We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.
Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.
-En Hollywood he aprendi:
do lo poco que vale el arbard Stanwyck
criterio de las multitudes -—
POR JOSE QUIROZ BUSTAMANTE
ARBARA STANWYCK, la estrella
de “Tllicit,”” es una imagen muy
conocida en películas donde la tragedia pone su sello ensangrentado. Barbara tiene ojos de mirar profundo y voz enérgica de voluntad firme. Su historia está llena de incomprensión y de lucha y sinsabores. Describir a esta mujer a quien Hollywood “no conoce” y con quien el gran mundo estelar “no simpatiza,” es describir una racha impetuosa de originalidad, de violencia y de fuerza.
Para Barbara son los epítetos recios, las pinceladas vigorosas. Hollywood no la ha comprendido porque no ha comprendido nunca todo lo inquebrantable, lo violento. Cuando descubrió en torno a sí un ambiente de claudicaciones y de blanduras, Barbara hizo un gesto de indignación y creyó que podía barrer con él y pasar sobre las pequeñeces ajenas como un huracán.
E ESA primera actitud de desafío, sólo
quedó bien pronto un gesto de amargura y decepción. Sus duras frases contra el mundo social del cine, sus quejas amargas contra actores y productores, se han hecho proverbiales. Se la ha descrito como una mujer trágica, como una criatura descabellada que cree en la posibilidad de rebelarse contra el medio ambiente, de modelar el mundo y las cosas conforme a la propia voluntad.
Hollywood la miró con desconfianza primero, con frío desdén después. Ella lo sabe y se ha resignado a lo inevitable:
—En este lugar he aprendido lo poco que vale el criterio de las multitudes. A 08 que suben, encumbran y consagran; a 08 que caen, escarnecen (waala página 16)
LA CARA EN LA PORTADA