Cine-mundial (1918-01-01T23:23:59Z)

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CINE-MUNDIAL Peliculas Educativas Por JUAN RIVERO NA acabo de ver, dedicada a divulgar la industria del tabaco de la Isla de Cuba, y me sugiere las consideraciones que sirven para hilvanar este artículo. Por cierto que el nombre genérico de estas obras, sea cual fuere la casa productora, es el de Películas Educacionales. La palabra “educacional” es un barbarismo que han introducido en el idioma español los audaces traductores que vierten del inglés al castellano los títulos y explicaciones de las cintas norteamericanas. Tiene marcado sabor de anglicismo tanto más innecesario por cuanto existen, y son de uso corriente, los vocablos “educativo” y “educador.” Como “educador” o “educadora” tiende a establecer una ligera anfibología, puesto que califica más concretamente a la persona que educa, el adjetivo que legítimamente debe adjudicarse a las películas que educan es el de “educativas.” Valgan estas observaciones como una protesta contra estas malsanas tendencias que atentan a la pureza del lenguaje hispano, y el dicente hace constar que no se cree impecable. Porque al dominio absoluto de un idioma no ha llegado, que se sepa, escritor alguno, y hasta las opiniones de los filólogos más eminentes suelen ser discutidas. Las películas educativas, pues, están de moda. Es de ayer el cinematógrafo, y entre las mültiples misiones que está llamado a cumplir ninguna hay tan trascendental como esta docente que acaba de iniciarse e imponerse. En ese orden de cosas caben todas las tendencías, todos los métodos, todos los sistemas, todos los particularismos pedagógicos; pero encaja a maravilia y en cierto modo en forma casi exclusiva el método objetivo por la facilidad para reproducir los muchos y costosos elementos que le integran, puesto que su esfera de acción es muy amplia. Hace tiempo que, como efisayo o mejor como curiosidad, se producen obras de esa clase; pero ahora tiende a sistematizarse la producción. De los primeros en cimentarla como indiscutible valor docente, fué el gobierno de los Estados Unidos. Justificada está esa iniciativa por la preferente dedicación de las autoridades yanquis a la enseñanza y por el desarrollo enorme que la industria cinematográfica ha adquirido en este país. Son los dos motivos de esa loable primacía que las demás naciones han secundado, cada una en la medida de sus fuerzas. Recordamos que es reciente la implantación de las películas educativas en España y la República Argentina, y dada la extrema situación geográfica de esas dos naciones, ello sirve para formar idea de la acogida que la innovación ha tenido en Europa y en América. La República de México ha puesto también sobre el tapete ese importante problema. El empuje cultural que en todas partes se nota recae ahora directa y eficientemente sobre la instrucción por medio del À cinematógrafo. Es como un vivero que ahora se siembre y del cual han de transplantarse los arbolillos que en época oportuna darán portentosos frutos. Actualmente no se sabe que haya plan definitivo de educación basado sobre las películas. Existen grupos de cintas, sueltos, aislados, sin la calcu lada conexión que demandan los planos pedagógicos. Las exhibidas hasta ahora proceden del que pudiera ser llamado “individualismo pedagógico,” tendente a mostrar a los niños fases de la vida, notas agradables que se arrancaron a las fábricas, a los gabinetes de física, a los laboratorios de química, a la agricultura, a las operaciones de pesca, a la extración de minerales, a la fauna que el hombre ha esclavizado y actualmente explota, acaso a lo más vulgarizado y utilizado en el diario vivir. Tal como están trazadas esas cintas divulgan conocimientos útiles que convienen al niño tanto como al hombre. Son elementos que ilustran más que instruyen. El plan pedagógico, con temas adecuados y con material *ad hoc" que hasta cierto punto sustituya al libro y facilite la tarea del profeso. rado, requiere un estudio previo, que hasta hoy no se ha hecho o no sabemos que se haya hecho, y ha de llevarse a la práctica bajo la dirección e inspección de personas de reconocida competencia y con la forzosa colaboración de los maestros, es decir de los únicos expertos en la materia. Será de veras nocivo que ocurra con las películas educativas lo que ha sucedido, y aun sucede a veces, con los argumentos destinados a la escena muda: que en su mayoría han sido escritos por quienes carecían de aptitudes, aunque esos atendados contra el Arte nuevo se justifiquen por la necesidad de ganarse el pan nuestro de cada día. En cuanto se generalice la aceptación de tales cintas, brotarán pedagogos cinematográficos, especialistas de la enseñanza que se desarrollarán como la cizaña en el campo. El "bluff" docente inundará las telas de los salones dedicados a los escolares. No tendrá la culpa el cinematógrafo, instrumento que, como todos los que andan en manos del hombre, necesita ser utilizado por quien lo conozca; pero los niños sufrirán las consecuencias por la desdichada orientación que a sus inteligencias se señale. Se renovarán los daños que no se ha hecho purgar a los antiguos dómines quienes actuaban brutalmente sobre las memorias en flor y obligaban a los cerebros infantiles a concepciones o reconstrucciones basadas en la lectura, a ver con los ojos de la inteligencia incipiente las cosas que no habían desfilado ante las pupilas. La selección de materias y la gradación en el estudio de éstas, han de prepararse con sumo esmero y a base de un plan pedagógico. Se llegará así al aprendizaje gradual, en sucesivas y lentas impresiones que se adapten a las aptitudes receptivas de los estudiantes, y se evitará que la curiosidad, elemento utilísimo de la enseñanza, se pierda infructuosamente como las visiones que se presentan cuando la atención está absorta en el examen de un problema íntimo. Es decir que las películas han de trazarse en forma que el niño disfrute al verlas y no las olvide a seguida de vistas. Para esa acción la pantalla es insuperable: la vista, el sentido más desarrollado en los escolares, por su autoespontaneidad, recoge todos los panoramas que se le ofrezcan, sea cual fuere su índole: panoramas de la Naturaleza, del Arte, de la Ciencia y de la Vida. Todo eso que llevado a la sencillez máxima y adaptado a las facultades perceptivas de los niños de corta edad, forma lo que en conjunto nutre la pedagogía. Y el cinematógrafo tiene el don de esclavizar las pupilas, agitar la memoria y aleccionar la inteligencia, como un mago que moldease a su antojo los cerebros en embrion. | Pácina 70! |: