Cine-mundial (1916)

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4 $ $ E Poni onnies El Hipódromo de Nueva York Por ALBERTO CAMPOVERDE Los interesados que deseen ponerse en contacto directo con fábricas de las instalaciones o aparatos descritos pueden dirigirse a CINE-MUNDIAL, Departamento de Espectáculos al Aire Libre.—N. de R. ATT N el pasado número de CINE-MUNDIAL. hicimos referencia ligeramente al gran Hipódromo de Nueva York, en. nuestra historia de Luna Park, al hablar de las tremendas empresa acometidas por aquel coloso de la inventiva que se llamó E. S. Dundy y de su socio Mr. Thompson, que en cuestiones de genio emprendedor no le va en zaga al ilustre difunto. Dijimos cómo era esta empresa del Hipódromo una de las que habían consumido buena parte de la fortuna que el Luna Park estaba dando a Mr. Thompson, pues aunque al principio” reportó buenas entradas; un poco más tarde vinieron una o: más temporadas que no sólo agotaron las ganancias de los años anteriores sino que fueron desastrosas para los propietarios. Pero el Hipódromo de Nueva York es tan único en su clase y asume tales proporciones, que es bien digno de artículo especial. No obstante que Londres y París alardean de poseer establecimientos de esta especie, tienen que reconocer su inferioridad al establecer comparaciones con el de Nueva York. Construído en el año de 1904, sólo fué en 1908 cuando pasó de manos de Thompson y Dundy a las de Lee Shubert, Inc., una de las mejores firmas teatrales de este país. El éxito les asistió durante los primeros seis años, pero luego vino un decrecimiento tan notable en el entusiasmo del público y el negocio sufrió tal descalabro, que las entradas no daban ni con mucho para los gastos enormes que requería empresa de tal magnitud. Tan deplorable estado de cosas subsistió hasta la terminación del contrato, hace cosa de un año. Entonces Charles Dillingham, respaldado por fuertes casas comerciales, tomó a su cargo el manejo del Hipódromo y el éxito alcanzado en la temporada fué realmente fenomenal. Si nos atenemos al dicho del agente publicista, la temporada fué la más lucrativa en la historia del Hipódromo. La exhibición, que fué gigantesca y que llevaba por nombre “Hip Hip Uno de los números más atractivos de la exhibición es la banda de Sousa, la última palabra en celebridades musicales en Estados Unidos. John Philip Sousa no aparece hoy no más en el campo de la música, sino que su fama data de muchos años atrás y el repertorio de sus composiciones recorre toda la gama armónica y se conoce en todas partes del país, desde los grandes centros hasta las insignificantes aldeas. Sus obras todas están llenas de suave melodía y de sentimentalismo. Al menos en Norte América no tenemos banda alguna capaz de disputarle la supremacía a la de Sousa. Los lectores podrán formarse una ligera idea de la magnitud de ella, por la fotografía que se acompaña y que muestra todos sus miembros reunidos en el gran edificio teatral, en momentos en que se lleva a cabo la representación del interesante espectáculo. El Hipódromo cuenta con la famosa cantatriz cómica Belle Story y con un numeroso grupo de los principales actores de actualidad. Pero la que se lleva todas las palmas y constituye talvez la figura más importante, es la graciosa patinadora Charlotte, una alemana capaz de hacerle perder la cabeza al inglés más patriota y más misántropo. Charlotte se desliza sobre el hielo en sus diminutos patines de acero, seguida por un cortejo de doncellas de honor (todas muchachas de cuerpo bien acondicionado y bailarinas insuperables), y bajo las fantásticas coloraciones y hermosísimos juegos de luz que hacen irradiar sobre el grupo, emprende un baile ideal con infinidad de pasos exóticos, vaivenes y giros de inusitada belleza y legítimo arte. No hay que hablar del surtido de trajes que la dichosa conterránea del Kronprinz ostenta en la representación, pues parece que a su guardarropa se ha trasladado toda la fantasía y el lujo de uno de los grandes magasines de la Quinta Avenida. Lo más característico fué que la pasada temporada de patinación en el Hipódromo resucitó el entusiasmo por este deporte en forma nunca vista antes en los Esta Hooray” presentaba 600 actores, Charlotte en una de sus mágicas danzas sobre el hielo. dos Unidos. Hay que tener en entre principales y coristas. Esto de 600 ejecutantes, cuando se lee sobre el papel no causa mayor impresión, sino que hay que verlos reunidos en escena para darse cuenta cabal de lo que significa. Jurio, 1916 O cuenta el clima que poseen las tierras del Tío Sam sobre todo en la parte norte, pues durante los meses de invierno se hielan cuantos canales, lagunas y ríos existen dentro de esa zona, presentando excelente 97 Pácina 300