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El ex-astro de cine, Charles Ray, hoy propietario de una tienda de flores, le ofrece una orquídea a la joven actriz Anne Shirley, de R.K.O. La orquídea es oriunda de Sur América, de donde vienen por aeroplano.
siempre el último modelo y lo conducía a endiabladas velocidades. Cuando tomó parte en la filmación de “Robin Hood,” despertó su interés por los aeroplanos. Silenciosamente se inscribió en una Escuela de Aviación e hizo sus primeros vuelos. Pero Beery es el más prudente de los pilotos. “Todas sus locuras automovilísticas son serenidad, apego a las velocidades medias y exceso de precauciones para aterrizar o decollar tratándose de aviones.
—Sólo los expertos—dice Beery—pueden permitirse el lujo de hacer cabriolas por los aires. Los accidentes se deben con frecuencia a los pilotos, más que a los aviones. Teniendo buen cuidado del motor y no metiéndose en aventuras peligrosas, es casi imposible encontrarse con la muerte en el espacio.
Así como otros actores tienen dos secretarios privados, dos valets, etc., Beery tiene a sus órdenes un aviador que está siempre de guardia en el puerto aéreo, al cuidado del magnífico Bellanca, listo a recibir órdenes telefónicas de Beery en cualquier momento.
De todas las estrellas de Hollywood que conducen sus propios aviones, el único que aprendió a volar haciendo su servicio militar durante la Gran Guerra, es Paul Lukas. Lukas formó parte de la Aviación Austriaca, luchando en Galitzia durante el verano de 1916 y en Polonia en 1917. Sus agentes de publicidad han querido hacer de él un héroe del aire, audaz y magnífico como Guynemer. Pero el actor, que en realidad es un hombre modesto, ha denunciado muchas veces sus verdaderas actividades durante la. Guerra. Fué piloto aviador, es cierto, pero no en los cuerpos de combate sino trasmitiendo órdenes del Estado Mayor o en los cuerpos de observación.
—No fuí citado ni una sola vez en la Orden del Día—dice, como si creyese que vivir es más noble que morir matando.
Una de las razones por las que Ruth Chatterton se divorció de George Brent, fué el amor de éste a la aviación, Nunca quiso la estrella que volase su propio aeroplano alegando numerosas razones. Pero tan pronto como se separaron, se lanzó ella al espacio con tanto ardor que apenas había recibido su licencia para volar, cuando compró un Stinson-Detroiter en $7,500 y decidió cruzar en veinte horas el continente americano.
Lo cruzó, en efecto, pero estrelló su avión al llegar a Los Angeles. Inmediatamente estableció un Derby aéreo, a través de Estados Unidos, para pilotos no profesionales donando una copa y cinco mil dólares. Ella misma tomó parte en la prueba, pero sin inscribirse y cuidando discretamente de hacer cada etapa en tiempo prudente. El concurso fué ganado por un piloto que nada tenía que ver con el cine. De los hollywoodenses, quien llegó en primer lugar fué Louis Hayward.
Carole Lombard, Grace Bradley, Bebe Daniels, Gail Patrick, Bette Davis, etc., son estrellas decididas a quitar a Ruth Chatterton su título de reina del espacio.
Todas han pasado miseria, humillaciones y sufrimientos para ser estrellas. Todas cobran hoy sumas enormes de los productores que las tienen contratadas. Todas están dispuestas a jugarse en un salto mortal su pasado de dolor, su presente de gloria y de dinero.
L RESTAURANT “VENDOME),” de Ho
llywood, que es uno de los sitios más exclusivos, y cuyos precios son simplemente exhorbitantes, fué asaltado el otro día, llevándose los ladrones la cantidad de $500 dólares. Y no faltó alguien que comentase que el robo había ocurrido instantes después de abrirse el local y al cual habían entrado sólo dos parroquianos a comer un par de sandwiches de jamón.
CINELANDIA, DICIEMBRE, 1935
EL USO...
(viene de la pagina 23)
independiente o aquellos otros formados por organizaciones financieras — cadenas teatrales—firman contrato con los diversos estudios para el estreno de las películas de éstos, en las siguientes temporadas, pero esos contratos no son “ciegos,” o sea con la condición de aceptar cada cinta que salga de ese taller.
El empresario del teatro, ya sea propietario o administrador, muchas veces pagado por el mismo estudio, tiene en sus manos desde que acepta el empleo la tarea de defender los intereses de ese coliseo y de mantener un término medio de asistencia de público. Sabe que si pasa varias películas mediocres por su pantalla, se expone a alejar al público de su sala, a desprestigiarla. Y por eso se le deja siempre el derecho de elección, por lo menos mientras se pretenda que tenga la responsabilidad del teatro que se pone en sus manos. De otro modo, renuncia al empleo como ya es caso que ha ocurrido frecuentemente en el pasado.
En muchos de nuestros países, parece en cambio, que existe un error básico. Cada gran empresa cinematográfica tiene con frecuencia, en cada una de nuestras capitales, un teatro de estreno, ya sea propiedad de la agencia o arrendado por medio de un contrato “ciego” que da a ese coliseo el estreno absoluto, en el país y en la ciudad, de todas las cintas producidas por la empresa.
Como no hay estudio de Hollywood, por grande que sea, que haga un programa sólido de grandes películas sin una cinta mediocre y muchas regulares, y como esos teatros de primera categoría son de costosos mantenimiento y altos los precios de sus asientos, el empresario se ve obligado a exagerar la nota elogiosa y ditirámbica de cada una de las películas que tiene la obligación de pasar por la pantalla, a fin de mantener una utilidad.
En Estados Unidos
En los Estados Unidos no se procede así. El ejemplo de Hollywood y el de Nueva York, pueden mostrar la diferencia. Los grandes teatros de ambas ciudades, el Chinese Theatre, el Loew State y el Four Star, de la ciudad cinematográfica y el Music Hall, Capitol, Rivoli y el Roxy, de Nueva York, se disputan las mejores cintas, pero las eligen cuidadosamente. Si la película es solamente buena, va a un teatro de segunda clase y si es mediocre a uno de tercera.
La diferencia de teatro va acompañada de diferencia de barrio y sobre todo de precio de admisión. En Hollywood la empresa Metro-Goldwyn-Mayer realiza sus grandes estrenos en el Chinese Theatre y pasa sus películas corrientes en el Loew State. Y cuando, de vez en cuando, produce una cinta de carácter artístico extraordinario, tal como “Eskimo,” va al Four Star, teatro de público literario que es uno de los pocos que exhibe en Hollywood producciones europeas. El teatro da la pauta al público.
Pero aún más. La misma empresa acostumbra ahora hacer una preview pública de sus películas, antes de lanzarlas al mercado, invitando a la prensa, a los que trabajaron en la obra y a la flor y nata de la gente de cine. Estas previews reemplazan a las antiguas y costosas 'premieres de 2
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