Cinelandia (February 1938)

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CINELANDIA La Revista Mensual del Cine, Publicada en Hollywood, centro de la más prestigiosa y resonante producción cinematográfica del mundo, residencia de todas las estrellas. * Precio, 15 centavos en moneda norteamericana, [o su equivalente en moneda nacional) por el número suelto, y $1.50 dólares por la subscripción anual. bora el país del celuloide. La melena de los hombres no es sino la traducción, más o menos exacta, de ese galán de tan afortunada aclimatación en la pantalla. Es el John Barrymore de hace veinte años y el Robert Taylor de hoy. La mujer con pantalones no es, precisamente, un acierto de estética; el señor de melena es un romántico producido en serie por la gran industria yanki. Por lo demás, si no fuera por ellos, Hollywood no tendría ese aire desenfadado, ese ambiente de entre bastidores que es su mayor encanto. De allí su estrecha semejanza con el París novelesco y sentimental. A cien años de Musset, París aparroquia todavía en sus cafés algunas decenas de románticos con el cabello crecido y una tenaz voluntad de perpetuarse en la historia. Debemos, sin embargo, respetar ciertas diferencias para no provocar injustas suspicacias. El personaje de los viejos cafés de Montmartre y Montparnasse vive una vida de artificio pero que se apoya en una innegable inquietud espiritual. Le apasiona la forma pero cultiva el fondo. En esto se diferencia del bohemio de Hollywood que sugiere una falsa espiritualidad inspirada sólo en una preocupación frívola, es decir, que es el personaje vuelto del revés. Cultiva la forma pero no le interesa el fondo. Aquél hace suya la vibración sentimental del héroe de Murger; éste imita el gesto y la actitud del actor. El primero pretende ser un aristócrata; el segundo es un snob. Pero no todo el que vive a la sombra de los estudios es un habitante bohemio de la ciudad. Muy por el contrario, Hollywood es una población de gentes laboriosas en el más exacto y escrupuloso concepto yanki del trabajo. El holgazán consuetudinario casi no tiene cabida en este medio donde la lucha por la existencia debe ser obligadamente ardua y tenaz. Aun el bohemio de Hollywood trabaja aunque lo haga sólo de vez en cuando. Trabaja cuando le llega el turno, cuando lo llama la oficina en que están inscritos los extras; trabaja, en suma, mientras dura el proceso de una filmación. Son dos, tres o cuatro semanas, bien remuneradas, que cubren el presupuesto de dos, tres o cuatro meses de lánguido paseo por las rúas luminosas y frescas de la joven urbe californiana. En eso consiste su bohemia: en la alternativa de una vida sin orden, de una existencia sin compás. El adonismo es, pues, una característica del medio, tal vez como el reflejo de una atmósfera saturada de alta teatralidad. De allí que la melena no sea un elemento para uso exclusivo de gentes bohemias. Se puede llevar una vida prosaica y lucir, al mismo tiempo, la más hermosa cabeza byroniana. Sólo el rudo trabajador de manos gruesas, el hombre de oficio modesto, no tiene tiempo para el atildamiento y se salva de pertenecer a esta especie de donjuanes descarriados y pintorescos. Porque es un donjuanismo equivocado el que anima a estos personajes; un donjuanis mo sin apostura, sin excelencia Varonj) un donjuanismo con afeites y depilat rios, afeminado y paradojal. No Paren sino que el galán quisiera, en esta form; vengarse de la dama con pantalon símbolo y atributo máximo de masc nidad. “Tener pantalones”, “llevar los Panta. lones”, no expresa ya sino una idea mu vaga de dominio, de hegemonía, de y toridad. No podríamos aquí, por ot parte, afirmar de la mujer que es “o ser de cabellos largos y entendimien corto” porque sería una opinión equiv. cada, un juicio inexacto, una acusación injusta. Por el camino de la coquetería la my. jer se ha despojado de su feminidaj como por la práctica del donjuanismo |; perdido el hombre su acento recio y prestancia viril. Que en otras épocas y compusiera y estilizara de manera seme jante no prueba nada a favor de esty melenas, así como una interpretació desorbitada de lo práctico no justifi el que la mujer nos oculte sus pantoni llas que han sido, durante tanto tiempo el mejor ornamento de las veredas y h más depurada síntesis de su belleza y de su seducción. | Acaso influya en este cambio, adem del eco irresistible del cinematógrafo d. factor de un clima sedante y antiespas módico como el de California, de un de ma que no conoce las turbulencias trop cales de nuestras latitudes afro-ameri nas. Pero no hay que desear una ex ción, un retorno a la normalidad, po: que esto no sería posible. El equilibrio te Hollywood no está regido por las leys comunes al resto de la humanidad. Al medra lo desmesurado y se aclimata l exótico. La vuelta a la normalidad ter dría caracteres de catástrofe porque, tl Hollywood, lo opuesto al defecto est exceso. . . . Dejemos mejor ondular ls melenas varoniles y abultar las cade femeninas los pantalones. LAS NIÑITAS DIONNE DEL CAN%: DA. ... no sólo hablarán, sino que (al tarán en su próxima película, que serál tercera en que aparezcan. Hicieron ul al poco tiempo de nacer y otra al all y medio. Y ahora harán esta tere cinta, que será musical, a poco de cu: plir los cuatro años. Las mellizas habl francés bastante bien, pero de Hollywol' van a enviarse dos profesores — uno l inglés y otro de canto — para que li preparen para la nueva obra que se (%: menzará a filmar a mediados de 1% Eso se llama comenzar temprano la ( rrera estelar. LOS ESTUDIOS TWENTIETH Cll TURY-FOX. ... le han ofrecido a Lil Vélez un rol importante en una próxill película en la que también trabajil Simone Simon. ¿Se imaginan ustedes 1 que sería ese set y esa película, con Y mezcla de la pimienta mexicana de y el “sprit” francés de la otra? Y % detalle divertido: una de las imitacio más graciosas que Lupe Vélez hace € de Simone Simon y su acento galo bl típico. Habría que ver como imita? estrellita francesa a Lupe... .