Cine-mundial (1916)

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Instalación modelo en la cámara de proyecciones de la Casa de Pathé (sucursal norteamericana). La dificultad estriba, como hemos repetido muchas veces, en que dados los sueldos inadecuados que se ofrecen a los operadores, son muy raros los hombres provistos de conocimientos mecánicos que se dedican a la profesión. De aquí que muchos de los empleados encargados de la proyección— y conste que no deseamos ofender a nadie—carecen de los más ligeros rudimentos de mecánica o electricidad. No es lógico que los expertos en la materia acepten los salarios que hoy se pagan. Es cierto que existen algunas excepciones, y que en determinadas ciudades la remuneración ha subido, pero solo vienen a probar la regla general que prevalece. Tenemos además otro factor que ha influido bastante. La maravillosa rapidez con que se ha desarrollado el negocio excede en mucho al avance en los conocimientos disponibles. Aun las personas más competentes han tenido que instruirse en la lenta escuela de la práctica. Combinado esto con la insignificancia de los sueldos, es asombroso que hayamos adelantado tanto en el ramo de proyecciones. Es de esperarse, sin embargo, que las cosas cambien en no lejano porvenir. Volviendo al asunto que veníamos tratando. El sistema más práctico que se nos ocurre es el siguiente: todo aparato que trabaje bien, no debe tocarse. El hombre sin habilidad en el manejo de herramientas hará un triste papel en la caseta. Estará expuesto a cometer disparates a cada paso. El operador debe poseer sus propias herramientas, excepto el tornillo de carpintero, taladro de mano, soplete de llama a gasolina y otras por ese estilo. Las últimamente mencionadas deben formar parte del equipo del teatro. El operador dispondrá de una caja completa de herramientas. Al comprar estos accesorios, hay que tener presente que lo mejor siempre resulta más económico. Las herramientas baratas no son más que engañifas por lo general. Conviene, por tanto, obtener artículos de superior calidad. También es menester prestar atención especial a los destornilladores, pues con mucha frecuencia estropean las ranuras de los tornillos. El equipo que a continuación enumeramos sólo contiene artículos utiles. Puede aumentarse si se quiere. Un par de alicates de “botón,” de 8 o 10 pulgadas; un par de alicates con lados cortantes, de 8 o 10 pulgadas, análogos a los que gastan los tendedores de alambres (no determinamos el tamaño, dejándolo a elección de los operadores); un par de tenallas de instalador, 8 o 10 pulgadas; un destornillador grande y otro mediano; un destornillador de hoja larga y bien templada para los tornillos pequeños de la máquina; una escofina de 10 o 12 pulgadas para afilar los carbones; un pequeño martillo de remachar; un martillo de garra; un cincel Mayo, 1916 E CINE-MUNDIAL = pequeño templado en frio; un punzón de tamaño mediano; un punzón muy pequeño para los pasadores de la estrella y leva; un par de tijeras pequeñas de hojalatero; un par de cizallas de punta chata para cortar pelicula; una pequeña antorcha de gasolina para soldar uniones de alambre; una sierra tajadera. Con este equipo se podrá llevar a cabo la mayoría de los trabajos que se presenten, aunque habrá necesidad de emplear todas las herramientas. Además de los artículos citados, el empresario o administrador del teatro debe suministrar una lima plana de 8 o 10 pulgadas, una redonda de 5% de pulgada, otra de 8 pulgadas de las llamadas “cola de ratón”; un pequeño tornillo de carpintero con yunque, alambre y fundente para soldar, cemento para película, vidrio para vistas fijas, asi como las esteras, ligaduras y alambres de diferentes tamaños que puedan necesitarse. Todos los accesorios incluidos en la lista citada resultarán de gran utilidad y algunos operadores exigirán otros. Recomendamos que las herramientas se coloquen sobre la pared, teniendo cuidado de que los destornilladores y alicates se encuentren a fácil alcance del operador mientras trabaja. No debe adquirirse la costumbre de dejar los destornilladores y alicates sobre la mesa de la máquina, donde sólo vendrían a estorbar. Las grapas de metal que se usan para afianzar contra la pared los tubos aisladores y cañerías se prestan para sostener los destornilladores y todas las demás herramientas, exceptuando los punzones. Estas grapas cuestan poco y pueden conseguirse en diferentes tamaños. El hábito de dejar las herramientas tiradas por todas partes revela que el operario es descuidado. Cada herramienta debe tener su sitio exacto y alli es donde conviene colocarla siempre. Sólo se invierte un segundo en emplazar la herramienta en su lugar después. que se ha hecho uso de ella, y a veces se emplean minutos en buscarla cuando más se necesita si el operador es desordenado. Cuando ocurre alguna interrup Magnífica distribución de caseta para teatros donde se empleen más de un proyector. ción, las herramientas se necesitan inmediatamente. No hay tiempo para andar corriendo dentro de la caseta como un palomino atontado buscando el alicate o destornillador que “teníamos en la mano hace un momento.” El público espera impaciente, en la obscuridad la mayoría de los casos, mientras el operador pierde más tiempo en encontrar la herramienta que en hacer la reparación necesaria. La práctica nos ha demostrado que son muy pocas las casetas que contienen un equipo adecuado de esta indole y aun menos aquellas donde las herramientas aparecen ordenadas con propiedad. Esta falta de método sólo tiende a malgastar energía, producir trastornos y pérdidas de tiempo en los momentos más críticos. El administrador debe instalar, ya en la caseta o cerca de ella, un banco de carpintero pequeño pero resistente, provisto de un buen tornillo, así como un soplete de llama a gasolina para soldar las uniones de alambre, etc. (Continuará en el próximo número.) E PÁcina 205