Cinelandia (June 1942)

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372 tumbién recién llegada a Lisboa, entraba en la habitación de la periodista, y al encontrar a Kenneth aguardándo a ésta, se apresuró a explicar su presencia ase :«gurando que era una amiga de Sidney. Kenneth sospechaba, sin embargo, y vigilaba disimuladamente a Rita. Y «cuando ésta sacó de su bolso un revólver, el periodista la derribó de un puñetazo dejándola inconsciente. Entonces llamó a Frank Richards, uno de sus ayudantes, «encomendándole que guardara a la espía. Kenneth fué inmediatamente a visitar «al barón, a quien propuso un cambio de sus respectivas prisioneras. El espía nazi, «convencido de que Sidney no era la mujer que andaba buscando, accedió en el acto. La satisfacción de Kenneth al verla en libertad era tan manifiesta, que Sidney comprendió que el periodista se había enamorado de ella, y comprendió asimismo que ella le correspondía de todo «corazón. Pero al llegar al hotel, sus esperanzas sufrieron un rudo golpe. En el vestíbulo les esperaba Rita, sonriendo amenaza «dloramente, y a su lado se hallaba Frank Richards, el asistente de Kenneth, que resultó ser un traidor a sueldo del enemigo. Sidney y su jefe comprendieron que habían perdido la partida. Con una pistola en su espalda, los dos periodistas fueron conducidos a una habitación, donde los espías procedieron a hacer visible la tinta en la espalda de Rita. Kenneth sonreía para sus adentros durante la operación. Cuando el dibujo empezó a aparecer sobre la piel de Rita, en vez de los planos del torpedo salió a relucir una inscripción que decía “V de Victoria”. Ante la desesperación de los agentes nazis, Kenneth les explicó plácidamente que los planos habían sido fotografiados en la espalda de Rita mientras ésta se hallaba inconsciente, eliminados luego de la misma, y enviados a Washington por radiofotografía. Después de una fuga desesnerada de los enfurecidos espías nazis, Kenneth y Sidney, ante el micrófono de una emisora de radio, narraban al público americano las estupendas aventuras de su lucha contra los agentes enemigos. Los voz de Kenneth se deslizaba a través del éter orgullosamente. “Nuestro triunfo—dijo—fué debido, más que nada, a los esfuerzos de mi ayudante Sidney Royce, que pronto va a ser Sidney Harper . . mi esposa...” Sidney le estrechó la mano en silencio. A ellos, el complot enemigo les había traído algunas aventuras y mucha felicidad... Los soldados . . . (Viene de la pág. 9) mandante interino de las fuerzas de defensa del Pacífico, quien en nombre del ex-presidente de México, general Lázaro Cárdenas, comandante de dichas fuerzas—que no pudo asistir por razones de índole militar—dio la bienvenida a la caravana. Entre otros oficiales mexicanos presentes, anotamos los nombres del coronel Raúl Alamillo y del mayor Jorge Castellanos, | Luego de un frugal lunch, durante el cual los artistas conversaron en franca camaradería con los soldados y el público, nos encaminamos hacia el Teatro Maya, donde alrededor de 1.500 soldados y marineros llenaban las localidades. En un cálculo aproximado se estimó que una multitud de 3,000 personas esperaba en las afueras del teatro y fué calurosísima la recepción que se ofreció a los astros, que por primera vez llegaban a ofrecer su arte al valiente soldado mexicano. El Programa Ofrecido: Este significativo acto, fué abierto con un vibrante discurso pronunciado por el teniente de navío Asnar Zertina, quien puntualizó a los presentes, el enorme significado panamericanista del programa a presentarse. El galán mexicano Arturo de Córdova —hoy «bajo contrato en Hollywood—y' la querida estrella mexicana Rosita Moreno, oficiaron de maestros de ceremonias. De Córdova presentó a cuatro preciosas estrellitas del elenco de Paramount; Martha O'Driscoll, Linda Grey, Barbara Britton y Katharine Booth. Luego los Merry Macs, conjunto vocal de notable éxito en la radio y cine norteamericanos, entonaron varias canciones. Rosita Moreno presentó al galán cubano Desi Arnaz, quien luego de cantar la canción, “Mamá Inés”, llamó al escenario a su esposa, la actriz Lucille Ball con quien sostuvo un corto y aplaudido diálogo en español. Los aplausos del público obligaron a que Arnaz bailara una rumba con la señorita Amarillo Morris. La joven actriz y bailarina Adele Mara, bailó con mucha gracia un baile español. A Rosita Moreno le correspondió seguidamente presentar al público al astro Joel McCrea, quien recibió una ovación cuando contestando a Rosita, dijo en español : “Yo no sé hablar inglés” . También Joel presentó al público a su esposa, la actriz Frances Dee. La bella y decorativa Ann Miller, deleitó a los soldados con una canción y una danza. De Córdova presentó luego a Mary Martin, quien sorprendió al cantar la primera parte del “Caro Nome” dándole después rítmo de fox-trot. Pero los aplausos se centuplicaron cuando Mary canto en español el fox, “Hazlo otra vez.” Luego ocupó el proscenio, la querida Lupe Vélez, quien cantó, habló y bailó para deleite del auditorio que reclamaba su presencia una y otra vez. Terminado un corto intérvalo, Rosita Moreno presentó al astro James Cagney, quien bailó una danza de zapateo de su próximo film. El siguiente número fué 1 Ctra sorpresa. La actriz Jinx Falkenbug, cuyo origen anglo-chileno no es muy conocido, recitó en perfecto castellano, la poesía “El credo mexicano.” La sucesión de astros siguió con la simpática ñatita June Preisser, quien cantó “Oh! Jonny” con el coro final en español. Rosita Moreno y Arturo de Córdova, presentaron seguidamente a Dick Powell y Joan Blondell. Dick cantó en español —con perfecto acento—la canción “Cielito lindo” que fué calurosamente aplaudida y tocó varios instrumentos acompañado por la orquesta. Joan Blondell, salió al escenario con una enciclopedia y luego de buscar graciosamente una palabra, dijo: “Gracias.” Con esto ganó la simpatía del público que reía y aplaudía mientras ésta buscaba en su diccionario otra palabra para completar su frase: “¡Qué lindo día!” Joan Bennett, saludó también al público invitada por Arturo de Córdova. Rosita Moreno, bajó luego a la platea para repartir flores entre varios soldados -: presentando seguidamente al compositor mexicano Lorenzo Barcelatta, quien deleitó al público cantando sus últimas composiciones. Al terminar, Barcelatta presentó al famoso compositor norteamericano Irving Berlin, quien cantó también el final de su más famosa composición ; “Alexander's rag time band.” El siguiente número—y el que arrancó la más cerrada salva de aplausos—fué el de los bailarines acrobáticos Nicholas Brothers, de conocida actuación en diferentes films, quienes con sus espectaculares danzas mantuvieron a la audiencia en suspenso. : Como número final, los popularísimos actores Stan Laurel y Oliver Hardy, hicieron las delicias de los soldados durante un largo rato. Volvió a ocupar el escenario el teniente de navío Asnar Zertina para agradecer en nombre de todos, a los organizadores y participantes a quienes invitó al escenario para entonar con ello y todos los presentes los himnos nacionales de la Unión y de Méjico. La prolongada y calurosísma ovación con que finalizó el acto, puso en evidencia el agradecimiento con que el soldado mexicano había recibido la actuación de tantas primerísimas estrellas de la constelación de Hollywood. Parecía que con ese aplauso interminable se quería expresar el deseo de todo el ejército mexicano, de enviar un abrazo a sus hermanos de los Estados Unidos. RO Al salir del teatro, volvieron a efectuarse las mismas demostraciones de cariño y simpatía. Allí pudimos recojer algunas impresiones espontáneas de parte de marineros y soldados. Un marinero del cañonero Querétaro, Fidel Hernández López, se acercó al reconocernos, para decirnos en nombre de todos sus compañeros, cuánto les había gustado el festival y cuánto significaba (Pasa a la ság. 43) 47 O O A A E PO NN PI > pia 4 q a: En EA Ae LS AR Ps O O O A! d ES y TA E AE E IS FLACA EI E A INEA ES PSA 32 TEA As TA ch a UI BOM RAR a EEN IAS A! $ MAR No a AS e , y . 3 . 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