Cinelandia (June 1942)

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El rostro de Sidney Royce, mientras escuchaba distraídamente un programa de radio en su casa, reflejaba profunda preocupación. Sidney acababa de ser nombrada por una agencia periodística ayudante de Kenneth Harper, su corresponsal en Lisboa. Kenneth tenía fama de exigente, y en poco tiempo había despedido a cuatro de sus ayudantes. La muchacha se preguntaba si conseguiría satisfacer a su futuro jefe o si correría la misma suerte de sus predecesores. Una hora después salía de Nueva York el avión trasatlántico que debía llevarla a su destino. Sidney ignoraba entonces que a poca distancia de allí, dos miembros de una organización de espionaje— Paul Baker y la linda y poco escrupulosa Rita Lenox —estaban combinando los últimos detalles de un plan para raptarla, con el objeto de que Rita pudiera trasladarse a Lisboa usando el mombre de Sidney. Sobre la espalda de Rita se habian grabado con tinta invisible los planos de un nuevo torpedo, cuyo inventor había sido asesinado por los espías nazis, y tras el cual andaban agentes de éstos y de los aliados. El plan era muy sencillo. Un gangster llamado Joe Scalsi estaba encargado de ir a buscar a Sidney en un pretendido automóvil de la compañía aérea, y de llevarla a un sitio seguro, donde se la mantendría encerrada por espacio de varios días. Entonces Rita tomaría su sitio y su nombre en el aereoplano trasatlántico. Rita y Scalsi quedaron muy poco satisfechos cuando Baker, en vez de los 10,000 dólares prometidos, les entregó solamente 1000, asegurándoles que recibirían otros 4000 en cuanto los planos estuvieran fotogra (Pasa a la pág. 45)