Cinelandia (April 1935)

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-En Hollywood he aprendi: do lo poco que vale el arbard Stanwyck criterio de las multitudes -— POR JOSE QUIROZ BUSTAMANTE ARBARA STANWYCK, la estrella de “Tllicit,”” es una imagen muy conocida en películas donde la tragedia pone su sello ensangrentado. Barbara tiene ojos de mirar profundo y voz enérgica de voluntad firme. Su historia está llena de incomprensión y de lucha y sinsabores. Describir a esta mujer a quien Hollywood “no conoce” y con quien el gran mundo estelar “no simpatiza,” es describir una racha impetuosa de originalidad, de violencia y de fuerza. Para Barbara son los epítetos recios, las pinceladas vigorosas. Hollywood no la ha comprendido porque no ha comprendido nunca todo lo inquebrantable, lo violento. Cuando descubrió en torno a sí un ambiente de claudicaciones y de blanduras, Barbara hizo un gesto de indignación y creyó que podía barrer con él y pasar sobre las pequeñeces ajenas como un huracán. E ESA primera actitud de desafío, sólo quedó bien pronto un gesto de amargura y decepción. Sus duras frases contra el mundo social del cine, sus quejas amargas contra actores y productores, se han hecho proverbiales. Se la ha descrito como una mujer trágica, como una criatura descabellada que cree en la posibilidad de rebelarse contra el medio ambiente, de modelar el mundo y las cosas conforme a la propia voluntad. Hollywood la miró con desconfianza primero, con frío desdén después. Ella lo sabe y se ha resignado a lo inevitable: —En este lugar he aprendido lo poco que vale el criterio de las multitudes. A 08 que suben, encumbran y consagran; a 08 que caen, escarnecen (waala página 16) LA CARA EN LA PORTADA