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DE BUENOS AIRES A HOLLYWOOD
Lo primero que surge al estar frente a la hermosa cantante Rise Stevens, es su exquisita y femenina personalidad. Su sonrisa, que no se borra un instante de su agraciado rostro, denota su entuslasmo y optimismo en la vida; su conversación culta y amena enlaza con agilidad sorprendente los centros musicales y culturales de cuatro continentes. Rise Stevens, tiene la sugestión de la pasajera a quien adivinamos siempre dispuesta a partir llevando en su mirada el adiós y la bienvenida.
Estudiante de canto clásico desde su infancia, Rise Stevens inició su carrera triunfal en el año 1936 protagonizando la ópera “Mignon” en Praga. Durante las temporadas de 1937 y parte del 38 actuó exitosamente en Viena y en El Cairo, pasando luego a la Argentina donde obtuvo un éxito clamoroso con la ópera “Sansón y Dalila”. Los ecos de este éxito, pronto llegaron hasta su propio país—los Estados Unidos—y fué contratada para actuar en el Metropolitan de Filadelfia. Recorrió luego el país en jiras triufales y fué estrella de las compañías de ópera de Chicago y San Francisco alternando sus actuaciones locales con las del Teatro Colón de Buenos Aires que la contó como estrella durante las temporadas de 1938, 39 y 40.. Y fué en el teatro Colón—al igual que la soprano ligera Lily Pons—donde Rise re
-cibió su consagración definitiva y donde su hermosa voz de “mezzo soprano” al interpretar el rol de Dalila, arrancó ovaciones pocas veces escuchadas en dicho teatro.
Atraídos por este éxito, los estudios Metro Goldwyn Mayer, solicitaron el concurso de la diva para que protagonizara el rol central del film musical “El soldado de chocolate” al lado del famoso actor y barítono Nelson Eddy. De modo que al cielo de Buenos Aires—cielo de
América—volverá a llegar la voz incon-:
fundible de Rise Stevens en esta gran película musical, y sus numerosos admiradores apagarán nuevamente sus voces para escuchar la de ella que surge como una clara divisa del arte.
ko ko *
Su carrera artística, cimentada no solo por su voz maravillosa sino por sus extraordinarias condiciones de actriz y de mujer bella, fué tan rapida como brillante. Pero aunque así haya ocurrido, Rise Stevens tiene algunas supersticiones muy curiosas. Por ejemplo, lleva siempre consigo un conejito, pues
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por Alberto Soria
dice que durante su debut en Praga, antes de que apareciera ante el público y mientras esperaba su entrada al escenario, se le acercó un joven actor y le regaló uno de estos animalitos diciéndole: *“Tóquelo, que le dará suerte”. Este actor, Walter Surovy, se convertiría más tarde en su marido y desde entonces siempre ha tocado su conejito—que sostiene su marido—antes de aparecer en escena. Otras mascotas de suerte, de las
cuales nunca Rise se ha separado, son: un muñeco de Pinocho, dos Patos Donald, un Mickey Mouse, Pluto y otras creaciones de Walt Disney por quienes siente gran admiración y simpatía. Entre las cosas que prefiere se encuentran los “sweaters”, los vasos de cristal y los artículos de plata. Su “hobby”, es coleccionar zapatos y tiene más de 120 pares comprados en diferentes partes del mundo. Colecciona también fotografías.
Rise Stevens, la diva americana que triunfó en Buenos Aires y que hoy es una de las estrellas más cotizadas
de Hollywood.