Cine-mundial (1916)

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dió lugar a infinidad de exageraciones. Empezó a propagarse la especie de que yo estaba alimentando mis animales con actores. Pueden ustedes desmentir esos rumores en rotundo.” El Colmo del Realismo. “De seguro que los lectores de CINE-MUNDIAL tendrán interés en saber que hemos amaestrado una serie de animales que trabaja maravillosamente ante la cámara. A ustedes no se les oculta, por supuesto, que no todas las fieras poseen las mismas aptitudes para el cinematógrafo. Existen en todos los grupos de leones, osos, jaguares o elefantes ciertos sujetos que revelan extraordinaria inteligencia. Estos son los que escogemos y enseñamos, y algunos realmente merecen un diploma. Fijémosnos en los elefantes, por ejemplo. La sagacidad de estos paquidermos es sorprendente. Simulan con una fidelidad pasmosa haber sido heridos por un balazo en una de las ancas delanteras o “traseras, o en cualquier otra parte de su enorme cuerpo, y se alejan cogeando con señales aparentes del dolor más intenso. Arremeten contra un hombre, lo arrojan por tierra y, al sonar un tiro, fingen tambalearse y se desploman haciéndose los muertos. Pretenden matar al malvado, con las patas, trompa o colmillos, aplastándolo luego con una veracidad que enardece a la gente de cazuela—y a todas éstas el buen señor se encuentra tan sano y salvo como en su propia cama. Y no son los elefantes los únicos en desplegar perspicacia semejante. Algo parecido podría decir sobre nuestros leopardos y jaguares: Tenemos dos o tres o E Ro de se “Fitz,” el Canguro-pugilista de la Colección. que se colocan ellos mismos en posición de ataque sobre la rama de un árbol y, tan pronto se acerca el jinete, saltan sobre su espalda con tanta furia que nadie supondría que sólo se trata de una pantomima. Contamos además con varios osos cuya destreza ante la cámara jamás creí posible. Se abalanzan sobre un hombre, lo abrazan, y trituran lentamente, con tanto realismo que el público cree oir el crugido CINE MUNDIAL de los huesos. Matan a un hombre de un zarpazo y luego comienzan a dar vueltas en su rededor, olfateando y lanzando resoplidos, para después arrastrarlo hasta la; cueva. Reciben una herida con un gran puñal de caza, como si fuera real, y se desprenden pausadamente de la víctima para atacar con desmedida furia al nuevo enemigo. Pero a mí juico, los leones son los que desplegan mayor inteligencia. Días atrás presencié el ensayo de una escena que no olvidaré por mucho tiempo. El domador que toma parte en una película de sensación se ve atacado primero por un león y luego por dos más. Acaba de poner fuera de combate a uno de los animales cuando se le echan encima, como un ciclón de zarpas y colmillos, las otras dos fieras. La lucha que se desarrolla es verdaderamente terrorífica. Por un momento creí que la vista me engañaba. Llegué a figurarme que todo era verdad. Los inmensos gatos acometían al domador y lo lanzaban de un ángulo a otro de la jaula, llegando a poner los dientes sobre su cabeza y hombros. Las bestias representaban la escena tan a lo vivo que poco después, cuando las vi dando señales de afecto al in dividuo que habían querido devorar momentos antes, me pa recía imposible. El Capitán Bonavita es el jefe de mis domadores y cuenta con ayudantes expertos que saben secundarle. También hemos llegado al colmo del realismo en las escenas nocturnas, alrededor de tiendas de campaña © fogatas, que los leones rondan hasta encontrar una víctima. Podría narrar infinidad de cuentos entretenidos sobre uno de nuestros osos polares, que en una escena desarma al cazador que lo ataca y hace trizas el rifle. El mismo oso permite que le introduzcan un cañón de escopeta por la boca y después simula ir perdiendo la fuerza hasta quedar asfixiado.” El Elemento Cómico. “Sí, también tenemos nuestros payasos. El oso canelo, por ejemplo, es un clown en toda la extensión de la palabra. Sus tretas y travesuras son inimitables. No me atrevo a afirmar si entiende o no los argumentos en que toma parte, aunque en realidad parece que sí. Aparte de los sainetes y comedias donde aparecen fieras y otros animales, nos pro (Continúa en la página 80) Capitán Bonavita. “Silas,” Mono Chimpancé—el Idolo de los Niños. FEBRERO, 1916 La Hiena Filarmónica Ensayando Una “Canción.” El PÁGINA 63