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PUBLICADA EN HOLLYWOOD
TOMO XII
MARZO, 1938
NO. 3
ROSEMARY LANE
Entrevista Frente Al Espejo Por Alberto Rondón
Frente al espejo radiante de un gabinete de maquillaje ultramoderno me espera una muchacha que acaba de debutar en la pantalla con éxito instantáneo. Por el pasillo angosto transitan estrellas y actores que aparecen acicalados, con el pelo reluciente y las mejillas purpúreas. Estamos en los dominios de la ciencia enrevesada de los potinges, las cremas y el artificio.
La muchacha en el espejo sonríe. No es necesaria una presentación formal. Mis credenciales son suficientes. En el mundo maravilloso que se llama América, Rosemary, la muchacha del espejo, es la encarnación de la colegiala que en lugar de ir a la universidad a aprender odontología, terapéutica o filología, fué a aprender ritmo, gracia, melodía y amor.
Y como para una muchacha graduada en todas estas ciencias difíciles Hollywood y el corazón de la humanidad están siempre abiertos, por eso Rosemary Lane — la segunda del famoso triunvirato Lane, Lola, Rosemary y Priscilla:
las tres hermanas que triunfaran junta y separadamente en la pantalla — acaba de obtener su más grande éxito en la película “Hollywood Hotel”.
Rosemary es la muchacha más sencilla de la creación. En el espejo su sonrisa de colegiala me la describe con una sola y admirable pincelada. Las preguntas huelgan. Rosemary no es nada más que una chiquilla admirable que canta, baila, sonríe y hace de la vida un primoroso festín.
Le pregunto si le gusta Hollywood y dice que sí, pero sé que a una chiquilla de alma rítmica y espíritu delicioso le gusta todo en la tierra y si estuviera en Shanghai, en plena guerra, bajo el estruendo de las bombas respondería lo mismo.
Un poeta buscaba la camisa del hombre feliz. Es fama que todavía no la ha encontrado. Si hubiera buscado la cami
Sus progenitores no hubieran pisado un escenario por un millón de dólares. Rosemary, sin embargo, con su sonrisa transparente y contagiosa, ha elegido los escenarios teatrales y cinematográficos para
cautivar nuestros corazones.
sa de la chica feliz hace rato que Rosemary habría perdido la suya.
En el espejo luminoso la cabellera rubia va cobrando forma poco a poco. El peine de la especialista, como un ciempiés enorme, recorre las crenchas fácilmente y las va poniendo en orden mientras Rosemary me cuenta sus intimidades con la honradez de un chiquillo que está encantado de revelar .sus secretos. : >
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