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Buenas Razones Para Preferir Las
HOJUELAS DE AVENA
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3. MAS CANTIDAD ;
HOJUELAS DE AVENA 3-MINUTOS
de todo, tan tonta como parece? ¿Será alguna treta de alguien inteligente para sacar provecho personal ?—Ya se había dado el caso, hacía poco. Era necesario evitar a la
Iglesia cualquiera intervención directa o in
directa en el asunto.
Impacientes con la obstinación de la niña, las autoridades civiles deciden ridiculizarla para romper la fé que tiene el pueblo. Asisten con toda la gendarmería a una de sus peregrinaciones, y se presenta una marvillosa oportunidad para cumplir sus planes. Después de sus oraciones y. saludos acostumbrados a su Señora—invisible a. todos excepto a ella—, Bernardita se mueve de un lado a otro, titubeando, sin perder de vista la gruta. Se agacha a comer yerba del suelo, y ansiosamente se pone a cavar la tierra sucia con sus manos ; encuentra lodo y se cubre toda entera con él. eee
“Está loca,” es la decisión general, y se apodera de la mayoría una risa incontenible. La pobrecita tiene que retirarse exhausta en
ER)
“brazos de su madre, en medio de la burla
general.
Solo Antoine, el vecino amigo se queda allí, silencioso y triste. Otro aldeano, que hacía poco perdió un ojo al esculpir una estatua de la Virgen, a vía de consolación le dice al amigo de Bernardita que así paga la Divina Señora a quienes quieren servirle. . . . Pasan unos minutos, y del hoyo que había hecho Bernardita comienza a brotar un agua pura, deliciosa. El aldeano se niega a creer lo que vé, y con ambas manos se lava la cara. ¡Oh sorpresa! Se encuentra milagrosa e instantáneamente curado de su ojo ciego, y sin vacilación corre al pueblo a dar las buenas nuevas. Una pobre mujer cuyo hijo está en agonía oye del milagro y toma al moribundo en sus brazos, lo lleva a la' nueva fuente antes de que nadie. pueda detenerla, y al sumergirlo queda también instantáneamente sano. .
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Los humildes pobladores de Lourdes, eu vista de tales portentos, admiten ya sin discusión el origen divino de las apariciones a. Bernardita y la respaldan abiertamente en la injusta campaña de que es víctima Bon parte de las autoridades.
Nadie sabe hasta ahora, sin embargo, quien es en realidad la dama ni qué se propone hacer. Por éso urgen a Bernardita en su última visita, que pida a la Señora revelar su nombre.
La contestación, que estará grabada eternamente en la teología cristiana con cárácter trascendental fué “Soy la Inmaculada ' Concepción”. eS
La revelación del nombre, Cuyo significado y alcance estaban muy lejos de la capacidad intelectual de Bernardita, conmovió grandemente al Cura, quien investigó cautelosamente: si la niña podía haber oído de ese misterio en alguna parte.
Bernardita, que hasta toto pese a las dificultades que se le ofrecían estaba feliz con su visita diaria a su Señora,, después de la última no tuvo ya ese consuelo y. comenzó a. realizarse al pie de la letra la profecía,:de la Señora. Le había: dicho que no. podía; hacerle feliz en este mundo, sino én el: venidero. .Se le abría un nuevo capítulo en.-la vida a la pequeña visionaria de los: Pirineos.
La fama de las milagrosas aguas de Lourdes se había extendido entonces a los confines de Francia, y de todas partes coménzaban a acudir peregrinaciones de enfermos buscando alivio.
Aunque el astuto Alcalde había previsto ya
un buen negocio para sus propiedades, y el gran aflujo de gente traía prosperidad al pueblo, las autoridades del Estado seguían viendo un peligro a su estabilidad en las que todavía llamaban supersticiones populares. Lo natural era, por consiguiente, cortar de raíz esa superstición, declarando a Bernardita loca o embustera. La tentativa de cerrar las aguas milagrosas para uso del público no había traído otra cosa que molestias y complicaciones.
La Iglesia, por un lado, en su afán de mantener incólumes los sagrados principios de que es depositaria, y el Estado, por otro, empeñado en salvaguardar su. prestigio y culto a la razón, se convirtieron involuntariamente en aliados para analizar, el uno, y destruir si era necesario, el otro, la fe sencilla y sin precedentes de la humilde hija de los Soubiroux. Para entonces, sin embargo, el Párroco de Lourdes se había convencido ya de la veracidad integral y sano juicio de Bernardita, y trataba de protegerla por todo medio. Pero ' aún él mismo se negaba a creer la maravillosa declaración del nombre de la
Señora de Massabielle, y puso a prueba enér
gicamente a la niña. Siempre se halló con una respuesta segura, firme e irrevocable, que no cambiaba bajo ninguna circunstancia. Acudió entonces a su superior jerárquico episcopal a pedirle que la Iglesia tomase cartas en el asunto, nombrando una comisión investigadora de los hechos ; consideraba que mientras las autoridades civiles se esforzaban por destruir un fenómeno como el presente, la Iglesia no podía quedar impasible ante el mismo, que estaba dentro de los límites de su jurisdicción espiritual.
Cansado de la insistencia del Panodo. el.
Obispo de mala gana desafió a la Señora de Massabielle pidiéndole que si era, en realidad la Virgen Santísima, mostrase su poder haciendo que el mismo Emperador de Francia revocase la orden real sobre la que basaban las autoridades su orden de cerrar las aguas de la fuente descubierta por Bernardita en Massabielle.
Cayó por entonces gravemente enfermo el hijo único del Monarca, y la Reina madre llena de fé quiso aprovechar de las aguas de Lourdes para curar a su hijo. Hecho el milagro, pidió a su consorte levantar la prohibición que había sobre las aguas, y así terminó el desafío que la autoridad eclesiástica había hecho a la Señora de Lourdes.
Formada la comisión eclesiástica de investi3
gación, Bernardita fué sometida a repetidos exámenes médicos y teológicos para conven-. cerse de la verdad de sus aseveraciones. Sus respuestas sencillas y su lógica irrefutable confundía a quienes trataban de hacerla caer en contradicción.
Ella seguía, mientras tanto, durante estos años de prueba, su vida normal de familia. Su ¡única ilusión era la de poder entrar..a servir a alguna casa «acomodada, en donde ganarse algo de dinero para ayudar a sus padres y hermanos. Mas cuando se presentó la ocasión de cumplir ese humilde deseo, y el Cura se percató de éllo, mandó a llamarla y tuvo una larga conversación. Le manifestó que élla había sido instrumento de una mara-. villa divina, y que por consiguiente debía sacrificar la vida normal y sencilla a que ella aspiraba, :y quizá a un mátrimonio e' hijos, para dedicarse enteramente a Dios, que «tan propicio .se había mostrado. Como última tentativa para disipar su propia duda el Párroco. le dice, sin embargo, que bastaría con que se retractase de haber oído decir a la Señora llamarse “La Inmaculada Concepción”, para que pudiese seguir su vida normal entre los suyos. Bernardita no quiere ni puede retractarse y está dispuesta a seguir inmediatamente el consejo.
Llegado el día de partir a su Convento, todos sus amigos y relaciones, incluso el Alcalde de la ciudad, se congregan para ver por última vez a la niña. Se despide tiernamente de sus padres y el Señor Cura, y se encamina en compañía de dos religiosas. En un rincón del camino le espera su amigo Antoine, quien tragándose las lágrimas le ofrece un ramillete de flores y le confiesa su cariño manifestándole que ha resuelto permanecer soltero toda su vida.
una dulce sonrisa a su amigo.
En el Convento ya la esperaban, pero es | también sujeta a la rutina de declarar su A su entrada se | encuentra con la misma religiosa que había
nombre, procedencia, etc.
sido su maestra en la escuela y ahora iba a ser su maestra en el noviciado. Lo primero fué despojarle de su nombre
narda cruza el dintel de la que sería morada hasta su muerte. E
María Bernarda no rehuye trabajo por pesado o humilde que fuese.
un sólo instante; su maestra que aún se
resiste a creer en los portentos de Lourdes y '
tiene una natural antipatía por la joven novi-cia. A los trabajos corporales y angustias espirituales de su diario vivir, la pobre hermana María Bernarda es víctima de tuberculosis Ósea, que le causa grandes dolores. Poco antes de su muerte le atacó tan grave-. mente a la rodilla, que comenzó a cojear. Bastó eso para que la maestra la llamase* aparte y le imputase querer llamar la aten-. ción entre sus compañeras; en esa ocasión le * confesó también su secreta envidia por haber. sido una escogida del Cielo. Sólo al percatarse | de la terrible enfermedad que aquejaba a María Bernarda, y de la cual nadie sabía por * habérselo callado, su maestra creyó en élla * y le pidió perdón. Desde entonces, estuvo
Emocionada y agradecida besa élla una flor y le devuelve e
“mundano” e * “infantil” de Bernardita, y como María Ber
Llega hasta extremos inconcebibles en su afán de. ser una buena novicia y complacer a Dios y sus Su— periores. La sombra de su maestra no la deja |
siempre a su lado para ayudarla y servirla * 4 Ñ
como satisfacción a Dios y a la novicia. Ñ
Cuando María Bernarda no podía ya moverse ab
por sí misma, la transportaba de un lugar a. otro y le ayudaba en sus tareas manuales.
En poco tiempo la enfermedad hizo presa y de la delicada víctima, y a punto de morir tuvo que hacer una nueva declaración sobre sus visiones. ¡HOMBRE INCREDULOS! Todavía no estaban satisfechos.
Con grandes dolores y angustias, y con una | última visión terrenal de su Señora entregó su alma al Señor la chica privilegiada que ha sido el centro de grandes portentos du-. rante casi un siglo. z