Cinelandia (March 1947)

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CORAZON SECRETO Intérpretes: Claudette Colbert, Walter Pidgeon, June Allyson. Director, Rose Franken. El problema, tanto más intrigante cuanto más avanzan las ciencias psicológicas, de la constitución del alma humana, recibe en esta película un impulso más, que la coloca al lado de otros films de este . género tan notables como “El séptimo velo” y “Cuéntame tu vida.” Se trata, esta vez, de la neurosis de una linda muchacha a quien atormenta un mal reprimido complejo paternal, que poco menos que arruina su vida y la de sus padres, Claudette Colbert y Walter Pidgeon. Esta situación, no por dramática menos común, si hay que creer las aserciones de los psiquíatras, está tratada en la pantalla con habilidad poco corriente, con multitud de escenas de hondo sentimiento, entre las que no escasean otras finamente cómicas, Claudette Colbert, June Allyson y Walter Pidgeon se superan a sí mismos en la interpretación, dirigiendo el film con mano maestra Rose Franken. Producida y distribuída por la MetroGoldwyn-Mayer. LA SINFONIA DEL AMOR Intérpretes: Dennis Morgan, Janis Page Jack Carson, Martha Vickers, S. Z. Sakall, Carmen Cavallero y su orquesta. Excelente comedia musical en tecnicolor, que cuenta con algunos de los números de espectáculo más lujosos que la pantalla ha presentado. El argumento, ligero y romántico como corresponde a la variedad, se desarrolla entre canciones, risas y algunas lágrimas hacia un feliz y esperado final. Una de las atracciones principales de la cinta, especialmente para el público latinoamericano, es la perfección ejecutiva de las melodías interpretadas por la orquesta de Carmen Cavallero, que se está rápidamente convirtiendo en una de las más populares en los Estados Unidos. La maestría de su director en el piano es bien conocida, y ella proporcionará a nuestros lectores los momentos más agradables del film. Dennis Morgan y Janis Page cantan y bailan con su habilidad acostumbrada. mientras Jack Carson y Martha Vickers proporcionan a la película sus momentos romántico-cómicos, todo ello sazonado por las temblorosas mejillas del cómico $. Z. Sakall. Producida y distribuida por la Warner Brothers. 8 Cosas de aquí y de allá, relacionadas con la industria, y que pueden interesar a nuestros lectores. OS PROBLEMAS psiquiátricos, hoy tan en boga entre los productores hollywoodenses, han tenido la virtud de levantar en el público muchas inquietudes desconocidas anteriormente. Hasta que el cine no se decidió a espectacularizar ante sus aficionados los conflictos que se desarrollan en el interior del alma humana, la mayoría de la gente permaneció felizmente ignorante de ellos. Para el ciudadano común y corriente, los complejos de inferioridad y los complejos de Edipo eran cosas tan remotas como el funcionamiento de sus jugos gástricos; ambas cosas pertenecían exclusivamente al campo de la medicina. Hoy las cosas han cambiado. Pocas son las personas que no se preocupan de su subconsciente ni tratan de eliminar este o aquel complejo. El visitar al psicoanalista se ha convertido en una ocupación de moda, y algunas damas de sociedad conocemos, que se considerarían muy humilladas si no tuvieran algún desorden psicológico que curarse. Entre la gente del cine, el tratamiento del subconsciente es tan importante como el mantener una figura esbelta. Pero para el público en Cine psicológico. (Katharine Hepburn y Robert Taylor en “Corrientes ocultas”). general, ¿es útil el tratamiento, más que superficial, que los problemas psicológicos reciben en la pantalla? Creemos que sí, por lo menos entre personas inteligentes y educadas. Pero que no todas son así lo prueba el caso de aquel carpintero de Chicago que se cortó un dedo, tras haber presenciado uno de los films a que aludimos, “en un impulso irreprimible de autocastigo” según dijo a los periodistas. ARISTOTELES pudo afirmar, hace dos mil y pico de años, que ninguna ciencia le era desconocida. Claro que, en aquellas fechas, las ciencias se hallaban en estado rudimentario, y una afirmación semejante provocaría hoy más ridículo que admiración. Pero la ultraespecialización de la vida norteamericana, donde cada persona sabe hacer únicamente una pequeña cosa, es una exageración en sentido contrario, que tiende a matar la iniciativa y a segmentar la personalidad. Durante la última huelga de obreros y técnicos cinematográficos, llegó a la luz pública el curioso fenómeno de que un carpintero de decorados no puede construír maquetas ni erigir tabiques, mientras que al electricista de focos le es absolutamente imposible manejar ventiladores. Hollywood, por otra parte, clasifica y encasilla a sus actores en especialidades, asignándoles siempre la misma clase de papeles y probando con ello la poca confianza que tiene en sus dotes artísticas. La aparición, hace unos años, de un personaje como Orson Welles, que se atrevía a escribir sus argumentos, dirigirlos e interpretarlos, causó en la ciudad del cine una sensación parecida a la que hubiera provocado Leonardo da Vinci en una fábrica de producción en masa. Afortunadamente. su éxito y el de otros temperamentos inquietos como el suyo — Preston Sturges y Laurence Olivier notablemente — no sólo da el mentís más rotundo a la rutina de la ultraespecialización, sino que (Pasa a la página 49) JANE POWELL gu (Foto M-G-M)