Cinelandia (June 1935)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

POR TITO DAVISON febrero de 1925, para ser más exactos—cuando un muchachote alto y desgarbado, de facciones interesantes, boca ancha, mandíbulas salientes y ojos verdes transparentes, se presentaba en un estudio de Holly Era un día de febrero—el 6 de wood en busca de trabajo. Su atrayente figura, mezclada entre un grupo de extras, atrajo la atención de uno de los empleados de la Oficina de Repartos. Le miró éste detenidamente de pies a cabeza. Gary escala las alturas de la fama en sus dos últimas películas, “The Wedding Night,” de A. U. y “The Bengal Lan cer,” de Paramount. N — Sabe usted montar a caballo? El extraño sonrió. —Soy de Montana, señor, y me he criado sobre el lomo de un caballo . ... Y en el acto se le dió trabajo. Actuó como cowboy en dos o tres producciones, pudiendo reunir así unos pocos dólares que le sirvieron para comprarse algo de ropa y, sobre todo, para satisfacer las exigencias de su estómago que, desde hacía varias semanas, venía recibiendo una ración muy rudimenEa A [e feliz se sentía el muchacho! Había dejado u pueblo natal, Helena, en el estado de Montana, para venir a la floreciente ciudad de Los Angeles, la ciudad de la oportunidad, en busca de fortuna. Había buscado trabajo en un diario, pero no tuvo éxito. Era además un buen dibujante, pero tampoco se le presentó la ocasión de demostrar sus aptitudes. Pero no desmayó. Encontró por fin un empleo como agente de (va ala página 50) ad 11