Cinelandia (February 1946)

Wo Se ES DE CRISTAL REFRACTARIO PYREX MARCA I, usted puede cocinar con los Utensilios de Cristal marca PYREX directamente sobre el fuego, sin temor a que se rompan. Muchos años de investigaciones y experimentos científicos se gastaron hasta dar con este extraordinario cristal refractario llamado PYREX, para que usted pudiera cocinar su comida sobre la llama directa, ponerla luego en la mesa y guardar los sobrantes en el refrigerador—todo esto sin cambiar de utensilio. Es decir, ¡tres utensilios en uno! ¡Y cuánto gusto proporcionan! Son lisos y transparentes—usted puede realmente ver cómo se cocinan sus alimentos hasta dejarlos a su gusto. Usted también puede ver si los utensilios están verdaderamente limpios, pues este transparente cristal denunciará inmediatamente cuando no lo están. Consecuentemente, no podrán quedar ni residuos alimenticios ni olor a comida. Usted querrá ser dueña de uno de estos modernos juegos de cocina cuando los vea. Pero antes de comprar utensilios de cristal para cocinar, vea que sean verdaderamente de cristal refractario que no se raja ni rompe con el calor—vea que sean marca PYREX. Para ello, vea que el nombre PYREX esté estampado en cada utensilio, pues ésta es su garantía de calidad y larga duración que sólo PYREX le puede dar. UTENSILIOS DE MARCA ¡NO SE ASUSTE, Konze CRISTAL REFRACTARIO PYREX PARA FUEGO DIRECTO A A LA PURA VERDAD (Viene de la pág. 17) $ no te culpo. Comparte conmigo, solamente, un poco de tu buen sabor y tus caricias. El choque, [al comprender el significado de la petición, la dejó muda y abhsorta; luego, la reacción inmediata la llevó a dar golpes en la cara y pecho de Russ y a reír histéricamente. ¡Y pensar que éste era Russell Harder, el hombre de corazón de oro de su pueblo natal! Como pudo, abrió la puerta y le puso en la calle; regresando a su cuarto, al pasar frente a uno de los espejos, se dio cuenta de su apariencia; el pelo en desorden, la pintura de los labios manchándole las mejillas, la cara roja por el esfuerzo y las lágrimas asomando a sus pupilas. Pensó no contestar el teléfono si sonaba, y en ese mismo momento el aparato comenzó a vibrar; lo contestó: era Jerry. —Acabo de dejar a mi cliente—le dijo.—¿No quisieras acompañarme a tomar una copita antes de retirarte? —Ven a buscarme en seguida—dijo “Altha. Ahora comprendía cuanto amaba a Jerry; ¿qué le importaba aella Russell Harder? Lo que sí. lamentaba era la. humillación que había sufrido a sus manos. ¿Serían todos los hombres iguales? Si así era, entonces sus sueños... —¿Qué te ha pasado? —le preguntaba Jerry.—Parece que hayas dado con un ciclón en tu camino. ¡Entonces recordó! Se había olvidado de arreglarse el cabello y los labios. ¿Cómo era posible que hubiese permitido a Jerry verla en esa condición? Ella que era siempre tan cuidadosa de su apariencia. —Me había quedado dormida—le dijo. Efectivamente, hasta entonces podía considerar que había vivido dormida, pero ahora sí que tenía los ojos bien abiertos y la amargura de la experiencia se dejaría adivinar en sus acciones. —¿Tú sabes—decía Jerry—que me gusta inmensamente la forma en que te ves en este momento? Tú que siempre eres la perfección simplificada, te encuentro ahora, no sé. como más humana o más sincera, si ello es posible, lo que me da valor para decirte una cosa que por largo tiempo he intentado, pero que nunca he logrado hacer salir de mis labios. ... Altha pensaba que posiblemente había llegado el momento en que Jerry le propondría lo que ella tanto había temido. Si todos los hombres eran iguales, ¿qué más daba oír de labios de Jerry lo mismo que Russell le había propuesto? —Tú sabes cuanto te qulero—continuó Jerry.—Espero que lo hayas notado durante el tiempo que hemos salido jun