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preparativos que se hacían para su muerte, que debía ser inmediata, ya que él es el primero de los malvados con quienes acaba Errol Flynn, en el transcurso de esta obra.
Los trajes de Alexis Smith son bellísimos, y no hay pinceles que puedan duplicar lo que el tecnicolor ha hecho para dar vida y animación a las escenas, que culminan en la final, para la cual se compraron: veinte mesas, trescientas botellas, veinte banquetas para el bar, sesenta sillas, dos pianos, seis lám paras colgantes y diez ruedas para jugar a la ruleta... todo lo cual quedó destrozado en una espeluznante refriega que nos convence una vez más que una buena pelea presentada con pericia y destreza, despierta siempre tempestuosas emociones.
No vamos a pretender decir que como argumento de complicadas situaciones este drama titulado “San Antonio” sea una maravilla de originalidad; pero Errol Flynn aparece como las damas prefieren verlo, atractivo y audaz, haciendo una linda pareja con Alexis Smith y corrien do en su caballo desaforadamente, dejando a su paso una intensa sensación de vida y gratos recuerdos.
Aunque este drama será esencialmente bien recibido por los que prefieren hombres vigorosos y audaces a galanes de salón, más o menos enclenques o delicados, las damas encontrarán de especial interés los pasajes en que el idilio se impone, al ver como Errol Flynn defiende a su dama con hidalguía, al mismo tiempo que se porta como todo buen vaquero que sabe disparar con certera puntería; enfrascarse en una refriega a puño limpio, y desenredar cualquier lío por complicado que parezca, para luego separarse del grupo de agresores e ir a buscar en un aislado rincón, un supremo instante de amor apasionado con Alexis Smith, que es la que le fascina...
Viendo esta nueva aventura del Oeste, glorificada con su espléndida partitura, y con todos los otros detalles que la llenan de interés y emoción, hemos pensado que ha sido una buena idea revivir el encanto de las películas del Oeste, valiéndose de tan buen reparto, tan espléndida presentación y el bravío desenlace que nos deja materialmente sin respiración.
La productora quiso despertar tempestuosas emociones, y lo ha conseguido a plenitud, con este drama que recorrerá en triunfo los teatros del mundo.
EL ARTE DE HACER PELICULAS
(Viene de la pág. 27) razón; muchas veces sucede que un interior, que en el diseño del artista aparecía ideal, pierda su belleza al ser reproducido a tres dimensiones. En tal caso, el disenador debe empezar de nuevo todo el
Ahora contiene DESODORANTE
Su centro especial de seguridad proporciona protección extra y las extremidades aplanadas evitan lineas reveladoras...He aquí porque
KOTEX es la Toalla Sanitaria Preferida.
proceso que acabamos de explicar.
Si la maqueta satisface las exigencias de productor, director y artista; planos, diseños y maqueta son enviados al departamento de carpintería, que se encargará de construír el decorado e instalarlo en el “set”. .. si por razones de orden técnico no resulta que la cosa es imposible y que todas las maniobras que aca
hamos de describir han sido tiempo per-*
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XAVIER CUGAT
(Viene de la pág. 31)
hoy, tal vez, el exponente más calificado de la música hispanoamericana en los Estados Unidos. Xavier Cugat nació en Barcelona, España. A la edad de tres años su padre, arquitecto de profesión, le llevó consigo a Cuba, junto con el resto de la familia. “Mi padre era un verda: dero artista” dice Cugat “y sus concepciones arquitectónicas llevaron siempre el sello de su originalidad.” Testigo de la
verdad de estas palabras es la famosa fábrica de chocolate “La Estrella” de la
capital cubana, obra del viejo Cugat.
Durante su niñez, Cugat se apasionó por el violín, que practicaba diariamente de seis a diez horas. Su ambición era llegar a ser, según sus propias palabras, “el violinista más famoso del mundo,” y para ello no perdonó esfuerzo ni quebranto. Más tarde estudió música en París y Berlín, y en Italia alcanzó el honor de ser el asistente artístico de Caruso cuando contaba solamente 15 años. A la muerte del gran tenor, Cugat, más decidido que nunca a ser el primer violinista del mundo, siguió trabajando en su propia educación musical, y a fuerza de ingenio y voluntad, consiguió dar un concierto en el Teatro Filarmónico de Los Angeles, donde descubrió que sus posibilidades como violinista de fama eran menos que brillantes. Hombre apasionado, de un amor propio exagerado, Xavier Cugat abandonó el violín por completo, sin haberlo tocado ni una sola vez desde entonces, hasta que hallándose filmando en México la película Fiesta. brava, la Metro consiguió que interpretara para ellos un Ave María.
Cugat había cultivado el arte de la caricatura como pasatiempo. Decidido a abandonar la música para siempre, buscó y halló trabajo en el periódico Los Ángeles Tímes como dibujante. Pero la rigidez de la vida de oficina le cansó bien pronto. “Debía tener una caricatura preparada a las diez de la mañana” cuenta Cugat de esta época “y francamente, resulta algo difícil estar de buen humor a una hora tan temprana.”
Fué entonces cuando Cugat decidió crear una orquesta típica latinoamericana, cosa nunca vista en los Estados Unidos. La novedad del ritmo, la gracia de las melodías y la pericia de la pequeño pero experta orquesta, pronto le valieron un contrato para el Coconut Grove del Hotel Ambassador de Los Angeles. Allí actuaba también otra orquesta, la de Gus Arnheim, que contaba como vocalista a un cantante entonces desconocido—Bing Crosby—y donde actuaba el trío de las Hermanas Boswell, hoy famosas en todo el país. a
La suerte de Xavier Cugat había cambiado por completo. Del Ambassador de Los Angeles pasó al Waldorf-Astoria de Nueva York, donde ha permanecido por espacio de doce años, y donde su reputación—y la de la música latinoamericana de la que es magno exponente—se cimentó definitivamente. Durante sus años en el Waldorf, la rumba se ha adueñado del público norteamericano, que hoy la baila como si fuera propia, y que ha adquirido en el país carta de naturaleza. Por la orquesta de Xavier Cugat han pasado los mejores artistas e intérpretes de la música latinoamericana. Recordaremos únicamente a Miguelito Valdés, durante mucho tiempo una de las figuras más populares de la vida nocturna neoyorkina, y Lina Romay, una muchachita cu
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