Cinelandia (October 1940)

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y de mañana. Su enorme talento y su extraordinaria belleza justifican su larga presencia en la pantalla. Algunos creyeron que era incapaz de evolucionar y que debía al destino la brillante posición que ocupaba y llegó a decirse de ella que era la muchacha más afortunada de Hollywood. Nada de eso es verdad. El destino no puso el triunfo en manos de Joan, ni fué nunca engreída de la suerte. La iniciación de esta mujer extraordinaria fué una dura lucha durante la cual tuvo que abrirse paso a costa de grandes sacrificios. Joan empezó haciendo los papeles más humildes y sometiéndose a toda clase de pruebas. En lugar de protestar o desanimarse redobló sus esfuerzos de modo que la consideración de las dificultades que se multiplicaban en torno suyo no solo no acabó con su voluntad indomable, sino que la hizo más recia y decidida. Su peor enemigo fué la pobreza y la falta de medios para resistir los embates J y“ es la estrella de ayer, de hoy del destino cuando no le bastaban su juventud y su belleza para ganar un sueldo que le permitiese vivir siquiera modestamente. Joan vino a la pantalla en la época de “oro” de Hollywood. Ella era una humilde extra cuando las estrellas del cine mudo ganaban sumas fabulosas y llenaban con su celebridad los ámbitos del mundo. Ejercitó oficios modestos y se resignó a aceptar cualquier papel en la cámara porque el escenario o ante necesitaba el dinero. Joan Crawford resiste el pasaje del tiempo que parece no hacer mella ni en su rostro ni en su esbelta figura, y en cada nueva película que hace para la Metro-Goldwyn-Mayer, emerge más popular y admirada que nunca. Su film más reciente para esa productora fué "Susana y su Dios”. Es, pues, natural que tenga las características de la mujer que ha luchado y que ha vivido intensamente. No se puede pedir quietud espiritual y serenidad de alma a aquellas que para vencer han tenido que aceptar las vacilaciones, las turbulencias, los sacrificios, no ya para cubrirse de gloria, sino para poder simplemente subsistir. Tal siendo el caso de ella no sorprende que su psicología sea la de una mujer luchadora que mira con desdén el comentario de los (va a la página 35)