Cine-mundial (1921)

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CINE-MUNDIAL La Factura de Argumentos Cinematograficos Por A. VAN BUREN POWELL autor de la obra “Los Resúmenes de Argumentos Cinematográficos” y de “Belinda se Peina de Alto”, “Cuidado con la Pintura”, “Sally está de Prisa”, “Babette” y otros argumentos de películas, tanto originales como adaptados, VII Resumen Detallado de un argumento I QUEREMOS vender nuestras ideas cinematográficas mediante un resu men de nuestro argumento, en vez de entrar en la laboriosa tarea de detallar punto por punto el desarrollo de la historia respectiva, podemos emplear lo que se lama “un resumen detallado”. Si este resumen detallado del argumento es claro y completo, no es necesario hacer el resumen corto de que antes hablamos. Un resumen detallado es, en realidad, un manuscrito que relata nuestra historia en palabras claras, sencillas y sin confusión, a fin de dar a comprender al lector de qué trata el tema y en qué forma se presentan y desarrollan los acontecimientos. Si lo que queremos es presentar nuestros argumentos a los productores de los Estados Unidos, es indispensable que estén escritos en inglés y, al hacer la traducción, es esencial que tengamos cuidado de que ésta explique claramente nuestra idea, de modo que no haya riesgo de malas interpretaciones. Es un error común el suponer que mientras mayor número de palabras tiene una narración, más clara resulta, pues en realidad, el exceso de fraseología tiende a confundir al lector y a hacerle perder no solamente el hilo, sino el interés del relato. Pero tampoco debe incurrirse en la falta de emplear términos indefinidos, porque en ese caso la confusión es fatal. Un editor de argumentos recibió hace poco un resumen que estaba escrito, más o menos, en estos términos: “Rafael está enamorado de Mercedes. Joaquín también la ama. Van a verla y uno le dice que es un perverso.” Examinando la frase, se nota que no es posible averiguar quién le dijo a quién. Si, en vez de emplear esa frase ambigua, se usan los nombres de los personajes, aun a riesgo de incurrir en repeticiones, el resultado será esa claridad que todos debemos buscar, verbigracia: “Juan está enamorado de María. Pedro la ama también. Ambos van a ver a la joven y Pedro dice a ésta que Juan es un perverso, con lo que el segundo se indigna y quiere luchar con el primero.” Así no hay confusión posible. Debemos, asimismo, evitar que nuestro resumen tenga el estilo novelesco de una historia literaria, con sus diálogos y sus descripciones de los lugares en que la escena tiene efecto. Hay que recordar que la narración que hacemos está destinada a ser puesta en películas y que, aunque siempre resulta bien indicar los sitios en que se desarrolla la acción (como, por ejemplo, diciendo que el héroe y la heroína se dirigen al jardín), no es indispensable añadir, pongamos por caso, que la luna está derramando sus rayos de plata sobre las frondas rumorosas, o que el céfiro cuenta sus secretos a los arriates en flor del parque adormecido. También las palabras son inútiles, porque no pueden fotografiarse. Lo que un resumen debe contener es lo que los personajes HACEN, y no lo que piensan o dicen. Enero, 1921 < que han sido presentados con éxito cn la pantalla. N. de la R. — El senor Powell, que no solamente es un reconocido perito en argumentos cinematográficos, sino que ha escrito muchos asuntos para lienzo y un libro en que explica los detalles técnicos del arte de hacer esos argumentos, va a redactar, exclusivamente para CINEMUNDIAL, una serie de doce artículos sobre esta materia, de los cuales el séptimo aparece en estas columnas. Invitamos a nuestros lec tores a que consulten al señor Powell y q que le envien, en inglés, resúmenes de argumentos originales, a fin de que él haga la crítica respectiva y, tal vez, si la idea es aprovechable, ayude a sus autores a vender los susodichos argumentos. Al describir lo que nuestros personajes hacen, hay una regla que es preciso observar: nunca se describen acciones físicas sin importancia ni se confundan tales acciones con la verdaderamente importantes de la trama. La palabra “acción” en cinematografía significa el rápido movimiento o progresión de la idea de la trama y no precisamente los gestos o ademanes de cara y miembros. Más adelante, cuando hablemos del argumento como de un método para expresar nuestras ideas, encontraremos un lugar a propósito para describir estos gestos y ademanes. Pero en el resumen detallado, lo único que debe delinearse es el movimiento de los personajes al ir desarrollando la trama. Estemos seguros de haber aclarado muy bien este punto. Supongamos, por ejemplo, que, en nuestro argumento, Lolita va a fugarse del hogar en compañía de Miguel. Lo que hay que escribir, entonces, es esto: “Lolita apresura sus preparativos de fuga, mien tras Miguel aguarda impaciente bajo el balcón.” No debemos meternos a describir cómo “Lolita hace sus maletas, ni. cuántas son, ni lo que en ellas mete; ni tampoco hay que decir con exactitud el número de cigarrillos que el impaciente Miguel consume durante su espera. Lo único a que necesita uno aludir es la acción esencial del personaje de quien hablamos. Por ejemplo, si Miguel va a ser atacado por un asesino con una daga de la propiedad de Lolita, resultará bien que expliquemos, a su debido tiempo que, al pasar por la biblioteca, el susodicho asesino tropieza con la daga en cuestión, que es una de las antigúedades que adornan el aposento, y la roba. Este acto físico es importante para el desarrollo de la historia y por eso debe mencionarse y describirse. Sencillamente y sin tratar de ser floridos en el lenguaje, describamos nuestro argumento, procurando hacer el relato lo más interesante que podamos, desde el principio hasta el fin. Si, al tocar alguna situación emocionante, nos parece que podamos describir mejor a nuestros personajes, mediante el empleo del diálogo, no está vedado usar éste, pero debe ser corto y solamente aparecer cuando la narración no pueda entenderse bien sin él. No es indispensable restringir o aumentar a determinado número de palabras la extensión de nuestro relato. Aunque no debemos ser cansados, tampoco hay que pecar por lacónicos. Si decimos la historia y la decimos claramente, podemos emplear cinco mil palabras y hasta más, en algunos casos. Si queremos vender los argumentos, sus resúmenes deben ir escritos en máquina y empleando nada más una de las caras del papel. Al remitir el manuscrito, habremos de incluir siempre sellos o valores equivalentes para la devolución de la obra en caso de que nos sea devuelta por los editores. Asimismo, es conveniente acompañar un sobre con nuestra dirección. En suma, hay que ofrecer a las casas manufactureras todas las ventajas que podamos, para la lectura o devolución de nuestros argumentos, Ya que nos hemos propuesto dar a conocer todos los detalles de la técnica de los argumentos cinematográficos, en nuestro próximo: artículo hablaremos de su desarrollo. CONTESTACIONES A PREGUNTAS Advertencia — A pesar de que lo he recomendado desde estas columnas, las personas que a últimas fechas me han enviado, para su examen, sus argumentos cinematográficos, han olvidado incluir los sellos de correo indispensables para su devolución. No es posible que, sobre todo tratándose de paquetes voluminosos, yo me encargue de pagar el franqueo de cada uno de esos manuscritos. Consiguientemente, suplico a mis lectores nuevamente que me hagan el favor de incluir sellos o giro para los gastos postales. Señorita D. M.— Para saber si el argumento de usted tiene la suficiente extensión para integrar cinco rollos, pregúntese usted a sí misma, leyendo su historia, si ésta tiene interés y emoción bastantes para sostener la atención completa de los espectadores du rante hora y media, que es lo que tardan en pasar en el lienzo cinco rollos de celuloide. El poder de un argumento para sostener la atención, es lo que determina la cantidad de película que a su producción se destine. Señor P. G. V.— Las interrogaciones relativas a cuestiones técnicas se contestan aquí y no se cobra por tal servicio. Señorita M.— Anita Loos, Agnes C. Johnson, Frances Marion y otras escritoras de fama prueban, con su éxito en este ramo, que la manufactura de argumentos cinematográficos está abierta, como carrera, tanto a las mujeres como a los hombres. Señor S. P.— Usted me pregunta qué se vende mejor, si el drama o la comedia. Las producciones de cinco rollos son generalmente serias y aluden a los problemas de la vida. Pero las comedias, si son fieles a la realidad, pueden también tener esa extensión. En un rollo se muestran, en muchísimos casos, las comedias pantomimescas y de rompe y rasga. Pero casi siempre, el director es el que determina la extensión que deba darse a una producción, sea cual fuere el tema, ya que el autor no sabe, ni puede saber, los detalles íntimos de la producción propiamente dicha. sobre todo en lo que se refiere a las aptitudes de los actores. En términos generales, el drama tiene mejor mercado que la comedia. > PÁGINA 30