Cinelandia (July 1936)

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la condesa Di Frasso, el príncipe Sergio Abolensky, el conde Carpegna, Bill Haines, David Selznick, etc., etc. Y a propósito de toda esta retahila de huéspedes de abolengo que cohabitan con noso-, tros, en Hollywood sería recomendable la institución de un bureau que se dedicara a importar de Europa tantos nobles desterrados que darían con su presencia lustre a esta democrática sociedad de los manufactureros de películas. ENRIÑA POR LA TUTELA DE FREDDIE Por Alfonso El triunfo que Miss Millicent Bartholomew, tía del niño actor Freddie, obtuvo él su primer encuentro legal sobre la a madre del jovencito, es la señal o de que ya pertenecen al pale los días en que tras de las carpas de 0 Circos los padres lucraban con las Aedes de sus pequeños. eN ea e y la madre de Freddie Bartholobl an luchado en los Juzgados de Los ina de la tutela del pequeño que Mo s de cien mil dólares al año. La o E e quien ha tenido cuidado del nda O con amor materno. La seAmérica madre, dejó que él viniera a Doré] 7 no se ha interesado mucho Dis l ; e ha dolido la separación. En Melnltad. Cas no hubiera sido dudoso el ticos q a porque los derechos román € la madre hubieran triunfado cie Freddie Bartholomew se retrata or gulloso con su tía Millicent, su tu tora, a quien quiere entrañable mente. Arriba una foto de una velada cinemática. gamente sobre las pretensiones de la tía que, por otra parte, simbolizan el porvenir económico y artístico del niño. Todos hemos sentido en la infancia “la tristeza del circo.” Su causa era bien clara, protesta de nuestro ser emocional contra la explotación de los hijos por sus padres, o por quienes les han comprado el derecho de hacer trabajar a los niños. Bajo el oropel con que se nos presentaban, subconscientemente veíamos las lágrimas de Cosette o las peripecias de Oliverio Twist. Hollywood ha realizado la maravilla de hacer trabajar a los niños con perfección nunca alcanzada antes, sin que signifique un castigo, ni les cueste una lágrima, ni un esfuerzo. Quienes ven ““filmar” a Shirley Temple pueden dar testi monio de la facilidad y deseo con que la muchachita sigue las instrucciones de David Butler, su ya clásico director. Y Hollywood ha hecho también la fortuna de estos actores infantiles. Hace pocos meses Jackie Coogan, al llegar a su mayoría de edad, recibió más de un millón de dólares, que sus padres le habían administrado. Coogan, prototipo del actor infantil de Hollywood, ganó muchísimo dinero sin esfuerzo alguno. Ni Charles Chaplin, su descubridor, ni los padres del pequeño, trataron nunca de hacerse ricos a su costa. El primero le pagó mucho más de lo que actor alguno cobraba entonces, y los segundos invirtieron acertadamente el dinero, lo que no sólo salvó al actor de la crisis de 1929, sino que le ha aumentado el capital original. Pero volviendo a Bartholomew, la simpatía del público está con él y con su tía Millicent más que con su propia madre. Desde muy pequeño vivió con ella, y era ella quien sufragaba sus pequeños gastos, atendía a su temprana educación, etc., etc. A cambio de no gastar en el niño, los padres aceptaron gustosos la separación. Y Millicent fué quien primero adivinó el instinto dramático de Freddie. Lo cultivó amorosamente y al fin logró para él un contrato de Metro-GoldwynMayer. Los padres no se opusieron a que el jovencito viniera a Hollywood con su tía. Tampoco se interesaron por la aventura. Fué preciso que “David Copperfield”? y “Anna Karénina” lanzaran a todos los rincones del mundo el nombre de Freddie y la cantidad de dinero ganado en Hollywood para que la madre decidiera oponerse a que la tía fuera la tutora legal del niño. La decisión judicial que permite a Freddie continuar viviendo por ahora con su tía Millicent, merece el aplauso del público. Es un legítimo triunfo de los derechos de los niños, generalmente tan poco respetados. Vea el Concurso anun ciado en la página 65 ¿ E É | '