Cinelandia (July 1947)

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María Oupenskaya parece incapaz de resistir los chistes que le está contando Fritz Feld en un set de la Republic. Ambos actores interpretan papeles de importancia en “Siem pre te he querido”. Yo he cometido... (Viene de la página 42) Observé que de nuevo miraba el vacío. Separándose, alejándose de mí... Desde entonces no he vuelto «a hablarla. Presa de una curiosidad muy femenina, casi morbosa, he pasado en varias oca: siones por aquella solitaria calleja, en el anochecer. De allí vengo ahora... Tras las vidrieras suavemente enteladas —el invierno es crudísimo— la he distinguido en su mesa del rincón, ante una taza de café humeante. : Está, sin duda, más delgada. Y pálida. Y lejana. Sus ojos, más que nunca como dos apagadas estrellas, parecen distanciados, capaces de vivir una intensa y apasionada vida interior. Y súbitamente me hallé demasiado sola en aquella absoluta obscuridad. Porque el farol no ardía, y sombras profundas cubrían la calle. Aún así, he podido ver que una mari. posa rubia y delicada como la de aquel día ha venido a posarse de manera casi acariciadora, sobre los helados cristales del farol. Gozar de la vida... (Viene de la página 17) cipios, porque donde nos atormentara la conciencia no habría felicidad, goce de la vida posible. Y esto significa también que para gozar de la vida no puede uno 44 (Foto Republic). afanarse por conquistar las cosas que uno quiere a costa de todo y de todos, porque el señor que logre una gran cantidad de dinero o de poder o de fama a costa de los demás, no podrá gozar del fruto de sus esfuerzos, porque su conciencia se lo impidirá... —Diíganos, Walter, una cosa más—insistimos—¿Cree usted haber dañado a alguien en el curso de su carrera? —No —contestó categóricamente— creo que no, espero que no. pasamos a otros temas menos serios y graves. Y luego volvimos a considerar nuestra entrevista desde el punto de vista de Walter Pidgeon el astro cinematográfico. —¿Tuvo usted alguna vez el temor de que Hollywood lo “tipificara”” en una clase exclusiva de papeles? —Sí, por algún tiempo, pero por fortuna la Metro se dió cuenta de que de un actor versatil se pueden extraer interpretaciones versátiles, y desde entonces me siento uno de los miembros más complacidos de la colonia cinematográfica. —¿Aspira usted a volver alguna vez a las tables? —Sí, claro, pero debo de confesarle un secreto... cada vez que entro en escena se apodera de mí un miedo fabuloso que dura a veces varios minutos... como si yo fuera un novato... —No da usted esta impresión, lejos de esto... —Quizás olvide usted que soy actor... y ocultar el miedo es una de las pruebas en que se conocen a las víctimas de la gran vocación histriónica. —¿Tiene usted algún método para vencer el miedo a las tablas? —Si, —contesta Walter Pidgeon con una sonrisa— olvidarme de ello... de la misma manera que me he olvidado de que esto era una entrevista periodística. Al cabo de algunos minutos me despedí con la promesa de traerle a Walter Pidgeon un ejemplar de la revista... para que pueda practicar su español. —Adiós, Walter. | —Hasta luego, “Joe”. —Juan Manuel, si me hace favor. —Juan Manuel, “Joe”... Y detrás de la puerta que se cerraba tras de mí oí la risa inimitablemente simpática del gran actor y amigo. Rumbo realista del... (Viene de la página 25) el traumático producido por la culata del revólver del gangster o del vaquero. Y como el horror de la guerra aérea estaba tan a la vista de todos, las películas no pudieron quedarse atrás y filmaron la guerra en todo su horror y huyeron del romanticismo de El precio de la gloria. Incluso las películas del Oeste, contagiadas de esta fiebre realista y vestidas con el carnaval del tecnicolor, optaron por una fórmula más atrevida y menos romántica, es decir, más insinuación sexual y menos tiros, entendiendo por fin que la fuerza vigorosa del paisaje del desierto y la montaña del oeste, podrían realzar muy bien el realismo brutal de las pasiones sexuales enmarcadas en dicho escenario (El proscrito y Duelo al sol). Y terminada la guerra, tuvo que imponerse el gran lema realista dictado por la vida: la readaptación de los veteranos a la vida civil y entre los veteranos, el más patético de todos, el inválido. Ya hemos visto como Hollywood lo ha hecho utilizando al inválido más popular de los Estados Unidos, Harold Russell, en Lo mejor de la vida. Mientras tanto y casi frente por frente, Charles Chaplin, más amargo y realista que nunca, pretende justificar sentimentalmente el crimen colectivo de un Landrú con el crimen colectivo y ciego de los fabricantes de armamentos. Realismo por los cuatro costados de la cuadratura del círculo del reloj cinematográfico de Times Square: realismo en las películas del oeste, (Duelo al sol) en las psicológicas (Smash-up); en las sociales (Lo mejor de la vida) y en las comedias (Monsieur Verdoux). Tal es la hora realista de Hollywood, en el meridiano realista del mundo de hoy. SUSCRIBASE A CINELANDIA La mejor revista de cine UTILIZANDO EL ¿«CUPON DE LA PAG. 6 —— —_——————41 Ol MARTHA VICKERS uus= (Foto Warner Bros.)