Cine-mundial (1916)

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== CINE MUNDIAL Una Soberbia “Montaña Rusa.” usarlos en público para evitar que ofrezcan el más ligero peligro. Cronológicamente, el tiovivo fué el primero de todos los equipos modernos de esta clase. ¿Quién de nuestros lectores no ha montado en uno de ellos? En realidad despierta en los niños verdadero entusiasmo, que permanecen extasiados hora tras hora observando la plataforma giratoria con sus caballos de madera, llamas, perros, burros, avestruces y carrozas que se mueven a los acordes de un órgano. Aunque estas instalaciones no son baratas en cuanto a costo inicial, pues su precio varía entre $2,500 y $10,000, el chorro constante de medios o reales está fuera de toda proporción con el capital invertido, cuyo importe no tarda en amortizar. Al contrario de lo que sucede en los teatros, el tiovivo o carrouselle sólo requiere dos empleados, el taquillero y el propietario mismo, que se encarga de poner en marcha el motor, dar cuerda al óreano y recoger las papeletas desde la plataforma mientras funciona el aparato, después de lo cual, y una vez transcurridos de tres a cinco minutos, salta a tierra, detiene la máquina y despeja los asientos para la próxima tanda. Cuanto más concurrido esté el tiovivo, más cortas deben ser las tandas—al menos así lo recomiendan los empresarios viejos y suponemos que sepan lo que dicen. También pueden organizarse torneos dando como premio una entrada gratis al que resulte triunfante. Viene después la Rueda “Ferris” que, como ya hemos dicho, tanta sensación produjo en la Exposición Internacional de Chicago, celebrada para conmemorar el aniversario del descubrimiento de América. Este aparato se eleva a unos 75 pies y conduce pasajeros en carros oscilantes instalados alrededor La “Ola de la Risa” (The Frolic). Pomar, GA — ——_——— A de su circunferencia, que forma ángulos rectos con el piso. Al igual que el tiovivo, sólo necesita dos empleados, y con este pequeño gasto reporta pingúes beneficios. Según indica el grabado que insertamos, los asientos de los carros siempre se encuentran en posición cómoda y, desde la parte más alta del círculo que describe la rueda al girar, se obtiene una vista magnífica de los alrededores. También puede usarse un órgano en combinación con el aparato, aunque no es tan necesario como en el carrouselle. Pasemos ahora al “Círculo Columpio,” que le sigue en antigüedad, aunque entre uno y otro aparecieron muchos aparatos de análoga índole cuya popularidad fué bastante efímera y ya el público los ha olvidado por completo. El “Círculo Columpio” como el tiovivo se mueve horizontalmente en relación con el suelo, pero se vale de la fuerza centrífuga para elevar y extender sus botes, que van suspendidos del remate de la columna central de acero. Este mecanismo es tan perfecto y seguro como cualquiera de los citados en esta reseña y, aunque da a los pasajeros esas sensaciones vigorizantes a que sólo los aviadores están acos tumbrados, todos los botes van firmemente sujetos a la armazón y no se corre peligro alguno. Sólo exige un mecánico y un acomodador para su funcionamiento y manejo. Este aparato, como todos los que hemos citado y los que citaremos en este artículo, se ha instalado con éxito en diversas partes del mundo. La “Montaña Rusa” es otra de esas combinaciones cuya popularidad no deja lugar a duda. Como nuestros lectores conocen de seguro su mecanismo y funcionamiento, nos abstendremos de extendernos en explicaciones, aunque sí mencionaremos que en los Estados Unidos se fabrican en gran variedad de estilos. Los aparatos de esta clase difieren de los que venimos describiendo en ciertos puntos importantes que trataremos en otro número de esta revista. Exigen, por ejemplo, mayor número de empleados y no son portátiles, de manera que no pueden transportarse de una ciudad a otra. Representan, sin embargo, atracciones inimitables para parques teatrales y exposiciones. La “Ola de la Risa” (The Frolic) constituye otra magnífica combinación. Puede montarse en forma portátil o fija, y jamás ofrece peligro. Como la ilustración revela, este aparato hace sentir a los pasajeros emociones muy intensas. La fuerza centrífuga que desarrolla en su movimiento rotatorio esparce los carros o botes y los lanza hacia arriba, a la vez que por medio de un invento se balancean hacia dentro y se imparte a todo el conjunto una acción ondulante. Este aparato es uno de los que mayor hilaridad produce y las personas que montan una vez siempre quieren repetir. Ea “Ola Oceánica” es otro de los equipos populares. Gira lentamente en un círculo más o menos horizontal, pero se sumerge con frecuencia y suma rapidez. Toda la instalación es portátil y tiene gran demanda en los festejos ambulantes. Las “Olas Circulares” constituyen otro aparato que, aunque bastante parecido al anterior, merece mención especial. Los ferrocarriles en miniatura están muy en boga en todas partes. No sólo ofrecen una diversión perfecta para los niños, sino que sirven para conducirlos de un lado a otro en los grandes parques y ferias. El “Ferrocarril Pintoresco” goza de muchos entusiastas admiradores. Es en realidad una montaña rusa encerrada Gran Rueda “Ferris.” El PÁGINA 77