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Betty Field y Ray Milland no parecen muy satisfechos de hallarse el uno al lado del otro. soberana paliza que se atizaron en alguna escena... .
Consecuencias, seguramente, de la
Gloria Warren, la niña prodigio cuya garganta vale una fortuna para sí misma y para la Warner Bros. practica el piano y el canto en
cuanto tiene ocasión de ello.
El lema de Frances Gifford es
coser para el Ejército. La sonrisa
va dedicada al afortunado soldado que recibirá su trabajo
He aquí tres invitaciones al cha
puzón . . . responsables, incidentalmente, de más de cuatro ahogos y sofocos. . .
Ann Sheridan y John Garfield gozan ambos de fama de graciosos. reuniera tanta gente a su alrededor cuando se
Joan Bennet y su marido, el director-productor Walter Wanger, son una de las parejas que menos miedo tienen a la publicidad. Hélos aquí
bailando animadamente en Ciro's.
No es extraño, pues que se
encontraron. de
A E AE ER ARNO
Camaradas errantes (Viene de la pág. 45)
no pondría inconveniente a la presencia de los animales, se trasladó a la casa de aquél.
Los pensamientos de Danny estaban en aquel momento exclusivamente concentrados en Dolores. Cogió un jarro de leche, que la muchacha se había olvidado la noche anterior y se dirigió a su casa para devolvérselo. Allí se enteró de que Dolores había empezado a trabajar aquel mismo día en una fábrica de conservas de Monterey. Para allá se fue Danny, y entrando en la fábrica, buscó a Dolores por todas partes. Cuando al fin la encontró, hizo cuanto pudo por hacer las paces con ella, sin ver el desorden que introducía en la línea de obreras de que formaba parte. Pero el capataz sí lo vio, y con la ayuda de dos de sus hombres echó a Danny a la calle violentamente.
El paisano se marchó mascullando maldiciones. A poca distancia vio un bote que se vendía por doscientos diez dólares. Si lo pudiese adquirir, pensaba Danny, tal vez ganaría bastante dinero, dedicándose a la pesca con él, para vestir bien y comprar buenos regalos a Dolores.
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Pero como no disponía de esta cantidad, se contentó con entrar en la tienda de un chamarilero y cambiar su guitarra por una aspiradora eléctrica de polvo, que aquella misma noche ofreció a la muchacha. Esta sonrió encantada.
— ¿Estás seguro de que no la has robado?—le preguntó. á
—Me la he ganado trabajando—mintió Danny descaradamente.
Dolores le premió con un efusivo beso.
Al regresar a su casa, Danny fué recibido por los ladridos de los perros de El Pirata. Ante su indignación, Pilón le explicó sus sospechas sobre el dinero que el viejo tenía escondido en el bosque. Danny, que no había renunciado a su idea de comprar un bote de pesca, accedió a permitir que El Pirata y sus perros vivieran con ellos por una temporada. Por la noche, tal como Pilón había imaginado, el mendigo abandonó la casa sigilosamente. Pilón y sus amigos, que
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fingían dormir, se levantaron y le siguieron. Pero el viejo conocía el bosque mejor que ninguno de ellos, y a los pocos momentos le perdieron de vista. Tras buscarle inútilmente por todo el bosque, sus perseguidores regresaron a la casa ya amanecido. Y, ante la sorpresa de todos, allí encontraron a El Pirata, con un grueso saco repleto de monedas en la mano.
—Hasta hoy—explicó el mendigo— había guardado este dinero en el bosque por miedo de que alguien me lo robara. Pero ahora que tengo amigos, prefiero dejarlo aquí. Si vosotros me lo vigiláis, ¿quién se atreverá a quitármelo?
Pilón le contempló con aire de duda. Robar el dinero de un avaro era una cosa, pero engañar a un hombre que se confiaba en él como amigo, era algo muy distinto. Y aunque de mala gana, asintió.
—Guardaremos tu dinero, Pirata. ¿Pero no podríamos gastar algo para comprar vino?
—Imposible—replicó el viejo—Lo he prometido a San Francisco de Asís. Hace tres años, uno de mis perros enfermó, y entonces hice voto al Santo de que si le salvaba la vida ahorraría veinticinco centavos diarios por espacio de mil días, y entonces le compraría un candelabro de oro. El perro se salvó. ....