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Vara Las Damas
MM GENTE MENUDA
hr Carmen
in estos años que pasamos sobre la iierra, esto que llamamos los mortales vida, en un mundo donde todo o se aba, muere o se derrumba, los recuer
| ws gratos de la niñez y la juventud son
ilgo muy preciado y algo que no puede qifársenos en los últimos años de la jornada.
Durante la niñez y la adolescencia se lima el carácter del futuro ciudadano yen cuanto a su físico, una niñez y ¡wentud saludables, asegurarán al indiduo una vida adulta viril y una vejez libre de innecesarios achaques.
¡Piensa usted en el futuro de sus hijos? ¡Naturalmente!, contestan las males a una voz. Pero no pregunto sobre heducación que ahora se les da: moral, iolar, religiosa, etc., con que usted lis prepara para la lucha por la vida tando se encuentren frente a los prolemas de la existencia.
Con la vida moderna, la era del metnismo, sucede que la vida rural y ampestre ha decaído un gran por cien
to. Vivir en la ciudad es lo que todos buscan y lo que todos quieren. Nadie quiere ser “ranchero” ni la mujer quiere — según he oído la expresión entre amigas — “ser enterrada en vida en la soledad de una casa campestre, lejos de los cines, los teatros, los salones de belleza, etc.”
Las grandes ciudades han llegado a poblarse a tal grado en algunas partes, que la aglomeración de las casas y los muchos pisos de las mismas privan a las familias de tener un pequeño jardín y en muchas habitaciones nunca ha penetrado a danzar alegremente un rayito de sol. Hay muchos niños en las grandes ciudades que nunca han visto una gallina, una vaca, un caballo o un borrego y sólamente los conocen por las ilustraciones y por lo que ven en el cine y los museos.
Está bien la excusa de muchas madres de que tienen que vivir en la parte más poblada de la ciudad porque los niños tienen que estar cerca de tal
COMO PODEMOS VER EN ESTA FOTO,
VIRGINIA WEIDLER TIENE CINCO HER
MANOS Y HERMANAS QUE SE LLA
MAN SYLVIA, WARNER, WALT, GEORGE
Y VERENA. NATURALMENTE QUE ELLA
ES LA FIGURA CENTRAL DE ESTA FAMILIA.
o cual escuela y no hay nada que ellas puedan hacer sobre las penalidades que tenemos que pagar por vivir en una parte civilizada. Lo cierto es que muchas no quieren hacer un pequeño sacrificio: dejar las comodidades de su casa en la ciudad para pasar unos dos meses, O menos, en el campo, las montañas, etc., durante las vacaciones escolares de sus hijos. Es un deber de toda madre ver que sus hijos tengan un cambio de ambiente durante el descanso de sus estudios, para eso son las vacaciones; y nada mejor que pasarlas en el campo, donde tengan grandes espacios para correr y jugar y asolearse y donde el aire es puro, libre de humo y polvo y olores a gasolina de las fábricas y automóviles que envenenan el ambiente en la ciudad. Volverán a la escuela llenos de entusiasmo, de vigor y saludables, y preparados para pasar otro año en las aulas y soñar con la próxima vacación.
Comparo los hijos de dos jóvenes casadas: una tiene un niño que, no puedo negar, es un niño modelo — atento, siempre da las gracias, cuida su ropa como si fuera una persona grande, nunca se baja de la banqueta por temor a ensuciar sus zapatos blancos, y nunca pensaría en ir a jugar con los chicos del barrio al terreno que queda adyacente a su casa y en el que todavía no