Cine-mundial (1916)

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TEE 1915, by Chalmers Pub. Co. CINE MUNDIAL IMPORTANTE.—Bajo este encabezamiento se publicara una serie de articulos, de gran utilidad practica para los operadores, adaptados principalmente del “Manual Cinematografico”” Indicaciones HS evidente que el negocio cinematográfico va J| tomando con rapidez carta de naturaleza, arraigándose cada vez más sobre base sólida, segura y definitiva. Se construyen salones y teatros de mejores condiciones para la proyección de las películas, y se observa una constante tendencia en el sentido de mejorar los elementos y todo aquello concerniente a tan socorrido negocio. Va pasando, para no volver, la época de las proyecciones intermitentes y apagadas, y como el público exige mejores resultados no queda otro camino que complacerle en su demanda. El operador del pasado no es el operador de hoy y mucho menos el del futuro. Hubo un tiempo, y no muy remoto, en que la novedad de los espactáculos cinematográficos bastaba para atraer a las gentes; en que eran suficientes para satisfacer al público aparatos imperfectos con los cuales no se conseguía una buena proyección de las películas, y en que eran muy pobres la fotografía de estas últimas y el trabajo de perforación. Hubo un tiempo, repetimos, en que sólo se esperaba del operador que supiese dar vueltas al manubrio y empalmar la película a su gusto; en que el sitio donde se situaba el operador era una especie de caseta, colocada dondequiera que hubiese espacio Para ella, a la vista del telón, y la que no servía para ningún otro objeto. Se tenía, en fin, del operador la más pobre opinión y le bastaba con cualquier COSa. Empero, todo ese estado de cosas está pasando igualmente por un cambio radical, pues empieza a reconocerse el hecho de que el trabajo del operador no es simplemente mecánico, sino que se necesita para desempeñarlo un cerebro guiador, siendo esa la única manera de obtener la mayor eficacia en la proyección. Los cinematografistas en general se están dando perfecta cuenta de que es inútil esperar excelentes resultados en aquellos casos en que el operador se ve obligado a hacer su trabajo en una estrecha y rústica caseta emplazada en un ángulo del salón o en lo más oscuro del teatro. Empiezan, asimismo, a convencerse los señores cinematografistas de que debe ser amplia y estar bien ventilada la caseta en que se coloque el operador para manejar su máquina de proyección; también que debe ser esta última de lo más moderno y perfecto y, además, que el operador debe ser hombre inteligente e idóneo, conocedor de su trabajo. Sólo así resultarán pingúes esas representaciones cinematográficas desde el punto de vista de los pesos y centavos. Dedúcese, pues, de lo dicho que de día en día son más solicitados los hombres con mayores conocimientos en el trabajo de proyección. Se ve cada vez más claro que si en el porvenir el operador no aprende todo lo que hay que aprender en su profesión tendrá que cederle el puesto a otros que, habiéndose dado cuenta de las señales de los tiempos, hayan adquirido los necesarios conocimientos. El operador está en la obligación de hacer un estudio metódico del arte en todas sus manifestaciones. Deberá hacer todo lo posible porque aparezcan completamente claras y sin nebulosidades todas las proyecciones. Deberá siempre tener presente que en todas las profesiones de la vida es siempre mejor remunerado el cerebro que el músculo; y que la proyección perfecta se debe más, mucho más, al esfuerzo mental hecho por el operador que a la labor de sus manos. Enero, 1916. de F. H. Richardson. Preliminares La misión que se ha dado este departamento de nuestra revista es la de suministrar, no tan sólo a los cinematografistas y operadores, sino también a todos aquellos interesados en el ramo, información auténtica y útil acerca de las ramificaciones del mismo. Entra también en nuestro propósito publicar todos los meses ideas prácticas, provechosas e instructivas que aumenten el caudal de conocimientos del operador cinematográfico, y en esa sección trataremos de evitar, hasta donde sea posible, que se empleen en las explicaciones voces técnicas, pues entendemos que, tanto al novicio como a los entendidos en el ramo, les será más fácil penetrarse de la información en lenguaje sencillo. Iniciaremos, además, bajo los auspicios del indicado departamento, una sección dedicada a “preguntas y respuestas” en la cual tendremos sumo gusto en contestar todas aquellas consultas pertinentes que nos formulen nuestros lectores de la América Latina en lo concerniente al arte de la proyección. Este servicio lo prestaremos gratis. En una palabra: nos alienta el más vivo deseo de ayudar con toda la eficacia posible a los cinematografistas, operadores y estudiantes en general del arte de la proyección en esa parte de América, y será causa de regocijo para nosotros saber que se han dado cuenta de nuestra misión y que se disponen a utilizar las indicaciones y consejos en todos los órdenes que, por conducto de ese departamento, podamos suministrarles. . I. LA ELECTRICIDAD FUENTE GENERADORA DE LUZ Es de rigor que el operador cinematográfico conozca al dedillo la corriente eléctrica y las reglas que dirigen su acción en cualquier circunstancia con que tenga él que habérselas en el desempeño de su trabajo. No basta que sepa él que ciertas cosas producirán ciertos resultados; es necesario que se penetre de la razón parqué se producen esos resultados. En otras palabras: deberá entender, y entender bien si es que espera llegar al máximum de la eficacia, la fuerza que está manejando. Cierto que un operador que sólo posea un conocimiento elemental de la electricidad podrá aprender a manejar la corriente con muy buen resultado dentro de ciertas condiciones; pero ese mismo operador no sabrá en absoluto qué hacer al tener que habérselas con condiciones distintas. Y lo mismo podría decirse de la persona que, mientras por una parte obtiene exito dentro de condiciones que le son familiares, por la otra desconoce en absoluto la fuerza con que está trabajando, y ese desconocimiento total de esta última la aca naea para mejorar el resultado por medio de experimentos inteligentes. Tendría en ese caso que depender casi exclusivamente de lo que alguien le diga, sin poder formar opinión en el sentido de si es exacto o inexacto lo que oyó de labios extraños. Una cosa que debe tener siempre presente el operador es la de que la buena luz es de suprema importancia en la proyección de las películas. Se puede afirmar que aquel que consiga producir y mantener un foco claro, de color blancoargentino, ha dominado las tres cuartas partes de las dificultades que se le presenten en el trabajo de proyección. Nadie sabe a ciencia cierta lo que es la electricidad. Sólo se revela a la percepción por el calor que genera, el que, desde luego, produce luz. Sólo así sentimos de lleno