Cinelandia (October 1936)

ode En [5rema | im ASTRO, en mala situación, fué a Fea un usurero para pedirle dinero Estado. Y le preguntó qué interés le iiraría, E “Ocho por ciento en el invierno y iz por ciento en el verano — contestó -—> ¡Por qué? Porque en el verano los días son más largos. RIDDIE BARTHOLOMEW declaraba otro día, que estaba encantado de sel estudio le hubiese contratado un 0 para que actuase de “doble” en Sel, A él va a tocarle tomarse el aceite fastor que mi tía me da de vez en O MESTRELLA no my bonita y faAa por sus arrebatos, se hizo tomar iS totografías que le costaban una fl suma de dinero. Días después, al aver las pruebas, encontró que esta MiMmuy lejos de ser tan buenas como ) Esperaba, E ¡Pero si no parezco yo! — le dijo Aológrafo, UY de qué se queja? ¡Tanto mejor "10 Se parece! MN ANESCRITOR ofreció a un estudio un mento cinematográfico titulado mos corazón al corazón”. El pro Se + 150 Muy avisado, encontró el tí 2 Mexplicable, A ; 0N 0 mismo pudo haberlo llamado Ene tonto a un tonto”— dijo. tos j lba a ponerle, pero temí que Le sintiese ofendido. .... MR EETRA belicoso le dió un empea dónde yo vengo se entran a bolado POr una cosa así—le dijo el atro 0, > ¿Y por qué no peleas? OIque ya no estoy en el lugar YO vengo. ... / DOS ESTRELLAS hablaban de una tercera que, sentada en otra mesa, charlaba a gritos con un admirador. —Es una verdadera sirena — dijo una de ellas refiriéndose al cuerpo escultural de la estrella mencionada. —$Si — agregó la otra — pero de automóvil... . EN UN CAFE de moda, un cliente protestó de que la bebida que acababan de traerle era terrible y no podía aceptarla. —Llame al maitre — le dijo al mozo. — ¿Para qué? — le contestó el mozo con pesimismo. — El maíitre tampoco podrá bebérsela. ... UNA DAMA, miembro de una institución de caridad, estaba tratando de venderle entradas para un beneficio, a un productor cinematográfico. —No puedo ir — le decía aquel — por exceso de trabajo, pero estaré en espíritu con ustedes. —Espléndido — le contestó la dama — ¿Y en qué clase de asiento; de diez, cinco o tres dólares, quiere sentarse su espíritu durante la función? CLARK GABLE se llevó la sorpresa de su vida la otra noche cuando salía del Brown Derby, después de una cena deliciosa. El astro es tan conocido allí, que la muchacha del guardarropía no le dió contraseña cuando éste, al entrar, le diera su sombrero. Al salir ella le dió la misma chistera, lo que le hizo preguntarle: —¿Cómo sabes que este sombrero es mío? —Eso no lo sé . . . — fué la asombrosa contestación — Pero fué el que Ud. me dió cuando entró aquí. JACK OAKIE fué al circo el otro día y se puso a contemplar los adefesios. Deteniéndose frente a un cartel que anunciaba “El enano más extraordinario del mundo”, Jack no pudo contenerse. Dirigiéndose al vocinglero que anunciaba las cualidades del enano, le preguntó: —¿Qué tiene ese enano de extraordinario cuando mide metro y medio, por lo menos? —Eso es lo extraordinario. . . . ¡Es el enano más grande del mundo!. UN GRUPO de extras, por falta de otra cosa que hacer, estaban discutiendo las relativas cualidades del sol y la luna. —¿Y tú qué piensas, Sambo? — le preguntaron a un negro que estaba dormitando, aburrido. —¡Oh, la luna, la luna e la má impotante. El sol sale de día cuando tó etá claro, pero la luna . . . esa sale de noche cuando má la necesitamo. .... EL JOVEN venía a pedir al padre la mano de su hija. Después del consiguiente discurso con la correspondiente nerviosidad, el padre lo miró de arriba a abajo. —¿Qué edad tiene, joven? —Veintiún años, señor; ya soy mayor de edad. ... —Sí, sí, pero mi hija tiene veintisiete. ¿Por qué no espera unos cuatro o cinco años, y entonces ambos serán de la misma edad? SE DISCUTIA el pedigree de un perro de raza. —Ese animal tiene un árbol genealógico espléndido — dijo el dueño. —Lo que es mi perro — dijo una actriz famosa por su inocencia — no tiene preferencia por ningún árbol en particular. ... EL OTRO DIA, en pleno boulevard, se armó un altercado entre dos negros. —¿Cuándo vas a pagame ese dinero que te preté .. .? Si no me lo da ahora mimo voy a quemá ete pagaré que me due El otro ponía el grito en el cielo. — ¡Si lo quemas, te voy a pegá un pleito en la cote. ...! 7