Cine-mundial (1921)

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MAR =2 1921 OcBassg1s \ SY > ` q q NS \ > D < S NS S SS EN d N $ des x WS NS: S SN) A Re ` N pen ¿SS S W AQ SS ow S Sy YA y qe q ) N A a D SS DS AS SS CCGG S FS NN NS SS) WS Published and distributed under permit (No. 637) authorized by the Act of October ` 6, 1917, on file at the Post Office of New York, N. Y. By order of the S President, A. S. Burlesson, Postmaster General. Angeles sin Alas L hablar de teatro o cinematógrafo y de cómo se hacen las obras de una y otra escena, salen a relucir la mar de elementos que se consideran esenciales para el éxito. Se cita al autor, al artista, al empresario que coordina y lanza la labor de ambos, al público que paga y sobre cuyos hombros se sostiene, aparentemente, el edificio teatral y cinematográfico. E RS En los Estados Unidos ningún cambio digno de mención se ha registrado en estos elementos durante el último año: los autores, artistas y empresarios no son ni mejores ni peores; el público continúa pagando con su acostumbrada mansedumbre, y, sin embargo, hay crisis. La situación resulta incomprensible para los de afuera y tampoco la entienden, por lo visto, los propios interesados. Una estrella de alta categoría — $4,500 semanales — comenta así el asunto: —j Cómo explicar las rebajas de sueldos y la cesantía de tanta gente? ¿No están, como antes, los teatros llenos? ¿No se cobran los mismos precios de entrada? x * xe Los que observan de cerca las evoluciones del teatro y el cine, meditando sobre ellas, casi han llegado a convencerse de que no constituyen “negucio” en la acepción comercial de la palabra. Las reglas que gobiernan las operaciones mercantiles comunes se aplican poco o nada. No hay norma de gastos, y los valores son tan problemáticos que precluyen todo cálculo fijo. Las utilidades que a veces rinden se evaporan como ganancias de juego, y nada más difícil que resarcirse de sus pérdidas. A millares podrían contarse los que, de año en año, invierten capital en compañías de teatro y cine y jamás vuelven a verlo. Es dinero que desaparece como por encanto. x x x “Angeles” llaman a estas personas en el argot teatral inglés: “caballos blancos” en el nuestro. Las de aquí, por su número y pujanza financiera, son una institución. El dinero que aportan proviene, en la inmensa mayoría de los casos, de actividades comerciales corrientes, y, como en éstas hay realmente crisis, se da el hecho curioso de que la escena muda, con los mismos elementos y ejerciendo análoga atracción sobre el público, floreciera hace un año y ande hoy cabeceando. : ¿No será refleja la dolencia actual del cinematógrafo? ¿No radicará el mal en los bolsillos de los “caballos blancos” ? > PÁcINaA 189 Marzo, 1921 <