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No se podría, en verdad, sostener que el modesto edificio de la calle de Fano es el palacio que para sus esparcimientos y vagares merecen los estudiantes de nuestros centros univer
sItarios.
Pero es, eso sí, una mansión alegre y fresca, impregnada de luz y de color, en una
calle tranquila, no turbada por el molestoso ajetreo de los barrios centrales,
La capital presenció, llena de calurosa simpatía, el primer día de la primavera, la fiesta de los estudiantes, que esla
fiesta de la juventud.
Hubo en ella el desbordante entu
Ssiasimo propio de quíenes no gustaron aún las amarguras
de la vida.
Prosas galanas y versos floridos, risas y palmadas. Y des
pués del callejero desfile, la inauguración solemne y oficial del Centro Universitario.
os estudiantes de Lima tienen su Palacio, un Hotel verde, color esperanza, en la calle de Fano, dónde, desde que alborea hasta que cruza el último tranvía, se ríe, se canta, se juega, se bebe y se discute, vicios y virtudes de toda juventud, sin los cuales la existencia libre y expansiva sería una prematura vejez, monótona y desgraciada.
Han calculado muy bien los jóvenes del Centro de Estudiantes, al acomodarse á gusto, concentrar todas sus diversiones en el mismo recinto de reunión, donde á la vez que discutirán sus arduos problemas intelectuales, darán rienda suelta á sus goces y al espíritu de familiaridad que debe caracterizar
sus condiciones de jovialidad primavetales ; |
Lo que la ciudad no les ofrece, ellos lo han ideado, implantando, como en otros centros sociales, sus entretenimientos, sus atractivos, moderados y morales, para distraer sus horas libres de estudio y vivir acompañados y sonrientes, unas pocas horas alegres de la vida, con inocencia, con placer y con espiritualidad. | |
Es así que han formado sus cuartos de juego, á donde se arman, como en los clubs, partidas de pocker, de rocambor, de bridee y hasta de sonso; parejas de ajedrez, de damas y de chaquete. Un salón de bBz/llar, donde ejer