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Carole Gallagher, nueva
Karl Freund, Jean Rogers y el director Harold Bucket.
¿A quién estará telefoneando Victor Mature? Tal vez a Mapy Cortés, su nueva compañera de trabajo.
Lupe Vélez acariciando al elefante que trabaja en su nuevo film.
"estrellita'' de la Metro.
Peggy Drake, una
Marjorie Hoshelle acaba de ser con
"nativa" de Hollywood.
tratada por la Warner Bros.
Irving Berlin tal como apareció en el Teatro Broadway de Nueva York.
tó a
RE
El teniente Francis Pinter, que resca
17 personas, se divierte con
Carole Landis.
de una excelente actriz, comentarista de radio, experta en modas y distinguida escritora, habiendo dado recientemente a la imprenta una autobiografía que ha alcanzado gran venta en los Estado Unidos. No hay que decir que, con todas estas cualidades, resulta muy difícil em: prender con ella un duelo de palabras en el que su interlocutor no salga malpa: rado.
Tal es la experiencia que sufrió un conocida dama que la visitó reciente: mente cuando, en el curso de la conver: sación, acertó a mencionar el libro de que hemos hablado. |
—Me ha gustado en extremo su auto: biografía—dijo la visitante—¿ Quién s la escribió? |
—Encantada de que haya pasado un buen rato con ella—replicó Tlka—; Y
quién se la leyó a usted?—añadió con sorna.
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FIDELIDAD |
Habiendo sido la protagonista femenina de las últimas cinco películas del famoso vaquero Gene Autry los innumerables admiradores infantiles de este último consideran ya a Fay McKenzie como su novia real. Fay nos contaba que: durante la jira de la “Caravana de la Victoria,” de la que formó parte, cada, vez que aparecía en público en compañía. de algún hombre, una multitud de chiquillos la seguía, y señalándola con el dedo, repetía: “¡Se lo diremos a Gene!: ¡Se lo diremos a Gene!”. .
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UN MOBILIARIO COSTOSO
Los recién casados Van Heflin y! Frances Neal iniciaron una nueva costumbre en Hollywood al amueblar su apartamento por teléfono desde la ciudad de Del Monte, donde pasaron su luna de miel. Frances y Van llamaban todas las mañanas a su decorador y le indicaban cómo querían que se colocaran los muebles, colgaduras, etc., lo que ' a veces requería una conversación de varias horas. i
—Al llegar la cuenta del teléfono— comenta riéndose Van—vimos con sorpresa que nuestras conversaciones costaban más que el mobiliario. En consecuencia, hemos decidido que nuestro apartamento carecerá del dichoso aparatito que tan caro nos costó . .
A caza de novio...
(Viene de la pág. 21)
Tony, y comprendiendo que éste, arrepentido de su actitud, regresaba a
ver a. Consuelo para pedirle perdón, se
arrojó contra él lleno de cólera. La lucha entre los dos hombres constituyó un record de encarnizamiento. Rodaron por el vestíbulo del hotel, de allí pasaron a la sala, y de la sala al comedor, rompiendo cuantas sillas, mesas y demás mobiliario acertaron a hallar en su
SISI MS A