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a las cantantes del programa “Las novias desconocidas”...
Crouse y las dos muchachas le lanzaron una mirada de terror. Jerry, sin embargo, pronto se olvidó de su susto en cuanto se fijó en la sonrisa con que Phillip la saludaba.
—Es usted exactamente tal como me la figuraba—murmuró el oficial a su oído.
En aquel momento, Brenda y Cobina, las verdaderas “Novias”, entraron en la habitación.
—¡ Mira, Cobina! ¡Marineros !—dijo la primera mirando codiciosamente a los dos oficiales.
Phoebe se apresuró a empujar a las dos parejas hacia la puerta. '
—Estos marineros no son para ustedes —dijo a las dos mujeres en cuanto estuvo a solas con ellas—El señor Crouse no quiere que se revele su identidad hasta el final de la jira. En el entretanto, Jerry y Kitty tomarán el lugar de ustedes ....
—No me gusta la idea—interrumpió Cobina—Estas muchachas se divertirán con ellos mientras nosotras nos quedamos en la luna de Valencia ....
—No se preocupen por esto—replicó Phoebe—Yo me cuidaré de que conozcan a tantos marineros como quieran durante la tournee. ;
Las dos mujeres se tranquilizaron. Phoebe empezó inmediatamente a trabajar en la organización de un baile en el club de los oficiales, al que debían asistir Jerry y Kitty en su calidad de “Novias de la Marina.” |
El señor Hawes, agente de publicadad de la sociedad de diversiones organizada por los marineros, recibió a las dos muchachas a la puerta del club y las condujo a su oficina, donde les mostró el contrato que debían firmar antes de empezar su jira. Las muchachas titubeaban, y, no siendo más que fingidas “Novias”, no se. atrevían a firmar. Afortunadamente llegó en aquel momento Phoebe, que, previendo este caso, había traído a Brenda y Cobina en un tax1 y las había hecho esperar en él para que firmaran el contrato. Al ver la embarazosa posición en que Jerry y Kitty se encontraban, Phoebe se dirigió a Howes:
—En mi calidad de agente de estas dos muchachas, tengo que examinar este contrato detenidamente. Usted me perdonará si le pido. ques nos deje a solas por unos breves minutos . ...
Entretanto, Brenda y Cobina, aban
donadas en el taxi, acababan de ver.
pasar a dos marineros, Hambone y Daffy, que se paseaban cantando alegremente. Las dos mujeres se miraron una a otra. Hambone y Daffy no eran precisamente guapos. Pero eran hombres. Brenda y Cobina salieron precipitadamente del coche y se lanzaron tras ellos.
Así fué como Phoebe, al regresar al taxi, halló que sus pájaros habían volado de la jaula. Regresó a la oficina llena de desesperación, lamentándose de la infor
malidad de Brenda y Cobina con las dos muchachas. De pronto, se abrió la puerta y entró Hawes a la cabeza de una comitiva compuesta de los dos marineros y las dos mujeres. Los primeros explicaban con grandes aspavientos que Brenda y Cobina se les habían echado encima en mitad de la calle, y que seguramente se trataba de dos espías.
—Porque—explicó Hambone—es evidente que caras tan horribles como estas no pueden ser reales. Estamos seguros de que son máscaras, y ¿quién, a no tratarse de un espía, llevaría una máscara no siendo Carnaval?
El espanto de Hambone aumentó de punto en cuanto se convenció de que los rostros de Brenda y Cobina eran “naturales.” Phoebe, entretanto, buscaba desesperadamente una idea que le permitiera salir del paso. | |
—Señor. Hawes—dijo—estas dos mujeres son las profesoras de canto de Jerry
y Kitty, y forman parte de la comitiva
delia. A Brenda y Cobina les dijo con disimulo :
-—S1 queréis marineros, ayudadme y
os los proporcionaré ...
De este modo se arregló la situación. Brenda y Cobina firmaron el contrato en cuando Hawes y los marineros se hubieron marchado, y Jerry y Kitty salieron a divertirse al salón del club. Phillip y George las esperaban. Kitty bailó con el segundo.
—¿No podría usted llamarme Tip? —preguntó el oficial —Este es el nombre que me dan mis amigos ...
—De acuerdo, Tip—contestó la muchacha. Y ante la mirada de cariñoso agradecimiento que el oficial le dirigía,
añadió —Pero no se haga demasiadas ilu-:
siones conmigo, Tip. Voy tras una carrera y no me interesa el amor. Tome usted sus precauciones ...
No lejos de allí, Jerry y Phil contemel mar desde la terraza del club.
—Me gusta el mar—decía el oficial — porque es fresco, limpio y noble como usted...
Jerry le miró largamente, pensando que, mientras decía estas palabras, ella estaba engañando a todo el mundo. Una confesión de la verdad iba a salir de sus labios cuando, de pronto, se encontró arrebatada por los brazos del oficial y sintió como sus labios se apretaban contra ella. Por unos breves y embriagadores minutos, ambos perdieron la noción del lugar donde se hallaban .. .
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Jerry y Kitty, en su papel de “Novias de la Marina”, debían cantar durante su jira. A medida que se acercaba la fecha de su actuación, Crouse y los dos muchachas se iban poniendo cada vez más nerviosos. Afortunadamente, Phoebe estaba alerta.
—He aquí lo que haremos—les anunció—Jerry y Kitty se situarán ante un falso micrófono, mientras Brenda y Co
bina, ante el micrófono verdadero, canta
rán en un estudio secreto. Lo único que tenéis que hacer—continuó dirigiéndose a la dos muchachas—es aprender a sincronizar los movimientos de vuestros labios con las palabras de las canciones que Brenda y Cobina irán cantando. Esto requerirá algún trabajo, pero po
demos alquilar un estudio y ensayar all a ES
privadamente.
Así se decidió, aunque muy a disgusto
de Jerry. Para ganarse el consentimiento de Brenda y Cobina, Phoebe les prometió (que Hambone y Daffy serían sus acompañantes durante la jira. Trabajo le costó convencer a los dos marineros, que en manera alguna esta
ban dispuestos a convertirse en juguetes.
de las dos estantiguas. Phil, sin embargo, que aún las creía profesoras de las dos muchachas, les habló severamente y les obligó a acceder. E
Con todos estos incidentes, Crouse empezaba a darse cuenta del valor de Phoebe como secretaria y como mujer, y una chispita hasta entonces ausente animaba sus ojos cada vez que los fijaba en ella. Phoebe, por su parte, notando el efecto que producía en su jefe, ponía
a contribución cuantos recursos le pro
porcionaba su instinto femenino para acrecentarla más y más.
Entretanto, Hambone y Daffy. mostraban poquísimo entusiasmo en cortejar a Brenda y Cobina, y éstas se quejaban contínuamente a Phoebe de que Jerry y Kitty se divertian más que ellas. Un incidente imprevisto vino a resolver esta situación. Los dos marineros estaban un día paseándose por el pasillo de la estación de radio, cuando una corriente de aire abrió la puerta de un estudio y vieron a Brenda y Cobina, sentadas ante el micrófono, cantando con la voz de “Las novias desconocidas.”
—¿Qué te parece, Daffy?—preguntó Hambone—Ahora resulta que las verdaderas “Novias” no son Jerry y Kitty, sino estas dos estantiguas. Vale la pena de reflexionar ...
—Ya sé lo que piensas, Hambone— replicó su compañero—Si ellas son las célebres “Novias,” esto significa que ganan un montón de dinero ....
—Sí, Daffy, y nosotros somos pobres .....
—Y ellas están enamoradas de nosoros.
—¡ Pues qué demonios! Vamos a hacerles el amor en serio y tratar de casa
rnos con ellas...
A AOS
La noche de la inauguración del programa “Las novias de la Marina”, el teatro estaba de bote en bote. Jerry y Kitty estaban vistiéndose en su camerino, cuando Crouse y Phoebe entraron muy agitados.
—¡ Brenda y Cobina se han escapado!
—dijo el primero con desesperación—
¡Dios mío! ¡Esto es espantoso! | Hawes y Chumley, que llegaban en
aquel momento, oyeron esta exclamación
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