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CINE-MUNDIAL
El Sol Poeta
N ESTE pais septentrional, donde son dio; sas la Niebla y la Nieve, la Bruma y la
= Tormenta, aquí donde el astro-rey, en el A invierno, sólo aparece tras la tarlatana de un cielo gris, enlutado, melancólico y amenazador,
las tierras meridionales tienen un encanto espe
cial, casi novelesco: el encanto de las cosas sofiadas
pero no vistas. Para un inglés, España, con su derroche de colorido es pais ideal donde un rayo
de sol hace el mismo efecto que una copa de
=> Jerez. Para un yanqui, las provincias de la fronD tera con Méjico, el dorado Oeste y, muy particu+ larmente la costa austral del Pacífico, representan los dominios de la luz. Allí no hay escarchas, ni nevadas, ni tenebrosa obscuridad que acorte el día y lo haga tétrico durante las dos terceras partes del año. Allí reina soberana la luz y, por consecuencia, la alegria... Alli se deben desarrollar las mejores novelas vividas. Alli, como en las abrasadas campiñas hispanas, también embo
) rracha el sol... J Y como el Cine es un haz de rayos de luz 4 A aprisionado por el genio, es natural que el Arte
Mudo tenga sus palacios donde el cielo no sea cortina de melancolía sino telón de fuego: en los Trópicos o en la zona templada, hasta donde no se atreva a llegar, tiritando, el invierno entumecedor...
California, pues, que es hija de España y que, por lo mismo, se viste de gala — de flores y de primavera — durante todo el año, fué escogida como centro cinematográfico por los productores de películas de los Estados Unidos. Ni Chicago, ni Nueva York, centros palpitantes de la industria, del comercio y de las finanzas, podrían competir en el terreno de la producción, con ese jardín encantador que se llama Los Angeles. En las Metrópolis se venden las cintas cinematográficas, pero en California es donde se hacen...
Es decir, se hacían...
Porque el oro es demasiado poderoso para inclinar la cerviz. El oro no quiere ser esclavo del sol, ni aun en cinematografía. Y, para humillación del arte, la industria tomó por su cuenta al milagro de la pantalla y las películas se convirtieron en un artículo de comercio, como otro cualquiera, de modo que quedaron sujetas a un “mercado”, con sus fluctuaciones y sus prosaicas exigencias. Y el sol, que es un poco poeta, y tiene caprichos, quedó relegado al tercero o cuarto lugar! ;
Fué un desengaño. Los productores, que tenían un programa, con sus números, sus fechas, sus cálculos y su nómina; un programa que, sin tomar en cuenta los caprichos del sol-poeta, establecía la manufactura de determinado número de fotodramas y de comedias dentro de determinado período de tiempo, tropezaron
NEGAR
1 El gran taller de FOX — 2 La casa de FAMOUS PLAYERS en Long Island —3 Los estudios de FAMOUS desde el aire.
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Enero, 1921 <