha, agrega—por el bien de Kit, ¿verdad? —No señor—contesta Dick mirando fija mente. Y luego, titubeando, dice: —Supongo que . . . puedo presentar mi renuncia. —Sí . . . puede hacer eso. —Muy bien, señor, —agrega Dick cortesmente—gracias por su generosidad. Al día siguiente, Dick se dispone a preparar sus maletas. Sufre hondamente al pensar que su carrera militar ha quedado des Durante la fi trozada. En ese instante recibe la visita de su viejo amigo, el sargento Thornhill, que ha hecho un viaje especial hasta West Point para verlo graduar. Dick le cuenta lo ocurrido: —No voy a graduarme. ... Podría haber sido un oficial, pero nunca un caballero. La conversación es interrumpida por la presencia de Biddle. Viene a comunicarle que su renuncia no ha sido aceptada. Y al entregarle el documento, agrega: —Kit me devolvió anoche el anillo de compromiso. Sé que ustedes dos se aman mutuamente. —El teniente esboza una sonrisa. En seguida, estrechando la mano de Dick, dice: — Eso es todo. . . . ¡Buena suerte! Llega el día de graduación en la Academia de West Point. La banda toca acordes marciales, las tribunas están repletas de invitados. Los oficiales de alta graduación pasan revista. Saludos enérgicos y rápidos. Una salva de aplausos y vivas a las filas de los cadetes. Allí, en una banca, el sargento no puede contener un par de lágrimas al ver a Dick convertido en todo un oficial. A su lado, Kit observa ávidamente a un solo hombre de entre los cientos de cadetes. Y Dick, radiante de alegría, los mira mientras desenvaina su espada haciendo un correcto saludo frente al Director de la Academia. Su corazón le pertenece a ellos dos . .. al sargento que lo ha tratado como a un hijo y a la muchacha que lo ha hecho sentirse como el hombre más feliz del mundo, porque le dijo quo le amaba. .... CINELANDIA, ENERO, 19% ¿SE RETIRAN .. .? (viene de la página 21) poco atlético y la dama una belleza ruh y dulzona. Lo demás lo hacía el direct Muchachos humildes como Wallace Reid Rodolfo Valentino; actores de teatro de te cer orden en esos días, como Maurice Cp tello o William Farnum, jovencitas par quinas, como Mary Pickford y Bessie Loy y bailarinas de cara bonita, como Corin Griffith o Marion Davies, se convertían artistas de gran fama y en favoritos ul versales, debido exclusivamente a cien atracción física indudable de la que el dire tor echaba mano en close-ups bien estudiado mientras la acción dramática se desarrolla a fuerza de cortes y gestos esporádicos q luego componía el cortador de la mej manera posible. En esa forma, la constel: ción estelar de los días silenciosos subida la fama en poco tiempo, la formaban gen joven en su mayoría, de cultura muy rel: tiva, casi todos soldados de fortuna quienes su buena figura les había dado ul situación financiera inesperada. De actor de teatro con ganancias regular pasaba Douglas Fairbanks a convertirse t astro aristócrata y millonario; de una pal tomima inglesa salía un cómico, Charl Chaplin, cuyas películas producían utilidad fantásticas; mientras otro muchacho humili que andaba a la busca de cualquier traba apenas para ganarse el pan, Harold Lloy encontraba el “sésamo ábrete” en un anteojos de carey, sin vidrios, cuyo uso había de producir una fortuna de di millones de dólares en diez años. Mientr tanto, una corista de bonitos ojos, de nar respingada y de alcances limitados en aqu llos días, Gloria Swanson, comenzaba recibir miles de dólares a la semana porq las muchedumbres se enloquecían por ella Las primeras fortunas AlMí se formaron las primeras fortunas ( la noche a la mañana, yendo a ca a bolsillos de gentes sin preparación sul ciente, de vida humilde hasta el día anterio que después de muchos años de hambr se encontraban casi sin pensarlo en pl sesión de sumas de dinero que jam habían soñado podían reunirse en una súl mano. Y vino naturalmente el derroch Ese derroche fué el que creó el actual pre tigio de Hollywood, nueva Jauja, en (| cada habitante era un nuevo rico cinem tográfico. Como esas ciudades que se leval tan de la noche a la mañana en la entral de las minas o junto al lavadero en doní se encontró la inesperada pepita de ol Hollywood se formó al calor de esas fo tunas improvisadas que se gastaban con! misma rapidez con que se recibían. | abrían cabarets y cantinas antes que hogart Y casi nadie conservó su dinero. Pasar los años. Envejecieron Perla White, Clal Kimball Young y Grace Cunard. Willi Farnum se puso gordo y Maurice Costel ya no pudo ni con make-up disimular l' arrugas de sus ojos. Ya no hubo contratl Y de la noche a la mañana se acabó la € trada formidable de miles de dólares semi nales. Vinieron las quiebras en que salí a la luz, en la prensa, los absurdos habel! de los artistas en bancarrota: algunos tral de noche, algún automóvil ya viejo, un perl de pedigree y un collar de piedras falsas. Las estrellas de ayer pasaron a ser nadí escondiéndose en sus casas ahora humilde como reinas destronadas que no pueden tf (