Cine-mundial (1918-01-01T23:23:59Z)

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' CINE-MUNDIAL Como Una Gran Red ADA escapa a la acción absorbente del cinematografo. Dejando a un lado su universalidad, tan rápidamente lograda en un quinquenio, es curioso observar cómo atrae a su campo a gentes de diversa condición social, desde los hombres Por JUAN RIVERO que gobiernan a los pueblos hasta a los que, en Aliados. forma menos ostensible, aferrados a una vida anónima, los dirigen en una esfera concreta. Los caracteres más reacios a la exhibición ceden ya al influjo del Arte mudo. Sabido es que muchos hombres célebres o se han negado, con negativa cortés, a los requirimientos de los fotógrafos, o han despedido a éstos con cajas destempladas. La vanidad no suele ser el flaco de los verdaderos talentos, y la tolerancia para una fotografía se interpretaba como falta de seriedad o sobra de jactancia. Pero en esta época, ante el operador, la modestia va cediendo en su actitud irreductible. La película tiende a someter todas las voluntades, aún las más selváticas, sin echar mano de los habituales recursos: la sorpresa, el ruego, la intriga, el fraude de un instante, el disparo traidor y, a veces, la recomendación todopoderosa. Toda esa remora se ha borrado. Y es porque la pantalla, como elemento de sugestión, puede simbolizarse en varias formas: el espejuelo con que se cazan las alondras, la luz que atrae las mariposas, el pulpo que tiende sus tentáculos hasta hallar presa para su voracidad, el ave de rapiña que se remonta y desciende, vertiginosa, con las garras abiertas, la mujer bonita y pecadora cuyas pupilas semejan arpones enmascarados con flores. Una fuerza que actúa en silencio y con poder irresistible, una caricia muda e imperativa como un “ukase,” un gesto invisible y ejecutivo como una orden militar. Algo, en fin, que ha roto con las prácticas rutinarias y quebrantado el misoneismo de que { suelen adolecer los austeros. Y es también porque se prevé que la película, primero juguete, después distracción y ahora elemento artístico, se convertirá en archivo donde se ha registrado la vida humana, a partir de la contemporánea, y en museo en que irán amontonándose, catalogadas, las cosas o rasgos personales o de personalidades, que, al correr del tiempo, serán reliquias o como tales las estimarán las futuras generaciones. Cediendo a esa previsión o a las demandas del ambiente, los hombres más conspicuos se prestan a que el operador maniobre ante ellos. Por motivos de patriotismo unas veces; al margen del Arte, otras; en ocasiones, porque sí; y de cuando en vez, a base de algún negocio. Son de hoy algunos casos notorios, y la relación de otros muy importantes llenaría muchas páginas. Una misión norteamericana regresó ya de Europa adonde fué a exhibir películas instructivas de los Estados Unidos, y aquellos pueblos, entre otros Sevilla durante sus alegres ferias, han podido satisfacer la ávida curiosidad que en ellos ha suscitado el Presidente Wilson, suprema figura mundial Roosevelt, expresidente, de cuya Otra personalidad, James W. Gerard, ha fijado en la cinta de celuloide los pasajes más vigorosos de su libro “Mis cuatro años en Alemania.” En una película, cuyo nombre no recuerdo, Nueva York ha contemplado, con honda. emción, al preeminente Ferdinand Foch, generalísimo de los Clemenceau, tan arisco, también actuó ante la cámara, y el rey de España cede siempre, jovial como un castizo estudiante, gustoso a las primeras insinuaciones de fotógrafos y operadores. En otras esferas menos elevadas, se observa cómo Enrico Caruso, celebridad por excelencia del “bel canto," niño mímado de los públicos de todas las naciones, que ha hecho una fortuna con su voz, acepta una contrata con el sindicato Famous Players-Lasky para interpretar varios fotodramas. Y si es de creer que para esa aceptación fué parte la suma ofrecida, debemos presumir que en el ánimo del eminente "divo" ha influído la seguridad de que en la película perdurará como actor y como persona, mientras que en los discos de gramófono se guardará ünicamente su voz. Zamacois, el notable novelista espanol que anda en viaje de aventuras a través de América, nos ha ofrecido, a su paso por Nueva York, una prueba decisiva de la sugestión del cinematógrafo: en la cinta titulada "Espana contemporánea" desfilan algunos grandes talentos españoles: Pérez Galdós, ciego, tacteando con el cuento de su bastón los peldaños de una escalera a cuyo término le espera un pobre, también ciego, al cual el insigne maestro da limosna; Valle Inclán, torvo, barbudo, suspicaz y manco, escribiendo, acostado en cama, un rimero de cuartillas, de las que las ya desglosadas se llaman “Sonata de Primavera” y “Romance de lobos”; Benlliure, genial escultor, cincel en mano; Linares Rivas, recio dramaturgo; los Hermanos Quintero, famosos comediógrafos; Emilio Carrere, exquisito poeta, Rusiñol, autor dramático y periodista. : . Todos ellos son modestos, de una hurafiía implacable, y si la presión de Zamacois, su amistad y su palabra dulzona han podido rendir esos caracteres ásperos, es razonable atribuirlo en parte a esa voz secreta con que el cinematógrafo domefia las voluntades. Еп los casos que hemos citado la iniciativa partió de las empresas productoras o sólo de un productor. Comprendiendo que esas adquisiciones avaloran las películas y que para un arte más intenso es forzoso no sólo acumular nuevos elementos sino mejorar algunos de los actuales, los productores se dan ya perfecta cuenta de la urgente necesidad de argumentos más perfectos. Acá se los han pedido a varios célebres literatos norteamericanos, ofreciéndoles quinientos pesos por cada argumento, y el humorista Harry Leon Wilson, que cobra dos o tres mil dólares por cada cuento para una revista, se ha reído humoristicamente de la oferta. 'Todo se andará hasta que llegue a inscribirse en el Código los derechos de los autores de argumentos cinematográficos. Porcue esta enorme red, el Arte mudo, no perdona a nadie. Si reparte mal sus frutos—a popularidad no hay para qué hablar, llevará a la pantalla todas sus obras por conducto de la empresa McClure. SEPTIEMBRE, 1918 <> productores y estrellas, oro; a escri Mariscal Foch, Enrique Caruso, Presidente n ; ; ; г É tores, huesos—haya paciencia. El Wilson, D. Ramón del Valle-Inclán. à 5 р Arte mudo proveerá, y pronto. <> PÁGINA-553