Cinelandia (December 1939)

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diabólico, su voz fría como el mármol de las tumbas .. . Esa eterna duda ... Tan pronto me ama como me detesta... Una corona o un cadalso, son dos símbolos que para ella pueden ser substituidos sin esfuerzo .. .” Y esa tarde fría de invierno en que la muda queja de las cosas se traduce en un silencio sepulcral, junto a las llamas de la chimenea, Bacon le había dicho con profunda sinceridad: “Lord Essex, más vale que tengais cuidado con Isabel . . . El amor de las reinas es una aventura peligrosa . . .” Pero Essex no tenía nada que temer. Isabel humillada lo llamaba a su palacio. Esta vez al menos la vanidad de Essex triunfaba sobre el orgullo de Isabel de Inglaterra. En Whitehall cortesanos y damas vieron con sorpresa el regreso del favorito de Isabel. Circulaban rumores fantásticos. Hasta oídos de Essex llegó la noticia de que su rival Sir Francis Raleigh aparecía ante el trono de Isabel vistiendo una armadura de plata cincelada. Essex para zaherir la vanidad de Sir Walter se presentó en Whitehall rodeado de una guardia que vestía armaduras no menos ostentosas .... “Cada uno de mis soldados será a ojos de Su Majestad un segundo Sir Walter .. .” En la antesala de la reina Essex tropezó con la hermosa Lady Penélope. Su extraordinaria juventud y su temperamento apasionado hacían de ella una de las más codiciadas beldades de su época. Essex se habría limitado a sonreirle si ella no le hubiera salido al paso y con la intensidad propia de la juventud lo hubiera llevado a uno de los rincones de la sala ... “Una vez por todas quiero saber la verdad . . . ¿estás enamorado de la ema. ..?” “Es la única mujer que me interesa en el mundo .. .” “Mentira . . . Isabel es vieja y fea... Es su corona, el poder del trono .. .” “Callad . . .” La reina estaba en el dintel de la antesala. Su silueta severa y majestuosa se delineaba como una visión magnífica sobre el terciopelo de los cortinajes. La luz de los candelabros caía sobre su rostro inexpresivo. “Lady Penélope . . más bajo .. .” Cuando las puertas se cerraron en pos de ellos, Isabel y su favorito olvidaron un instante las ceremonias cortesanas... La horrible barrera que los separaba había cedido al cabo. “Elizabeth .. .” “Robert .. .” Quizás si en el fondo era posible aun la comprensión absoluta. Tal vez podía llevarse a cabo la claudicación absoluta de sus intereses personales. No era posible que estuvieran eternamente condenados a la pasión turbulenta y a la enemistad súbita. Las intrigas de otros cortesanos los habían hecho sus víctimas . . . Eso era .. . Las intrigas de . Hablad un poco Burghley y de Lord Cecil, de Lord Knollys y de Raleigh .... “Volverá a arder en sus pechos el fuego de la envidia .. . Robert, iniciemos 48 una vida nueva. No te apartes jamás de mi lado. Olvídate de la gloria y de la política .. . Piensa solo en mi... en tu reina que pondría a tus pies su COTO. : Essex y la reina habían olvidado la pompa palaciega. Isabel estaba en sus brazos y juntos se habían dejado caer sobre las gradas alfombradas de la sala. “Amame, ámame “murmuraba ella con una voz temblorosa que no era la voz de la reina . . . “No te apartes nunca de mi lado. Sin ti no quiero el cetro de Inglaterra . . .” De pronto Robert:se puso de pie. Su apostura admirable, el gesto viril, la sonrisa despectiva aquella eterna actitud de semidiós que enfurecía a la reina . todo lo que ella amaba y odiaba surgió ante sus ojos de mujer apasionada. Essex murmuró quedamente: “Eso me lo dices ahora .. . Dentro de unos cuantos días lo habrás olvidado .. .” “Hoy cuando menos no debes decir E “Volverás a avergonzarme delante de la. Corte...” “Robert . . . Acuérdate de que tu no quisiste sacrificar tu vanidad y volver a Palacio. Yo, la reina, lo hice .. . y te mandé llamar .. .” Entonces en el rostro bello de Robert Devereux brilló un destello diabólico y en tono despectivo murmuró: “Me llamaste porque me necesitaDas o No podía haber elegido una frase que pudiera traer a la mente de Isabel, con mayor crueldad, su verdadera situación. Ella amaba a Essex. Essex se postraba ante ella porque era la reina de Inglaterra. Pero su rostro, aquel rostro ajado que le mostrara el espejo, su figura ya senil .. . nada de eso amaba Essex . . . ¡Essex no la amaba y le arrojaba una vez más la verdad al POStroO! 0. “Y tu viniste porque no quieres resignarte a la oscuridad . porque tu ambición te empuja a las puertas de mi palacio .. .” De pronto la tempestad surgía de nuevo y cobraba impulsos. Una vez más él se burlaba de la inferioridad física de Isabel y ella le echaba en cara su derrota . . . Essex no tenía un trono como ella ... De pronto estalló en la regia cámara una carcajada que se perdió en las paredes de piedra. “No discutamos más . . . De hoy en adelante ¡nuestra única preocupación será amarnos .. .” Entonces Isabel murmuró suavemente al oído de Essex: “Robert, prométeme que vas a estar siempre a mi lado. Necesito de ti, aquí en Londres. Lo único que te pido es que sacrifiques la gloria de ir a otros paises a ganar lauros y batallas por el amor de tu reina. Estoy sola, absolutamente sola .. . Rodeada de enemigos que me acechan constantemente ... En torno a la mesa del Consejo, en las antesalas de mi palacio .. . dondequiera que voy solo tengo enemigos que aguardan el día de mi ruina. Sin ti a mi lado no me atrevo a seguir sobrellevando la carga de ser reina...” | Essex la besó en los labios y respondió con voz firme: “Te prometo que de hoy en adelante estaré siempre a tu lado .. .” UANDO se reunió el Consejo de la reina, Coke, Burghley y Raleigh decidieron una vez más arruinar al favorito de Isabel. Conocian las debilidades de su carácter. Era apasionado, inquieto, facil de llegar a las decisiones violentas. Su permanencia en Londres era el más grande sacrificio que podía exigírsele cuando en Irlanda, unos en pos de otros, los ejércitos ingleses hallaban destrucción y derrota. Si alguien merecía la admiración de todos era Tyrone, el jefe de los rebeldes irlandeses contra cuya táctica fracasaban las fuerzas de los capitanes de Isabel. Bastaba mencionar este grave punto para que Robert Essex cayera en las redes de sus enemigos. En vano Isabel con la mayor diplomacia rehuía el asunto. “En las presentes circunstancias nadie puede servir mejor a Su Majestad que el hombre que subyugue a Irlanda .. .” “Pero,” añadió Coke, “en Irlanda esperan la derrota, las plagas que asolan los campamentos y la audacia invencible del Conde Tyronne. Es facil ganar glorias en España . . . pero no en 16 ETeTo E “Su Majestad no desea arriesgar más ejercitos y más dinero ante un enemigo como Tyrone que da siempre las espaldas...” rugió Essex. “Entonces Inglaterra debe perder a Irlanda ¿no es eso, Lord Essex?” “Si hubieran menos intrigas en el Consejo Real y más valor personal no la perdería .. .” La batalla estaba iniciada y Essex estaba condenado a ser la víctima facil de sus enemigos. En vano Isabel repetía: “Robert. . . déjalos que digan lo que quieran. Recuerda la promesa que me has hecho ... .” Essex no oía nada. ”Dadme un ejército y conquistaré a Irlanda.” “Dadle un ejército Señora . . . al más bravo de vuestros capitanes. Volverá vencedor...” “Con suficientes soldados y suficientes pertrechos traeré a Londres la cabeza del rebelde..." : “Sería falta de amor a Inglaterra negarle a Essex lo que pide ... .” De pronto Isabel se puso de pie. “Está bien”, murmuró. “El Conde de Essex tendrá hombres, armas y pertrechos y partirá para Irlanda .. .” “Gracias Señora” murmuró Essex. “Lord Essex”, añadió ella con despecho, “vuestros enemigos pueden estar satisfechos. Gracias a la altanería infantil de vuestro carácter nos han separado una vez más .. .” ¿Qué le ocurrió a la expedición de Essex en Irlanda? ¿Volvió vencedor o vencido? » » « ¿Cuales fueron los acontecimientos que obligaron a Isabel a condenarlo al cadalso? Todo esto lo encontrará usted en el próximo número de Cinelandia.