Cinema (Peru, 1908-1909) (October 1908)

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CINEMA trocientos años. Claro está que la indiferencia existe,y claro está, también, y tánto como la luz del día, que esa indiferencia es justa y que ella naciera á causa de los ruines manejos de quienes no supieron defender el arca sagrada de la voluntad de los pueblos. ¿Para qué preocuparse en ejercer esa suprema función de las democracias? ¿Para qué, si ella ha de torcerse ante el solo querer de un liombre.. a quien interesa verla... torcida 2 ¿Para qué esa constancia de mi voto á favor de fulano, si está escrito que sea Zzutaño.-el alcalde, el coneresal, ó el presidente? € . Sganarelle tiene amarguísima /. experiencia tiresA te asunto de las elecciones. Hace un año, al renovarse el tercio, húbose de elegir un nuevo diputado por esta ciudad de los virreyes. La voluntad popular sacompañaba a Federico Eleuera, pero. no le acompañaba la voluntad del gobierno. Y perdióse la elección. Una “pérdida que fué un escarnio, un escarnio que fué una ver” euenza. E Figuraos, pacientes lectores, que al enterarse los señoTes Ohaneataquíl, León: y otros más de cuyos nombres no quiero ni puedo acordartme, de que,procediendo con hontadez y con nobleza la cosa iba camino del sepulcro, dieron principio á la más 12nominiosa y triste de las tareas. El senor Changanaquí cogía con su blanca “y aristocrática manita puñiados de votos por el otro candidato y los lanzaba al ánfora, con el gestoelegante que le es característico, eficazmente secundado, aunque sin elegancia, por los otros señores. Algunos que cerca de las mesas andaban protestaron, y yo uní mi voz, como un clarín de guerra, a Ss a | e. Octubre de 1908. y 27 á la voz de esos hombres. Pero aquellos, siempre dirigidos por elde la blanca mano, seguían y seguían se-. pultando votitos en las anforas. Entonces no pude yá contener mi indignación, y avanzando hacia la. mesa del señor Changanaquí expresé en una eran voz este concepto atrevido, pero justo: == eo! Y le puse contera con este otro: — ¡ Bagre! Defendía yo, al mismo tiempo, los fueros de la justicia y los fueros . dé la belleza. + X* Xx Todo aquel que nó sea un vereonzoso cretino ha de: aplaudir sinceramente el discurso último del señor Villarán, nuestro nuevo ministro de Justicia. Por fin mensa vorágine de vulgaridades y sandeces, oímos aleo que nos conmueve el espíritu y nos agiliza el cerebro! Aquella espantosa vacuidad de los hombres públicos del país, aquel in-terminable llover de lugares comunes y frases hechas del período infausto que por ventura. ha termindo, llevaba camino de : hacerse endémico, como todas las pestes que nos vienen para yá nunca. abandonarnos. Si yo tuviera, como tántos otros, fácil el aplauso y pronta la lisonja, ya lo creo que diría muchas cosas buenas de ese discurso redentor. Ténganse por dichas. En una república donde todo se aplaude; en un paísdon de hasta el señor Vidalón ha tenido sus pujos y r1betes de Demóstenes, dá verguenza. aplaudir. Y para evitarme la verguenZd, M6 sepulto en ese silencio en que Otros, aún más misérrimos que yo, 1o saben, ni han sabido ni pueden sepultarse, SGANARELLE