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MERLE OBERON
Por Rondón
La muchacha del mirar oblícuo y el maquillaje dorado que llegó como un torbellino a la ciudad encantada del cine, no ha mucho sorprendió a Hollywood arrojando a un rincón la máscara con que al parecer deslumbró instantáneamente a sus admiradores. Esta vez, a la inversa de la fábula, el cordero vistió la piel del lobo y la inglesita inquietante y gentil, lanzó al viento un grito de protesta contra el ambiente inverosímil que había hecho de ella una precoz sirenuela llena de complicaciones y falsos atavíos.
Merle demostró ampliamente, después de “El angel de la muerte”? (Dark Angel) y de “Infamia” (These Three), que si ella había recurrido al artificio para triunfar en Hollywood, al despojarse de él su carrera emergía más sincera y prometedora que nunca.
La muchacha morena de los ojos ver
des, la cabaretista londinense de acento purista y personalidad rebelde, contraposición maravillosa de oriente y occidente, llena del fulgor de Piccadilly y del misterio sugerente de la India Inglesa, sólo encontró en Hollywood a su llegada, marcada aversión y profunda desconfianza en la “elite”? de los escogidos.
Alguien dijo: “Una muchacha de inclinaciones incontenibles y personalidad desbordante, no puede despertar simpatía sino celos.”
Pero Merle, con sus flamantes veintitrés años, con su temperamento magnífico y un record de ascendencia increíble, se rió de Hollywood y tuvo para consolar sus pequeños disgustos una sola respuesta decisiva: el triunfo definitivo en la pantalla.
En un golpe de estrategia brillante destruyó la ficticia imagen que ella misma se había fabricado. No temió el riesgo tremendo. Se exhibió tal y como era: una jovencita inquieta, maliciosa, algo infantil y voluntariosa.
Poco a poco una nueva estrella surgió en lugar de la odalisca de cejas postizas y labios sutiles. A la mujer fatua e indolente substituyó la jovencita espon
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tánea, alegre, bulliciosa, muy fen pero dotada de una voluntad 4 prueba. Ella realizó el milagro que Ma Greta o Hepburn no podrían fácil realizar: la vuelta a la naturalidad Y tal vez su triunfo excesivo, $ll co levantamiento sobre el nivel delMW más, causó la envidia de los Di0tMY fraguaron contra ella una conspll bochornosa. En su linda residencia de estilo ll frente al mar inmenso que mira hal India, hacia el Oriente donde trans su infancia y donde ella admite qUéA conquistar un lugar en el cinema, ba sorbo y sorbo de un té delicioso, las mas humedecieron sus mejillas. 4 mas de indignación que en los 0J05 den muchacha denodada y valiente Sl git pre un signo temible. E El destino puso frente a ella 1% mujer que vino también del Viejo :] nente y tiene el prestigio de lo 10 el halo que circunda las visiones E Y he aquí que la beldad germánica s fó en la contienda. Por un mo fracaso puso en vilo la carrera de pat Oberon. Tal vez muchos rostro pl ninos exhibieron una sonrisa de A cencia. Pero la muchacha rebelde Y. cidida que supo en la conquista ca bición vencer la oposición de MU lá familia, no era capaz de ser rele lucha violenta. cosdl Una vez más Merle Oberon E ( a Hollywood demostrando que yl puesta a luchar por la carrera 0%, coronado tras larga y penosa li send O. Selznick, el potentado que OÍ