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Ann Harding parece contemplar la foto de arriba con algo de nostalgia. Y no es para menos. En ella aparecen la insigne estrella y su exesposo, Harry Bannister, en los días felices de su matrimonio, cuando construían su casa en las colinas de Hollywood.
NN, la rubia de cabellos color A trigo, la actriz de los ojos tristes, es sin disputa una de las más emotivas figuras femeninas de la pantalla. El dolor dulce, la resignación delicada, son sentimientos que en ningún rostro de Hollywood pueden leerse mejor que en el de esta hermosa madona de cabellos sueltos y ojos gris azulados. Y cuando uno conoce a fondo la vida interior, el desarrollo de la carrera artística de Ann, una vez más se demuestra el valor del sufrimiento como aquilatador de vidas, como acicate de voluntades. “Todo lo que piensa y siente, sufre,” dice un gran escritor. La tristeza melódica de Vergie Wincers, el brillo de su alma empapada en
POR.
QUIROZ BUSTAMANTE
resignación, son caracteristicas indelebles de la verdadera Ann Harding. La vida de la estrella es como el desenvolverse de una sonata triste y vibrante al mismo tiempo, una vida de sufrimiento, de fracasos interiores y de triunfos portentosos, iluminada por la presencia de un espíritu superior, distinto de lo común.
Y he aquí la pregunta que ella misma se ha hecho muchas veces. ¿Distinta de lo común? De allí han brotado muchas de sus calamidades interiores. La vida es siempre inconsecuente con aquellos que son distintos (waala página 35)
LA CARA EN LA PORTADA
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