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representación escolar por primera vez.
una vacación, antes de graduarme, en Peterborough, que
es una colonia de artistas, escritores y músicos fundada por el Sr. William MacDowell. Mi madre había establecido allí su Studio Fotográfico y aquello me dió oportunidad de tomar lecciones de baile de la hermosa Roshanara, una bailarina inglesa que se había criado en la India y que era tan inspirada como bella. Tanto entusiasmo infiltró en mi aquella maestra que me hice el firme propósito de convertirme en bailarina profesional y de dedicar a ese arte mi vida entera. Infortunadamente, la temporada tuvo un trágico final para mí, pues la hermosa Roshanara murió del corazón unos días antes de que yo regresara a la Academia, y eso fué lo suficiente para que mi entusiasmo por el baile quedara de nuevo relegado a un segundo término.
En el año 1926 me gradué de la Academia Cushing y entretanto, mi madre se había trasladado a Newton, un pueblo grande del Estado de Massachusetts, y allí fuímos Bárbara y yo para pasar una temporada, que se convirtió en el largo período de dos años, durante los cuales aprendimos muchas cosas relacionadas con las labores domésticas. A la terminación de aquel lapso de tiempo, que a mí me pareció una eternidad, mi hermana regresó al colegio y mi madre y yo nos marchamos a Nueva York.
A uua vacaciór mi dinero reuní lo suficiente para pasar
A la izquierda Bette. Davis cuando obtuvo trabajo, a los diez y ocho años en el cuerpo de salvamento de las playas y a la derecha a los catorce años cuando tomé parte en una
Bette Davis es una de las pocas estrellas que han elegido para construir su casa, la ciudad de Glandale, al Noroeste de Hollywood. Aquí la vemos en la escalera rústica del jardín, después de tomar un saludable baño de sol.
En aquella época ya yo había decidido dedicarme enteramente al teatro y naturalmente quería prepararme bien y entrar con los mejores auspicios aspirando a estudiar con Eva Le Gallienne, en caso de que mi buena estrella me diera esa oportunidad, que yo tanto ansiaba. Precisamente en equellos días ella había dejado asombrada a la ciudad de Nueva York con sus maravillosas presentaciones en el Teatro de Repertorio Cívico, efectuadas en un salón de calle 14, al cual acudían a diario los' intelectuales de todas las clases sociales, verdaderos expertos en las artes, que aplaudían con entusiasmo las presentaciones de los dramas de Ibsen y de otros dramaturgos igualmente conocidos. Esta genial actriz había reunido un cuadro artístico compuesto de personalidades distinguidísimas, pero, lo que más me llamó la atención fué la excelencia del ensayo, que les había dado a todos tal preparación que no se advertía ni la menor discrepancia ni deficiencia en nada.
Tanto frecuentaba yo aquel teatro y tan profunda admiración me inspiraba la señorita Le Gallienne, que mi anhelo de estudiar con ella crecía por momentos y tanto batallé para obtener una entrevista con ella, que finalmente logré que me permitiera verla. ¡Aquel fué un gran día para mi!
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