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Robert Alda, Ann Sheridan y Kent Smith en una de las escenas más dramáticas de la película. A la derecha, Ann Sheridan, artista de cabaret, en plena exhibición de su
talento como cantante.
LA SENTEN
Película Warner Bros.
¿Puede un hombre, al impulso de sus pasiones, cometer el asesinato de su propia personalidad? ¿Puede, en un irreprimible arrebato de autoreproche, asesinarse a sí mismo? Al decir éso no nos referimos a un simple caso de suicidio, ya que con su lamentable frecuencia, este último ha pasado al campo de lo común y corriente. Nos referimos a la autodestrucción del espíritu, del carácter, de la inteligencia, de todo, en suma, que constituye el meollo y armazón de una personalidad.
A estas preguntas, un psiquíatra nos. contestaría indudablemente con la afir-:
mativa. Casos se han dado, en efecto, y se dan todos los días, de amnesia total:o
parcial, de fobias, de obsesiones, y, final
mente, de locura. La moderna ciencia de la psicoanálisis nos diría que cada una de estas manifestaciones de un espíritu enfermo, no obedece a otro impulso que a la represión o aniquilación de algunos o de todos los rasgos de una personalidad, a quien su dueño teme, o de la que se avergllenza.
No es este, exactamente, el caso del Dr. Richard Talbot, figura central de la película a que nos referimos, que protagoniza en la pantalla el magnífico y sobrio actor que se llama Kent Smith.
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Talbot no se nos aparece como un anormal de las variedades que hemos descrito, Talbot es un hombre probo y recto, a quien la fuerza de sus tardías pasiones arrastra a una serie de actos de los que es escasamente responsable. No loco, sino alocado. No: enfermo, sino descentrado.
Una breve descripción del argumento de este film nos dará tal vez mejor explicación que varios párrafos de comentarios. El Dr. Talbot aparece al principio del film como una padre de familia y honrado cirujano, a quien su mujer Lucy (Rosemary de Camp) y sus dos hijos adoran. Cuando, a consecuencia de un accidente de automóvil, traba relaciones con una artista de cabaret, Nora Prentiss (Ann Sheridan), su mundo se desquicia y su vida normal de tantos años se arruina al enamorarse de la artista y verse correspondido por ella. Para poder huír de su familia y dedicarse de lleno a su nueva pasión, Talbot cambia de personalidad, toma los papeles de uno de sus pacientes, a quien un ataque al corazón acaba de matar en su clínica, y hace desaparecer la figura del Dr. Talbot del mundo de los vivos, para adoptar la de su fallecido paciente.
Y al “asesinarse a sí mismo”, empiezan las desventuras de este torturado ca
rácter, que no tarda en caer en la embriaguez y en los celos, apesar de la lealtad que en todo momento le manifiesta Nora Prentiss. El espectacular y original término del film, magníficamente logrado, es una de sus mejores momentos, por lo que no queremos privar a nuestros lectores del placer de descubrirlo por sí mismos en la pantalla.
Además de los nombrados, intervienen en el film Bruce Bennet, Robert Alda, John Ridgely y Robert Arthur, completando un reparto de calidad envidiable. La actuación de Ann Sheridan en el papel de Nora Prentiss constituye uno de los grandes triunfos de esta actriz, que tan popular se ha hecho entre el público hispanoamericano, El film cuenta, además con la experta dirección de Vincent Sherman.