Cinelandia (July 1947)

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CS Errol Flynn y su esposa Nora Eddington a bordo del “Zacca”, al comenzar ld célebre expedición científica que por poco acaba con la paciencia del uno y la salud de la otra. (Foto Warner). sivo para el temperamento romántico de su celebrado esposo. Porque si cierto es que ella piensa que un día Errol pudiera muy bien embarcarse en:su yate “Zacca” y no volver jamás, como. un nuevo Lohengrin de nuestros días, también es cierto que Errol Flynn sabe: que en este romántico viaje llevaría consigo el comprensivo y nada exigente corazón de Nora. Esa mezcla de domesticidad y errabundez, de amor conyugal y aventura galante es lo que marca el temperamento romántico de Errol Flynn. Si no existiera Douglas Fairbanks Jr. creeríamos que Errol Flynn había heredado la aureola legendaria del protagonista de Él signo del zorro. Existiendo aquél, Errol Flynn comparte con Douglas Jr. el cetro romántico del cinema, Hollywood le ha encasillado sin embargo en un tipo de 14 películas que tal vez nunca serán las más propicias para que su protagonista aspire a un premio “Oscar”. Pero de todas formas, Errol Flynn 'ama su oficio de actor, lo cumple honradamente, y sin aspirar a más gloria fílmica que la de ilusionar a sus millares y millares de admiradores, saborea el placer secreto de saber que tras el cumplimiento de su contrato podrá escaparse a vivir la aventura real de su vida andariega. La que de fil. marse daría la mejor de sus películas, algo así como un libro entre La Cartuja de Parma y Manon Lescaut'pasando quizá por La isla del tesoro o Los tres mosqueLeros. Pero dicho sea en verdad, a Errol Flynn le ha tirado bastante más la vocación galante que la de santo y bastantes disgustos que le ha traído su debilidad. Quizá en el fondo de su alma lleve la de pirata o en su imposibilidad contemporánea, la de vagabundo, pero la vocación de Casanova pudo más. Queriendo tal vez combinar la “piratería” con la galantería, hubo de poseer y posee, para su placer y tormento, un yate, el “Zacca” y un ancho mar cuya posesión comparte con los marineros. Una gran excursión en el “Zacca” trajo como resultado una novela: Show-down y un consejo para el lector: “Mucho cuidado, porque detrás de los encantos de una muchacha bonita, se suele esconder la mano de un abogado.” En esto hubo de parecerse a Char les Chaplin. Y como él, sin escarmiento, Tantos viajes como ha podido hacer Errol Flynn por mar, otros tantos ha hecho a su pesar ante los tribunales de Justicia. En este sentido ha batido todos los records de Hollywood y no hay astrolabio que mida sus singladuras galantes. Se trataba, en la partida de cada crucero marítimo-femenil, de una escapada romántica que iba ta terminar prosaicamente en una sala de audiencia. Ciertas jóvenes picadas de celebridad rápida, aún a costa de que el aventurero se apoderase de sus encantos, y picadas tal vez más de la ambición de dinero rápido —y en metálico—, iniciaban al regreso de sus fugaces expediciones marítimas con el galante pirata, toda suerte de demandas judiciales, lo que traía como consecuencia la aparición regular de Errol Flynn en los estrados curialescos. Con un sueldo de $6,000 semanales pudo permitirse este extraño deporte, pero al venir la guerra y comérselo casi todo los impuestos, hasta el punto de dejarle menos de $25,000 anuales, Errol Flynn lo pensó dos veces antes de volver a las andadas y, a la postre, optó por la vida familiar. O lo que es lo mismo: entre caballero (santo al fin y al cabo, tocado de la santidad de la 'aventura) y pecador-pirata optó por ser esposo y padre de familia. A tal decisión le ayudó mucho su gran espíritu práctico. Lo romántico y lo financiero a veces suelen andar juntos. El que esto escribe tuvo amista estrecha con un poeta español que figura en todas las antologías contemporáneas y se acostumbró a oírle frecuentemente “Soy un genio de las finanzas” como si se hubiera tratado del más celebrado de sus versos. Errol Flynn tiene no poco de mi amigo el poeta y prueba de que es un buen hombre de negocios es el siguiente hecho: Hace algunos meses planeó un crucero con su yate “Zacca” por los mares tropicales con el propósito de permitir a su padre y a otros profesores de Historia Natural, el llevar a cabo una serie de investigaciones científicas. Ambos hombres de ciencia descubrieron y estudiaron nuevos tipos de peces y sus hábitos de alimentación, en relación con el problema de fomentar el consumo del pescado y ampliar una serie de conocimientos e investigaciones que la guerra había interrumpido. Los sabios iban pues a la suya, pero los A € ll