Cine-mundial (1921)

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CINE-MUNDIAL Cronica de Puerto Rico | “Porto Rico Photoplays” — Llegan los artistas de Nueva York — Ruth Clifford y Goldon, los principales — Galanteria de ambos para con el público de San Juan que les aplaudió frenéticamente en algunas noches consecutivas — Las comedias de Constance Talmadge — La serie “El Rayo Invisible” — Y “Mala Sombra”. (NM NOS preguntan qué ha sido lo más notable del cine en el mes de enero en esta isla, es seguro que responderíamos, que la visita de los celebrados actores Ruth y Goldon, que han llegado para comenzar sus labores en la empresa creadora de películas “The Porto Rico Photoplays’. Ha sido el acontecimiento del mes, por muchas causas. No ya nosotros, que nuede sepamos descubrir en ello más hondos motivos de alborozo, sino cualquier mozo de mulas, habrá estimado un success la presencia aquí, oliente y caliente; de esas como figuras de levenda y de lo sobrenatural en el cine. Esa visita fué anunciada con anticipación por la prensa diaria; pero eso no hizo sino preparar la gran admiración que hubo de demostrársele a cada uno, en vítores v palmas. Es cierto que las estrellas de la escena muda resultan para el público tipos de novela. Algo como decir encarnaciones cuasi imposibles, y sólo estimadas con la fantasía. Porque hay un momento en la contemplación de las cintas, en que a esos laboriosos convencionales se les cree sin existencia real o, que existiendo. ante el mismo raciocinio aparecen en proporciones extraordinarias y fabulosas. De un lado lo exótico, lo no visto; ni el taller donde se mueven y hacen las creaciones, ni las personas que crean; v de otro, los asuntos, mitad realidades v mitad discreteos imaginativos, todo hace que queden esos eloriados artistas elididos de toda comunicación fácil y ostensible. Contando, además, con que nadie negará, aun con lo perfectamente mecánico de los procedimientos del arte, que el cine disfrutará, en mucho tiempo por venir, de una innegable ficción de milagro, de brujería, de prestidigitación admirable. Porque, ¿quién cree, a boca de jarro, inopinadamente, que la niña “Misterio” (Ruth), de “El Rayo Invisible”, raptada por su novio tan románticamente, V Sr. Ernesto Branger (viene de la página anterior) Mendoza es uno más de los que, habiendo heredado la destreza y gallardía de sus padres, justificará en no lejano futuro el valiente sport que va cada día arraigándose más en el entusiasmo de los pueblos al sur del Río Grande. Larga vida y buena espada deseamos al nuevo y va prometedor diestro. Marzo, (De nuestro corresponsal) deslizándose por unas cuantas sábanas, en peligrosa fuga, desde la ventana de un tercer piso, y sufriendo luego los inauditos secuestros, amenazas y torturas que le inflige la banda de malvados de levita, en la especie de catacumbas siniestras, lugar de pesadillas v maleficios, bajo la advocación, también, de la nigromántica sabia en mundanas fechorías, quién cree que es posible tenerla al pie, de cerca, de carne y huesos, con su aliento, con su frescura y belleza tan ingenuas, tan plácidas, y tan sugestiva como adorable? No fué un fenómeno de novelería el hacinamiento que para verla, y oírla, y contemplarla, hubo en el gran “Cine Luna”, donde por primera vez apareció al público esa Ruth encantadora, radiante de simpatía. Cuando apareció en el escenario, la ovación que se le tributó fué ensordecedora. Tuvo su aparición el señero incentivo de haberla visto en la película durante una hora treinta minutos, antes, en esa asombrosa serie de escamoteos espeluznantes. Y fué natural el regocijo admirativo, ya que tenía profundamente emocionado al selecto auditorio de la velada. Ruth nos mereció justa estima, porque elogios sinceros y. calurosos hizo de la bondad, belleza y encantos de nuestra isla. ¡Muchas gracias! a la moza de Arizona o de Ohio. El actor Goldon fué también presentado en “Rialto”, a poco de su llegada. Fué el primero que desde el proscenio obtuvo la cordial y encendida admiración de Puerto Rico. En la misma noche se pasó la cinta suya titulada “El Lazo Invisible”, en la que él sostiene la acción fundamental del drama, puede decirse, con propiedad irreprochable. Y a fe que en ella logra ganar la distinción y preeminencia comunes a los primeros actores-galanes de la pantalla. Sus frases de saludo a la isla fueron galantes v de exquisita delicadeza, protestas férvidas de cariño para todo lo isleño, a su sol, a su cielo y a sus paisajes hermosísimos, que él lo estimaba sonriente y maravillado. Y esto mismo acaeció en los cines “América”, “Puerto Rico”, “Victory Garden”, donde era ineludible su presencia, va que ellos, como en todos Jos cines de este país, cuentan con innumerables devotos de su arte y de sus obras magníficas. ¿No han ellos, así, grande novedad del mes? do y puesto en su punto, si gloria señala para alguien, esta es v será para quienes hubieren excitado la presentación de esas estrellas a sus favorecedores; si alguno merece agradecimiento, este será, sin duda, para “The Porto Rico Photoplays”. en los señores González y Lee, que concedieron v prohijaron esa alta novedad para el espectáculo, eanoso siempre de esos matices v de esas a modo de flores de fiesta yv de alegría. mas mira constituido la Y eso bien La crónica abraza cuanto se refiere a ese acontecimiento. Apenas llegaron—dentro de la segunda semana de enero—comenzaron a filmar la primera cinta, “Picachos de Oro”, tomando escenas en diferentes parajes de la ciudad y de la isla, en Loiza, en donde creo se tomó la escena de un casamiento y varios detalles de campo y de vida rural. Como se comprenderá, ello trajo a la superficie a todos los curiosos, sobre todo aquí en las calles, en San Juan, en donde hubieron de trabajar, se apiñaba la gente ávida de ver v gozar con las actitudes, v las ficciones, v la teatralidad del empeño cinematográfico, por primera vez, en propiedades definitivas, manejado y hecho realidad entre nosotros. gracias a la laboriosa v atrevida iniciativa de esa corporación de nativos progresistas y audaces. Con todo, nuestro deber es confesar que muchos hay que ignoran la existencia de esa nobilísima empresa, de tanta responsabilidad y de tanta importancia para la vida general de Puerto Rico. Porque a excepción de algunos periódicos que de vez en vez se han ocupado de ella en la información de noticias volanderas, poco se ha publicado, suficiente para el conocimiento general, y de manera que los mejores impulsos propenden al éxito más completo. Javier de Montepín, con “Su Majestad El Dinero” y “Su Alteza El Amor”, hizo algunas semanas de espectáculos. Cada novela, en tres jornadas, se exhibió en Rialto, en El Tres Banderas y en el Cine Luna, con asistencia regular; que no con llenos. Y pudimos contrastar, el tino que a veces tiene el público. Esas cintas son una adaptación de ambas novelas, fría e irregular. Carecé de cierta necesaria viveza, en el matiz, en la claridad de las súcesivas situaciones que van haciendo la unidad de la obra. Sólo logran defenderse con el arte irreprochable y la desconcertante belleza, y la gracia, v la simpatia de la eminentísima trágica Madame Fabianne Fábregas, que sostiene el interés en sus dos tipos magistralmente vívidos de Princesa de Latour en “S. M. El Dinero” v la obrerita ingenua v virtuosa, Lucila Gauthier, de “Su Alteza El Amor”. En verdad no ha habido estrenos de nada sobresaliente. Jack Pickford, con “Mala Sombra”. fué el único estreno digno de alabanzas. Es una comedia original, dentro del marco de las comedias de la cinematografía. El teatro tiene una hermosa comedia de los Quintero, “Mala Sombra”: v sería muy violento sospechar que es un calco; pero es lo cierto que concurre admirablemente, el autor, al modo de hacer, pensar v situar los comediógrafos andaluces, a esa hada negra y cuasi infernal. Y no le faltan a esta última “Mala Sombra” del cine sus buenas toneladas de gracia v buen sentido de lo cómico. Sigue El Norma sosteniendo programas brillantes. Y concurrido como pocos, además. El Puerto Rico, de la Parada 21, siempre rebosante; iluminado por la suerte de los hermanos Lloveras; El Luna, remozado v volviendo a lo que fué, con la inteligente dilisencia de los hermanos Vallecillo; Tres Banderas, formidable, con su público consecuente como ninguno (vor la antigúedad). Y en Arecibo, el Cine Arecibo, espléndido teatro rue se enseñorea como el primero de aquella villa. Y. en verdad que puede verse que no se ve por ninguna parte, ni se presiente, decadencia en el espectáculo. Aquí es verdadero vértigo lo que existe con este arte de la pantalla. No hay remedio. ' Enrique Le febre (Otros corresponsales en la página 232) Adachi Kinnosuke analiza en un artículo reciente del “New York World”, lo que él llama la “mejor película japonesa”. Se trata del drama “El Maestro Matsumoto”, de exauisito asunto y gran fuerza, en el que se inmortaliza la vida de aquel profesor niponés que, consagrado al levantamiento de la niñez, sacrificó su propia vida tratando de salvar a uno de sus discípulos en peligro de ahogarse. Ese incidente es el motivo de la excelente cinta, en la que se ha intercalado un pasaje de la leyenda de Jorge Washington y el arbusto de cerezo, en una escena en que aparece el noble maestro exponiéndole la moral de esa levenda a los discípulos. 1921 A A NS EÇç? PÁGINA 217