Cine-mundial (1916)

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AA Figuras de la Nueva Escena Reaparición de un gran favorito internacional.—Maurice Costello, secundado por Ethel Grandin, forma nueva compañía. —Acaba de terminarse la primera cinta, titulada “El Misterio de la Mancha Roja,” una serie en diez y seis episodios.—La Consolidated Film Company está encargada de la exportación. Por GIL PÉREZ AS inconsecuencias de la fama teatral presentan un laberinto de contradicciones que desafía todos los dictados de la lógica. Los críticos que han estudiado a fondo este escabroso tema aseguran con unanimidad que el drama produce una influencia mucho más general que la comedia. Las pasiones no cambian, nos dicen; el amor, el odio, los celos, la envidia, la lujuria, el miedo, se apoderan en la misma forma de los individuos de todas las razas y, cuando más, sólo varían en intensidad. Con la comedia no sucede lo mismo. Se basa en temas, situaciones y puntos de vista que aparecen ridículos en determinadas localidades. Y a pesar de todo esto, el cinematógrafo ha producido varios actores cómicos cuya labor ha dado la vuelta al mundo, mientras que en el género serio sólo uno puede enorgullecerse de haber adquirido prestigio internacional: Maurice Costello. Al hacer esta afirmación no exageramos. Costello es célebre en cuantos países se exhiben vistas animadas. Tiene admiradores a millares en Francia, Italia, España, las Américas, la Gran Bretaña y sus colonias, Rusia, Turquía y las diversas naciones de la Europa Central —en todas partes del mundo, para abreviar. ¿Qué otro actor serio ostenta semejante popularidad? Absolutamente ninguno. Es muy probable que el lector comience en seguida a citar “in mentis” diferentes artistas cuyo prestigio estime mejor afianzado, pero conviene no perder de vista que muchas de las “estrellas” cuyos nombres andan de boca en boca en ciertas naciones, nadie las conoce en otras. Si descartamos a Sarah Bernhardt, que no admite comparaciones, puede considerarse a Maurice Costello como el actor dramático del “cine” que actualmente goza de prestigio más general. Después de seis meses de enfermedad y convalescencia, Costello vuelve al cinematógrafo al frente de una compañía que se ha formado exclusivamente para dar al público las obras en que él aparezca. En estos días quedará terminada la primera cinta, una serie en diez y seis episodios titulada “El Misterio de la Mancha Roja,” que presentará la Consolidated Film Corporation. Este actor representa una de las personalidades teatrales que con mayor fijeza se ha grabado en la mente del público. Fué una de las primeras figuras del nuevo arte en captarse unánime simpatía. Durante los siete años que trabajó bajo el estandarte de la Vitagraph, los amantes del “cine” repetían su nombre sin cesar y discutían entusiasmados sus dotes excepcionales. Era el ídolo ante el cual se postraban jóvenes y viejos, hombres y mujeres. La fama de Costello estaba bien cimentada años antes de que los empresarios descubrieran a Chaplin y casi todos los demás cómicos que hoy están en su Maurice Costello. Acosro, 1916 O apogeo. Y lo más raro del caso, en esta carrera de triunfos tan efímeros, es que ha sabido mantenerse en la cúspide sin que le haga sombra rival alguno. En Diciembre del año pasado cayó enfermo y tuvo que retirarse. Después de larga convalescencia reaparece ahora restablecido por completo, lleno de bríos y dispuesto a alcanzar nuevos y mayores triunfos en “El Misterio de la Mancha Roja,” película que, a juzgar por el argumento, está llamada a producir gran sensación dondequiera que se exhiba. El éxito extraordinario de Costello y el poder arrebatador que en un tiempo ejerció sobre .el público, especialmente entre el elemento femenino, estribaban, más que en su indiscutible maestría histriónica, en la sutil elasticidad de sus facciones y la exótica belleza varonil de su rostro. Sus ojos expresan todas las emociones con una claridad que electriza, desde las miradas tentadoras que se cruzan al inciar un “flirteo” hasta el terror o la cólera más intensa. Está considerado, tanto por el público como entre la gente del oficio, como el galán ideal en papeles de amante. Se dice de él que es el actor que mejor ha sabido interpretar escenas románticas o sentimentales. Aunque su nombre parece inclinarse hacia Italia, Costello es de padres irlandeses y descendencia española. Trabajó en la escena hablada por mucho tiempo y ya tenía cierto cartel cuando lo contrató la Vitagraph hace siete años. Su trabajo con esta compañía es harto conocido de todos los públicos y es de suponerse que obtenga análogos resultados con las obras que produzca para la Consolidated Film Company. Secunda a Costello en su nueva empresa la primorosa Ethel Grandin, cuyas aventuras ante el lente y las candilejas sólo van en zaga a las del cómico mimado. A pesar de que todavía no ha cumplido veintiún años, ya ha hecho papeles de primera actriz en centenares de cintas—una de ellas sin disputa la más sensacional de su época. La historia de esta diminuta “estrella” se desarrolla en una atmósfera tan romántica y tan repleta de sobresaltos que nos trae a la memoria un cuento de hadas. Pertenece a una familia de artistas e hizo su “debut” en el teatro a los Ethel Grandin. siete años de edad. Trabajó en buenas compañías de verso y después en variedades. Su entrada en el cinematógrafo obedece a una casualidad. Miss Grandin se encontraba de visita en los talleres de la Compañía Imp el mismo día en que Mary Pickford, la actriz destinada a convertirse en la gran favorita de los Estados Unidos, se negaba a firmar nuevo contrato. Mientras Miss Grandin esperaba en la antesala, salió de las misteriosas profundidades del estudio un malhumorado director que en seguida lanzó la vista, con ademán de examen, sobre los cómicos allí congregados. De repente > PÁGINA 332